Nunca... (68) Dire Straits


Tras mas de un año de ser ignorados por su compañía discográfica y la repercusión que habían ido obteniendo las emisoras de OM norteamericanas llegó el momento de Dire Straits y sus Sultanes del Swing. Una vez mas la industria y los gurús de la crítica habían quedado en evidencia ante la “clase media” de los aficionados y las emisoras de “poca monta”. La realidad era obstinada y por fin el grupo de los hermanos Knopfler, Mark (29 años) y David (27), John Illsley y Pick Whitters encontraban el reconocimiento merecido.
Portada del primer LP de Dire Straits
Tras unos duros comienzos en pubs ingleses los dos hermanos y Illsley se metieron en un estudio de grabación en el que conocieron a Pick y terminaron formando lo que sería Dire Straits. Grabador cinco temas entre los que se encontraba Sultans of swing y se lo dieron a Charlie Guillet, un amigo de Mark, que tenía un programa de radio los fines de semana. Tres compañias pujaron por el grupo y a finales de 1977 firmaron con Fonogram Europa. Ese primer álbum, que tardó mas de un año y medio en triunfar tuvo un coste de producción, que había dirigido Muff Winwood de ¡25.000! dólares, es decir un millón y medio de pesetas de 1978, cuando el último trabajo de Led Zeppelin había alcanzado el medio millón de dólares.   

En las navidades de 1978 el grupo se había metido en los estudios de grabación de las Bahamas con Jerry Wexler y Barry Beckett. El resultado fue Communiqué, un salto cualitativo de tal magnitud que se consolidaron en la élite mundial del rock fijándose en el mayor de los Knopfler Steely Dan y el propio Dylan que le llamó para formar parte de su nuevo trabajo. 

Segundo LP, Communiqué
Ante esa situación y la gira programada en la primavera del 79, Fonogram España se volcó con el disco y nos invitó a Rafa Revert, Fernando Salaverri, Joaquín Luqui y a mi para ver su actuación en el Hammersmith Odeon londinese la última semana del mes de Mayo, y de ahí surgió la campaña para convertir Communiqué en la base del II Concurso Nacional de DJ’s.

La crónica del concierto la escribí resaltando en los titulares el sonido cristalino, puro y brillante del grupo de Mark Knopfler. A lo largo de la hora y media que diraban sus conciertos el grupo iba alternando los temas entre rítmicos y melódicos con la voz y la guitarra de Mark ejerciendo su liderazgo indiscutible. Temas del primer trabajo como Dawn to the waterline, In the gallery o Wild west end conseguían enfebrecernos, pero los momentos culminantes se producían al interpretar Lady Writer, de Communiqué, o Sultans of swing, del primer disco.

Cambios en el horizonte

La industria había tardado un año y medio en reconocer un nuevo fenómeno distraída con sus superstar, la misma que pensaba unos meses antes que con 35 o 40 años los grandes se les estaban haciendo viejos y cuando surgían nuevos valores no sabían verlos. En esta ocasión llegaron casi a tiempo también en nuestro país porque el single Sultanes del swing se había publicado a la vez y las emisoras de todo tipo, comerciales y minoritarias lo programábamos con asiduidad. Me recordaba un fenómeno parecido a la rumba Entre dos aguas de Paco de Lucía que se convirtió en éxito tras un año de sonar en la radio ante la insistencia de la audiencia. Pero esos tiempos iban a pasar. Entrábamos en una época en la que el negocio de la música y la radio iban a dar un cambio radical e irreversible.

En el vuelo de regreso de Londres Rafa fue comentando a Fernando algunos aspectos de los planes de futuro que tenía para Los 40 Principales, hablaba de una nueva programación, de emitir 24 horas, de programas para la noche y la repetición sistemática de los “objetivos”. No quería que la audiencia y las compañías le volvieran a sorprender como lo habían hecho con Pecos, desbancando del trono de la música en España a Camilo Sesto. Ese verano iba a consolidar un nuevo esquema de programación y contaba ya con el apoyo de Tomás Martín Blanco. Quería dar un giro a la tarde de los sábados con pepe Cañaveras. Joaquín y yo nos mirábamos sin entender demasiado aunque él ya intuía algo y de hecho me había anunciado cambios importantes para el otoño. Había escuchado cosas sueltas pero aún no había empezado a encajar las fichas.

Comentarios

Entradas populares