David Fincher y los críticos

David Fincher

Con motivo del estreno de la versión norteamericana de Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres, primera parte de la mundialmente aplaudida y leída trilogía de Stieg Larsson, el director de cine David Fincher ha manifestado en El País que los críticos “no sirven para nada”. No puedo estar mas de acuerdo con él. 

A lo largo de mi trayectoria profesional apenas si me he encontrado con una docena de profesionales de la información que, dando su opinión sobre una creación artística, hayan aportado algo de luz sobre la obra comentada porque la mayoría utilizan la profesión para el lucimiento personal en el que manifiestan un gran conocimiento documental sobre una obra, pero ninguna profundidad. Con frecuencia se confunde el comentario con los gustos personales, filias y fobias.

Antes de continuar con quiero aclarar que no estoy en contra de la crítica -en absoluto- pero si del uso y abuso que se hace de la malentendida. Las distintas definiciones de refieren a esa especialidad periodística como "La reacción, la opinión personal o análisis de un tema. Etimológicamente la palabra crítica está relacionada con criterio. En los años dedicados a la música nunca me gustó que se refirieran a mi como crítico musical porque creo que para serlo hay que tener un conocimiento del artista, de la obra y de los motivos que le han llevado a realizar su obra que sobrepasan a cualquier experto, los que por supuesto no es óbice para expresar una opinión con "criterio". 


Hay que poseer un bagaje cultural que se confunde muchas veces con el conocimiento enciclopédico. Son muy pocos los periodistas que se dedican a dar conferencias, escribir artículos, hacer críticas y publicar comentarios de conciertos que tengan nociones musicales. Si entiendo y comparto la crítica como una opinión personal que si es criticada también debe ser respetada, algo, por cierto, muy alejado de la realidad; ¿Alguien conoce a un "crítico" que admita la crítica?

Si se repasan las columnas que escriben se ve que lo suelen hacer sobre el fenómeno social, la entrega –o no- del público, la puesta en escena y poco mas. No suelen escribir nada del grupo que acompaña mas que dar sus nombres en una ficha técnica, si se han “cruzado” unos con otros, si la estructura de las canciones estaba bien llevada a la puesta en escena, etc. Y eso es debido al desconocimiento musical aunque hayan viajado por todo el mundo o sean amigos de tal o cual músico, cantante o grupo.

Sería interesante exigir a “esos críticos musicales” un conocimiento previo como sucede normalmente en el mundo de la música clásica, el teatro o la pintura, pero también en el cine. Hay una frase muy de moda entre ese grupo de “expertos” que dilapidan una obra con la expresión “No me interesa” o “No me aporta nada”, como si ellos fueran el centro del universo, el objetivo de la obra, el gurú al que la sociedad debe seguir o el oráculo de la cultura.

Son los mismos que no admiten el mas mínimo comentario “o crítica” sobre su trabajo enfrentándose quienes osan hacerlo acusándoles de intolerantes y contrarios a la libertad de expresión. Me parece petulante y soberbio erigirse en “crítico” de un arte. Soy partidario de la expresión “comentarista”. Mundo de soberbios… Son unos elementos que amparándose en su trabajo esconden sus frustraciones permitiéndose pontificar, reclamando ser seguidos por la masa…

Efectivamente esos críticos no sirven para nada, o mejor dicho no aportan nada positivo. Siempre se ha hablado y escrito sobre la crítica constructiva y la destructiva, la primera no la practican y la utilizan como una excusa de la segunda para reinar en un mundo de inútiles y medradores.

Efectivamente David, los críticos -esos- no sirven para nada… mas que para ellos mismos.

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