Vinilos para una reclusión (I)

Si la pandemia del Coronavirus, las autoridades sanitarias y las gubernamentales lo permiten, en principio el próximo 30 de Marzo regresaré a Madrid tras seis años de disfrute mediterráneo. Con tal motivo y ante una nueva mudanza me he ido desprendiendo de lo que con los años se ha ido convirtiendo en superfluo porque con el tiempo necesitas menos cosas, pero de lo que nunca me podré desprender es de la música y la radio inseparables compañeros en cualquiera de sus soportes. 
Es en ese momento cuando mientras haces repaso mental y físico de lo que tienes y lo que quieres llevarte los discos y cd’s que te han acompañado durante tantos años se te presentan como los amigos eternos e inseparables que siempre han estado a tu lado cuando los has necesitado para esconderte tras ellos. Y aparecen joyas que aunque las hayas escuchado una y mil veces a través de Internet toman carta de naturaleza. Es entonces cuando el vinilo te guiña un ojo y te recoge durante esa doble vigilia; la del encierro sanitario y la de espera de que todo vuelva a ser empaquetado para un nuevo traslado.
No hace mucho tiempo que un amigo me decía que precisamente ahora gracias a las plataformas como Apple Music o Spotify no necesitamos de los vinilos y cd’s para disfrutar de nuestra pasión musical. Pero no estoy de acuerdo. El placer de sacar de la estantería ese LP que hace tiempo –quizás años- que no escuchabas, al extraer el disco de su funda sientes como un pequeño guiño del vinilo, del artista que cual genio de la lámpara se te muestra y se dispone a que disfrutes de los deseos musicales que te va a ofrecer. Varios surcos y cortes por los que ese aguja shure que durante un tiempo largo ha dormido empieza a desperezarse para regresarte a otros momentos, otros tiempos.
Es entonces cuando vuelves a abrir esas carpetas y desplegado los encartes y dobles carpetas para empaparte de nuevo de las historias a través de los créditos de músicos y artistas que a medida que han evolucionado los soportes se han ido escondiendo o han desaparecido. Estos días, me temo semanas, que estaremos recluidos para mí va a ser un buen momento para rebuscar e indagar en el trabajo de músicos de estudio y sesión que han trabajado o colaborado en las obras de otros grandes consagrados o no. Se que voy a volver a disfrutar de giros, aspectos y arreglos musicales de unos tiempos en los que el trabajo de orfebre, compositor y creativo estaba mas y mejor valorado.   
Mi reclusión tiene estos días “cara A y Cara B” de vinilo y vuelvo a disfrutar de rock progresivo, sinfónico, country, folk, pop, ópera, música clásica, voces impresionantes, cantautores inolvidables,… Y cuando regresemos a nuestra nueva casa juntos mis discos y yo tornaremos a disfrutarnos, y esta vez no solo no me esconderé tras –o con- ellos sino que volveremos a disfrutar el genio del vinilo y yo recordando los buenos tiempos.

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