Una noche de otoño (IX)

Verano intenso (1)

Todo llega para quien sabe esperar
(Harry W. Longfellow)

Marinera:

¿Que intenso ha sido el verano, verdad? La frase que abre esta carta es de un poeta y dramaturgo estadounidense del siglo XIX que recorrió Europa en un par de ocasiones, llegando a venir a nuestro país. Sobre España escribiría varios relatos. Alguna de sus obras mas importantes son “The song of Hiawatha”, Paul Revere’s y Évangéline”.

Yendo al emocionante verano vivido no se me ocurre mejor canción que recordar una muy sencilla y hermosa de John Denver dedicada a la que, en aquél momento, era su mujer –Annie- y en ella, el autor refleja perfectamente las emociones y sensaciones que estoy viviendo, y que este verano me han llegado a “colmar” plenamente mis sentidos en todos los aspectos.


Espero no cansarte y poder trasladarte todo lo que he experimentado estas semanas, porque al haber sido tan intenso y profundo resulta casi imposible poder contarlo o describirlo de forma resumida. Discúlpame y ayúdame poniendo algo de tu imaginación porque ya verás que en algunos momentos tu presencia se ha hecho muy fuerte y real. Querría decirte a ti personalmente, y quizás lo haga algún día, si tú no me lo pides antes, que…  

***
Querido Joaquín:

Cada día que pasa tiene una nueva sorpresa. Desde que la conocí navego en una nube y aunque me baje y pegue los pies al suelo, un suceso inesperado me vuelve a embarcar por los cielos de las mas excitantes y dulces experiencias. Este verano me dejará huella. Como no se por dónde, ni como, empezar lo haré cronológicamente porque será mas sencillo, si bien en ocasiones tenga que volver atrasar o adelantar algún aspecto del relato.

En Alicante
Las vacaciones las comencé jugando al golf en Salamanca. El lunes lo dediqué a cerrar esas cosillas domésticas pendientes y el martes 25 por la tarde bajé a Alicante en compañía de las nuevas joyas discográficas recientemente adquiridas; los últimos CD’s de Johnny Cash, -me encantó “En la cuerda floja”, la película sobre su vida interpretada magistralmente por Joaquin Phoenix y Reese Whiterspoon- a cuyo estreno me invitó Manolo Fernandez, uno de los mas importantes comentaristas musicales de este país, además de especialista y amante de la country music, Emmylou Harris, Dolly Parton, Rita Coolidge y las “12 songs” de Neil Diamond. Embebido en la música hice el viaje hasta Campello con la firme intención de disfrutar y que, en compañía de mi hermano, a mi madre no se le hiciera duro el primer verano sin papá.


Partagat
Hablé con Benjamín y programamos algunas comidas, cenas, películas y excursiones por la Marina Baixa así como visitar lugares poco conocidos de Alicante realmente verdes y hermosos. Recorrimos lugares como el antiguo Balneario de las Aigües de Bussot, Relleu, Finestrat, Guadalest, Benifato, Benimantell, la Font de Partagat y rincones sorprendentes por su verdor, espesura y frescor. Realmente parecía que nos encontrábamos en el norte. Me sorprendió saber Alicante es la segunda provincia mas montañosa de España, con rocas de paredes verticales que sirven de entrenamiento y preparación para escaladores. Desde luego no se parecía en nada a lo que siempre se ha dado a conocer de la "millor terreta del mon".

El dato culinario lo pusieron una maravillosas albóndigas de bacalao que estaban preparando en una tasca de Benifato; un perro callejero, un anciano, un niño llorando y su madre regañándole, eran la imagen de la calle principal del pueblo a mediodía.

