Nunca... (67) La naturalista y la apátrida


En 1978 con la fulgurante y rotunda aparición en el mundo de la música de Bonnie Tyler de la mano de Alan Parsons y Kate Bush con David Gilmour, Joaquín Luqui se había deshecho en alabanzas tanto en el periódico como la radio resaltando con el slogan las nenas al ataque, oh yeah, los éxitos It’s a heartache y Wuthering heighs de las nuevas estrellas del pop británico respectivamente, y en la primavera-verano del 79 llegaba el turno de otras dos mujeres totalmente diferentes: Sally Oldfield y Lene Lovich.

Sally Oldfield
Eran dos mujeres que te atrapaban para su mundo desde órbitas diferentes y con ambas tuve la fortuna de compartir horas, mesa y mantel en diversas entrevistas. Sally era una mujer de estatura mediana, rubia y delicada, parecía como si una ráfaga de viento fuera a quebrarla, era dulce y emocional; parecía haber sido una mujer límite. Así la describí para el periódico y así se manifestó; Sensible, emocional y empática con los sentimientos de los demás. La frescura de su música y naturalidad eran la mejor imagen de su propia música.

Sus primeras apariciones públicas se produjeron junto a Mike Oldfield -su hermano- formando el dúo Sallyangie, pero la experiencia no les gustó a ninguno de los dos. El se entregaría a su primera gran obra Tubullar Bells y ella tardó algo mas en encontrar su sitio, que le vino en forma de “Agua purificadora” (Water bearer), su LP de presentación que incluía Espejos (Mirrors), y como en el caso de su hermano sorprendió a la crítica por su sonido, mas allá de la frescura de la música y la producción. Se diferenciaba de él por huir de lo grandioso y detenerse en la naturaleza.

Hablando con ella se percibía su interés por conocer la opinión de los demás y la forma en que sus composiciones llegaban al interlocutor. Para mí fue un ejercicio novedoso y estimulante porque no estaba habituado a que el artista mostrara mas interés por mi percepción de su obra que por la de enviar un mensaje concreto. En ningún momento hacía alarde por demostrar la cantidad de instrumentos que tocaba, intentaba –eso si- reflejar la pureza de su música y sensibilidad hacía un mundo mas limpio y transparente, como su música.

Tras conocerla fue mucho mas sencillo hablar de su música, las influencias, los orígenes y principalmente esperar la recepción del oyente en mi caso. Puedo decir que fue una experiencia totalmente fresca y natural, como su música. Algo que le deberé siempre al desaparecido Carlos Juan Casado y su gusto por la música que podía ir de Jethro Tull a la de la misma Sally Oldfield.

Lene Lovich
Efectivamente era otro mundo, otro planeta. Lene Lovich era el segundo impacto del llamado Stiff Rock. Tras Ian Dury llegaba esta mujer amable, extrovertida, simpática y extremadamente sofisticada. De una personalidad muy acusada y que tuvo en Lucky numbers su lanzamiento al estrellato. Su personalidad no ocultaba en absoluto su sinceridad hasta tal punto que me reconoció que cuando entró en el estudio de grabación solo llevaba, además de la canción mencionada I think we’re alone now lo que simplificaba mucho la elección de la cara A del sencillo.

Esa era la historia del éxito de la canción pero era mas interesante la vida de la artista. El primer Lp titulado Stateless (Apátrida) era toda una declaración de sus orígenes y vueltas por el mundo. Lene -decían- fue descubierta por Les Chappel, el guitarrista que la acompañaría en sus conciertos, en un club de Budapest, aunque ella era natural de Detroit. Lene bromeaba contando que sus padres eran de uno de los países ubicados tras el "Telón de acero" y que tras recorrer medio mundo llegó a sentirse apátrida aunque adoptó la nacionalidad norteamericana. asta ahí

Hasta ahí parte de la historia promocional porque en realidad debido a esos orígenes la compañía discográfica montó una historia que casi no se parecía en nada a la real. Ella bromeaba con ello y finalmente se encargó de explicar que realmente empezó a cantar en coros de Londres y tocando el saxo en la banda de un amigo. Conoció a la gente de Stiff Rock e inmediatamente se sintió acogida en la compañía como en una gran familia.

El llamado cokney rock que encabezaban Ian Dury, un jovencísimo Elvis Costello, Nick Lowe y ella misma, estaba relacionado con la música de los años 50 y primeros 60, algo con lo que Lene no estaba de acuerdo porque pensaba que el rock clásico estaba pasado y ellos buscaban nuevas metas, sentidos y sonidos diferentes.

Eran dos mujeres con sentidos musicales diametralmente opuestos, pero con las que aprendí y disfruté compartiendo mesa y mantel en intensas conversaciones sobre los diferentes aspectos del rock. Sally era una mujer todo ternura y sensibilidad, Lene era compleja, entrañable y divertida. 

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El final de la temporada radiofónica musical estaba próximo pero antes había que entregar los Premios a los Mas Importantes en una edición especial de El Gran Musical realizada en el Parque de Atracciones de Madrid presentada por Pepe Cañaveras y Joaquín Prat. Por allí pasaron a recoger sus premios Tequila, Los Amaya, Pecos, Guadalquivir, Falcons, Paloma San Basilio, Miguel Bosé, María Jiménez, Felipe Campuzano, Leif Garret, Ian Dury, Magal, etc.

No iba a ser un final de temporada, aún faltaba una cita en Londres y la segunda edición del concurso de DJ’s, esta vez con el segundo trabajo de los chicos de Mark Knopfler, Dire Straits, titulado Communiqué, pero algo flotaba en el ambiente, algo que iba a cambiar muchas cosas y de forma radical, principalmente la forma de concebir la música en la radio.

Continuará... Nunca (68) El swing de cristal; Dire Straits

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