Nunca... (69) Mujeres ante el otoño del 79


Aquél año fue sin duda el de Supertramp y su Desayuno en América. Allá donde fueras sonaba constantemente, y no solo el tema central del disco sino cualquiera de ellos Gone to Hollywood, Logical song, Oh darling, Thake the long way home, etc. Llegaron al número 1 en todas las listas del mundo tanto en sencillos como en LP’s y aquí se les reconoció ese año obteniendo premios y galardones. Si el año anterior había sido el del “gato”, 1979 fue, sin duda, el del Desayuno en América.
En los intentos de captura de mejor producto nacional CBS echó las redes y en el mismo paquete se llevó a Víctor Manuel y a Ana belén. Él procedía de Discos Belter como ya comentamos, y ella de Fonogram (Phillips) donde había presentado varios trabajos de altísima calidad muy bien respaldados por la crítica pero que obtuvieron escasas ventas. La primera entrega para la compañía la realizó Víctor Manuel con Soy un corazón tendido al sol y el resultado había sido espectacular. Llegado el otoño era el momento de Ana. A tal fin el equipo de Tomás Muñoz no reparó en detalles de todo tipo tanto en la producción como en la elección de temas, arreglistas y productores, y el resultado fue un impresionante álbum titulado “Ana”.

El productor elegido fue Oscar Gómez y el arreglista Graham Presket. Los temas que lo componían era un formidable recorrido por todos los registros de la voz de Ana, empezando por el Agapimú de Mia Martini –versión española de Simone- siguiendo por un hermoso Se detuvo Abril del recientemente fallecido Juan Carlos Calderón y Víctor Manuel, Desde mi libertad y Siempre, de D. Vaona-P. Felisatti-V.M. San José, Los amores de Ana (M. Abades), Hombre de Porcelana del propio Víctor y unas excepcionales versiones de Days of Pearly Spencer de David MacWilliams titulada como Vuelo blanco de gaviota en la adaptación de su marido, Tu nombre, el Aubrey de David Gates –Bread- y Poco mas que nada (Without her, de Harry Nilsson).

Mi inclinación por su trabajo fue descarado por la calidad, arreglos, temas elegidos, producción y promoción. Desde el primer momento lo apoyé, y así lo transmití en cada programa sin recatarme lo más mínimo en elogios inclñuso el día que vino al programa y en las entrevistas que fuimos manteniendo posteriormente. De ahí surgió una amistad que se prolongó en el tiempo incluso en mi época de programas nocturnos o de director de emisoras. Con motivo de la publicación de cada nuevo trabajo acudía al programa que realizara o a la emisora en la que estuviera para compartir sensaciones musicales.
¡18 años! Habían pasado 18 años desde que publicó su primer disco hasta que la conocí. Desde Le plus belle pour aller danser toda una generación de adolescentes nos habíamos enamorado de ella y era uno de nuestros iconos. A pesar del tiempo transcurrido en el encuentro no me decepcionó; seguía manteniendo la belleza angelical de los 16 años con el poder de atracción de los 34.

Hablamos de sus inicios, sus raíces armenias, la salida de Bulgaria con sus padres siendo una niña, la música de los primeros años de la mano de Eddie, su hermano, su pasión por el rock, su relación y posterior matrimonio con Johnny Halliday, al que muchos consideraban el Elvis francés y su pasión por las dos ciudades que la tenían enamorada París y -¡que casualidad!- “la ciudad en la que nunca estuve”.

Su visita a España obedecía a la promoción de su nuevo sencillo I don’t want the night to end, que incluía actuación televisiva, una selección de entrevistas radiofónicas y de prensa debido al formidable éxito del tema que ya había entrado en las listas de ventas americanas. Por todos los poros se respiraba el estilo y el glamour de lo que es una artista en todos los sentidos y allí por dónde pasaba atraía la mirada de todos. Reconoció que como artista francesa le gustaba tocar todo tipo de estilos ya fueran de Michael Brecker o de Paulinho Da Costa.

Se consideraba una mujer inmensamente feliz por lo que estaba obteniendo con la música y el reconocimiento del público norteamericano, había conseguido con sus largas estancias en Norteamérica compenetrarse con sus gentes, gustos y raíces, y eso –decía- ha hecho mas fácil poder entrar en aquél mercado. En cualquier caso ese era uno de los destinos de su carrera como intérprete de todos los estilos porque como ella decía nunca había dejado de cantar –y vivir- rock. Ella era la reina del rock francés.

Una olvidada, María Lar

Hubo una cantante con un estilo muy personal, muy peculiar, Charo Ovelar, de nombre artístico María Lar. Se había dado a conocer en los casting que Nacho Artime y Jaime Azpilicueta habían llevado a cabo para el Superstar resultando elegida como un miembro mas del elenco, pero empezó a resaltar cuando tuvo que sustituir a Ángela Carrasco cada vez que la “Magdalena” titular tenía que hacer frente a sus giras. Firmó un contrato con CBS y publicó un sencillo cuyo tema principal era Viaje de Novios. Aunque no terminó de arrancar podía haber sido una voz fresca de la música que se quedó en el camino, como tantos otros, pero es de justicia que no queden en el olvido como dijímos en su momento de Carlos Luengo o Pedro Marín, aunque este tuvo un par de años de éxito clamorosos entre las fans y varios superventas rivalizando con otros como Iván a partir de este 1979.

El otoño… del 79 

Tras la llegada de José Luis Gil a Hispavox la carrera de Perales obtuvo un impulso que el artista conquense no se imaginaba un par de años atrás. Su LP del año anterior, Como la lluvia fresca, había sido uno de los mas vendidos. Yo me había puesto muy pesado con José Mª Cámara para que CBS sacara como sencillo la balada Creo en ti, una de las mejores canciones que Perales le había dado a Bosé, hasta que lo conseguí, convirtiéndose en uno de sus mayores éxitos.

José Luis no descansaba; solo lo había hecho para trabajar en un álbum maduro de una gran belleza, Tiempo de otoño. Las letras superaban a las anteriores, el LP rezumaba calidad por los cuatro costados y el propio Trabucchelli, que compartía producción con Danilo Vaona, se había dejado llevar por el nuevo aire y se crecía en su último trabajo con el cantautor.

El disco se abría con el que sería uno de los mayores éxitos de Perales, Me llamas, logrando el número 1 de ventas en singles, pero a ese disco le acompañaban una serie de canciones que consolidaron al cantautor como uno de los mas grandes de habla hispana y al que empezaron reclamar temas todo tipo de artistas. Y era lógico porque ese disco contenía grandes canciones como Adrián, El soñador, el drama de Isabel, Si a ti te hubieran dicho, Tu como yo, Un día mas y Tu país, pero el disco encerraba además dos temas que nunca se han separado de su carrera formando parte del mito Un velero llamado libertad y El amor.

Definitivamente Perales se había consolidado en nuestro país como ya lo había hecho en toda Hispanoamérica de la mano de José Luis Gil que poco tiempo después se convertiría en su manager en una relación que duraría varios años.

La mañana de Septiembre, Becaud-Diamond

El trabajo que habían desarrollado en los dos últimos años Gilbert Becaud y Neil Diamond estaba dando resultados; gracias a esa colaboración surgieron varias canciones que ocuparían dos álbumes del artista neoyorquino afincado en Los Angeles, September Morn y alguna de las composiciones de la banda sonora del film que estaba rodando con Richard Fleischer, pero ya llegaremos a ello.

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