Vinilos… (XX) West Side Story

Se trata de una de las mas grandes películas de la historia del cine (10 Oscar) –para mí la número 1- y de uno de los mas grandes musicales en la historia del teatro. A pesar de contar con el libro de Arthur Laurents, la música de Leonard Bernstein, las letras de Stephen Sondheim, y la coreografía de Jerome Robbins se me hace difícil creer que los creadores de “West Side Story” pudieran imaginar la repercusión que iba a tener después del estreno en el Winter Garden Theatre de Nueva York el 26 de Septiembre de 1957, y su posterior éxito cinematográfico, a pesar del enorme esfuerzo y trabajo que tanto en el escenario como en el cine, tuvo el desarrollo del proyecto. Un relato que va mucho mas allá de la historia de Romeo y Julieta, manifiesta mas de 60 años después su permanente actualidad exponiendo conflictos como la inmigración, la marginación, las dificultades de la integración, la drogadicción y el alcoholismo. Al éxito teatral y cinematográfico se sumó el de la Banda Sonora Original (Original Sound Recording) al alcanzar el número 1 de las listas el 23 de octubre de 1961, obteniendo el triple platino (mas de 3 millones de copias vendidas). 

Como todas las grandes obras encierran anécdotas, pequeños y grandes momentos que tuvieron que ir resolviéndose cuando de las tablas de escenario hubo que pasar a rodar con cámaras de Panavisión 70 en las calles, incluso cambiando el desarrollo de la obra. Por ejemplo en el Winter Garden la parodia sobre el oficial Krupky tiene lugar después de la pelea, mientras que “Cool” la petición de calma, sucedía antes. Una vez llevado al cine se optó por cambiar ambas situaciones; no tenían sentido en la narración en un orden diferente al llevado al celuloide. No podía hacerse una parodia cuando la banda de los Sharks estaba traumatizada.

Antes de empezar el rodaje Ernest Lehman, responsable del guión y el director Robert Wise fueron a estudiar las localizaciones neoyorquinas de las zonas en las que los Sharks y los Jets se moverían. Recorrieron el “West”, contactaron con las bandas de los que les había informado la policía para estudiar y analizar los comportamientos sociales de la delincuencia en la zona. Profundizando en los contactos llegaron a un acuerdo con dichas bandas para que les ayudaran a mantener en orden y aislada la zona de rodaje. Al regresar al trabajo del guión tuvieron que hacer cambios en la forma de hablar de los personajes para adaptarse a la realidad, principalmente del ambiente puertorriqueño. 

Para rodar en la ciudad de los rascacielos se tuvieron pedir permisos de todo tipo, cortar calles, hacer obras en el asfalto, cavar hoyos para las cámaras. La música, grabada ya por Bernstein, tenía que sonar muy fuerte por las calles para que los actores-bailarines, a los que Jerome Robbins sometía una auténtica tortura hasta encontrar la perfección, pudieran sentir el ritmo y la melodía. Una de los datos que deja para la historia del rodaje en la Calle West 68th. y los patios donde se rodó es que ya no existen tras ser todo demolido para la construcción del Lincoln Center.

Hubo que ir haciendo cambios sobre la marcha. La primera secuencia del ballet duraba en el teatro apenas 15 segundos y en el cine había que llevarla hasta los 45 para meter al espectador en la trama. En la representación teatral los bailarines estaban estáticos pegados a los altos edificios y a Robert Wise se le ocurrió que la cámara fuera sobrevolando en un helicóptero la ciudad hasta llegar al patio en el Riff empezaría la acción con el chasquido de los dedos. Los excesos de coste llevarían a que los productores prescindieran de Robbins al regresar a Los Angeles para el rodaje en los estudios, pero se mantuvo a parte de su equipo y se reincorporó para intervenir en al montaje.

Todos los actores cantaron en directo pero finalmente fueron doblados, lo que llevó a situaciones complejas. Natalie Wood y el resto pensaban que no se había valorado  su esfuerzo en la coreografía con el equipo de Robbins, pero Wise pretendía dar mas naturalidad a la música. Había notas demasiado altas a las que era difícil llegar hasta cantantes como la propia Rita Moreno, de ahí que le encargara a Saul Chaplin la contratación de los cantantes destinados a doblar a los actores; María (Natalie Wood, por Marni Nixon), Toni (Richard Beymer, por Jim Bryant), Anita (Rita Moreno, por Betty Wand en las canciones “A boy like that” y “I have a love”) y Riff (Russ Tumblyn, por Tucker Smith). Tampoco había una buena relación personal entre Natalie Wood, ya consagrada y Richard Beymer. Al terminar las tomas, aunque fueran de lo más románticas cada uno se iba a su roulotte.

Leonard Bernstein, Jerome Robbins, Stephen Sondheim, Robert Wise, Arthur Laurents, Johhny Green, Saul Chaplin, Natalie Wood, Richard Beymer, (Rita Moreno, George Chakiris, Russ Tamblyn y resto del enorme equipo que desarrolló aquél formidable trabajo convertido en obra de arte cinematográfica, no podían imaginar el resultado de su formidable y creativo trabajo. Una obra maestra de arte, del cine de todos los tiempos.

En 1984 se publicó la grabación realizada por Leonard Bernstein dirigiendo a Josep Carreras, Kiri Te Kanawa, Kurt Ollmann, Tatiana Troyanos y Marilyn Horn en la versión clásica de la obra para la Deutsche Grammophone de la que se realizó un vídeo. En el video final que he incluido se puede comprobar lo que era trabajar co un genio como Berstein.




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