La película de las vacaciones fue “La casa del lago”, una comedia romántica y original, protagonizada por Sandra Bullock y Keanu Reaves, y como estoy algo sentimental me encantó. Otras pelis fueron “Poseidón”, “La sombra de la sospecha” y “Superman returns” –en homenaje a ti Joaquín-, pero la verdad es que todas eran flojillas. La mejor llegaría casi al final de las vacaciones, y claro no podía ser otra que la de mi Keira, “Piratas del Caribe 2”, pero ya te hablaré de ella  si llega la ocasión, así que ahora no te emociones. Los diez días disfrutados en la playa fueron un auténtico placer; con la compañía de Benja y Ana, las cenas, las comidas, los paseos, las conversaciones, las discusiones,… 

Otro de los descubrimientos fueron la paz, la tranquilidad y la transparencia de las aguas que encontré en Cabo Huertas. Iba todas las mañanas a disfrutar de la soledad, el silencio y de unos baños relajantes.

Junto a las excursiones otro momento cumbre de la primera parte de las vacaciones fue el día que navegamos con Juan Pablo y Julia -su mujer-, sus hujios, Manolo, Mari Carmen y yo en el barco del primero para recorrer la costa alicantina. Fue una jornada inolvidable llena de excitación y emociones fuertes, disfrutando del placer de la amistad y el mar, siempre el mar, y los lugares a los que nos llevó Juan Pablo, las rocas, los baños, la comida, hasta la siesta, de nuevo el baño, navegar, regreso y cena.

Fue un perfecto final de las vacaciones en la playa, y preludio de unos momentos inolvidables en el interior. Durante esos días Ella y yo seguíamos hablando e intercambiando mensajes mientras preparaba el viaje a Valladolid para ver a nuestro Mick Jagger y “sus chicos”.  

Regresando de Alicante el día 6 por la tarde me llamó Leonor -¿la recuerdas?- para decirme que el día de mas luz del año iba a ser el 8 de agosto y que ese día al ponerse el sol encendiera una vela pidiendo interiormente, a quien yo quisiera, que me iluminara para hacer realidad mis sueños. A pesar de que ya conoces mi agnosticismo sobre esos temas le hice caso. Esos días el sol se estaba ocultando alrededor de las nueve de la noche así que cuando dejé de ver su luz sobre los tejados de mi plaza encendí la vela e hice lo que me indicó. Me senté en el sofá, retomé la lectura de “En el último azul” de Carme Riera que, en forma novelada, trata sobre el último auto de fe y persecución de los judíos en Mallorca entre 1687 y 1691, y en el móvil sonó “Solitary man”, es decir, me llamaba.

Hablamos alrededor de media hora de mis vacaciones, la inmediatez de las suyas, lamenté que no pudiera ir a Valladolid y quedó en el aire la posibilidad de que viniera a Madrid a finales de agosto; iríamos a comer huevos fritos a Casa Lucio, recordando aquella inolvidable cena de años atrás con Rocío Jurado, preludio de una noche intensa que algún día contaré.

Estaba, no solo asombrado por la casualidad de la llamada si no que a partir de ese instante empecé a vivir una serie experiencias imposibles de sospechar y mucho menos soñar, aunque lo mejor aún no se había producido. Agosto me reservaba, en un pequeño y entrañable lugar de La Rioja, el momento mas vibrante.

La Rioja

Hay dos rutas para llegar a Logroño desde Madrid; una es atravesando Guadalajara en dirección a Medinaceli -¡que hermoso lugar!- y tras coronar el puerto de Piqueras recorrer el cauce del Iregua. En dirección norte por la N-111 recorriendo uno de los rincones mas hermosos de nuestro país. La otra es en dirección a Burgos, y al llegar a la capital castellana escoger entre la autopista y la antigua carretera nacional que recorre el Camino de Santiago en dirección opuesta a Compostela. Escogí la segunda por la emoción que supone ver el reto de la gente en su caminar hacia su meta en Galicia.

Por es carretera me dirigí hacía el lugar en el que viviría uno de los días mas hermosos. Será por la amistad y al cariño que nos profesamos Chema y yo, pero lo que me sucedió el 11 de agosto de 2006, en su tierra –en “su sitio”- no se me olvidará nunca.


(Continuará)

Próximo capítulo 2-Diciembre-2011: Verano intenso (2)



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