Nunca... (150) El apagón en la Seminci


Con motivo de celebrarse la Semana Internacional de Cine de Valladolid del 23 al 31 de octubre ese año, realizábamos un despliegue total para cubrir todos los acontecimientos del certamen cinematográfico con programas especiales que emitíamos desde el Centro Comercial de la calle Duque de la Victoria y entrevistas en los hoteles Olid y Felipe IV. Ese año invitamos a Iñaki Gabilondo para que viniera con el equipo del programa para realizar Hoy por hoy desde la sede de la Seminci, aunque finalmente por dificultades de emplazamiento resultó mas operativo hacerlo desde la misma emisora. Iñaki vino acompañado por Paloma Quintanilla, productora del programa, se instalaron en el mismo Hotel Olid y nos fuimos a cenar para dar un repaso a los contenidos y últimos flecos de la emisión del día siguiente.

El apagón
33 edición 1988

A las 9 de la mañana, en el momento que Iñaki saludaba a los oyentes desde Valladolid se produjo un apagón en el centro de la ciudad. Nos quedamos a oscuras e inmediatamente saltaron las baterías de reserva, útiles para emitir con lo mínimo y con la luz de las velas y linternas para leer la pauta fue saliendo el programa adelante. Uno de los invitados de aquella mañana era precisamente Fernando Lara, director de la Semana y amigo personal de Iñaki. Los hados querían jugar con nosotros cada vez que el responsable de un programa de cadena acudía a Valladolid. Recordamos el día que Andrés Caparrós se había quedado sin gasolina en el coche por fallos de la luz de testigo viniendo a Valladolid, y ahora el apagón en el centro de la ciudad…  Un par de horas mas tarde se solucionaban los problemas y la emisión llegó a su fin sin mas contratiempos, pero el stress de aquella mañana no se nos olvida a ninguno de los que padecimos el trance.

La Semana Internacional de Cine de Valladolid era uno de los acontecimientos mas importantes del año en la ciudad y resto de la región. Había comenzado su andadura en 1956 como Semana de Cine Religioso de Valladolid celebrándose durante la Semana Santa. Tras diferentes denominaciones y avatares, finalmente en 1973 pasó a denominarse como ya era reconocida mundialmente por el nivel de las películas que participaban para obtener la deseada Espiga de Oro, su máximo galardón. Fernando Lara dirigiría el certamen durante once ediciones, entre 1984 y 2004. El año anterior había obtenido el Premio la película de la Unión Soviética, Mañana fue la Guerra, de Yuri Kara, siendo la Mención especial del Jurado para la favorita, Ojos Negros, de Nikita Mihalkov. En 1988 lo ganaría la película británica de Terence Davis, Voces distantes.

Una muestra de la calidad y nivel de la Seminci lo ofrece el catálogo de filmes que han pasado por ahí como El séptimo sello y El Manantial de la Doncella, de Ingmar Bergman, Primera Plana de Billy Wilder, Alguien voló sobre el nido del cuco, de Milos Forman, El niño salvaje, de François Truffaut, Loca evasión, de Steven Spilberg, Thelma y Louise, de Ridley Scott, o La naranja mecánica de Barry Lyndon.

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Asamblea en Zaragoza

Tras las ediciones de Palma de Mallorca, Madrid, y Jerez de la frontera, llegaba el turno de Zaragoza en el itinerante recorrido de la Ser por el país. A  la capital aragonesa llegaron como todos los años los principales directivos del Grupo a los que se invitaba para conocernos todos mejor y establecer sinergias, principalmente entre el periódico y la radio, y allí acudiría la plana mayor del diario El País. Las asambleas se convertían en el momento ideal para que los directores pudiéramos plantear las necesidades de nuestras emisoras a las altas esferas, al margen de los despachos semanales o mensuales de carácter individual. En dichas reuniones, además de tratar la política empresarial, conocer los nuevos sistemas de trabajo, la incorporación de las nuevas tecnologías, programas, líneas maestras de la cadena convencional y las musicales, servían para que la gente de la radio y el periódico intercambiáramos experiencias. Una de las mañanas durante un coffe-break pude comprobar la complicidad personal y profesional entre Delkáder y Relaño en diferentes reuniones entre ambos. A fin de cuentas ambos eran “pata negra” del periódico y estaban diseñando el futuro de la radio deportiva de la Ser.

El día de mi llegada llamé a Ángel Tamayo que llevaba desde Mayo en la capital aragonesa como nuevo director de Radio Minuto de Zaragoza para, tras recordar los tiempos que compartimos en Guadalajara, ver como le sentaba su nuevo status de responsable de emisora, si bien es cierto que tenia una tarea complicada porque tenía que competir con El Heraldo de Aragón y Radio Zaragoza dirigida por su propietario y asociado a la Ser, Jesús Muro.

Al finalizar cada jornada siempre había tiempo para el esparcimiento y en la reunión de Zaragoza tuvimos dos momentos culminantes, uno gastronómico en una cena pantagruélica al día siguiente de nuestra llegada y en el otro asistimos bajo el frío gélido del otoño de la noche zaragozana a un “concierto” de jotas al aire libre. Acto al que asistimos debidamente coronados con el cachirulo correspondiente. Tras aquella experiencia siempre que podíamos en cada Asamblea algunos de nosotros nos escaqueábamos del acto folklórico local. Los encuentros oficiales se produjeron con el Alcalde Antonio González Triviño, que había sustituido al fallecer en 1986 a uno de los mas carismáticos ediles de la joven democracia, Ramón Sainz de Varanda. El presidente de la Diputación General era otra de las figuras señeras de Aragón, Hipólito Gómez de las Roces y como maestro de ceremonias intervino Jesús Muro, director de Radio Zaragoza S. A., entonces emisora asociada a la SER.

EAJ-101 Radio Zaragoza

La emisora de la capital aragonesa tenía un pasado muy ligado al franquismo. Había sido inaugurada por su fundador Jesús Muro Sevilla, un político conservador y jefe provincial de Falange, el 19 de Abril de 1938 ante la presencia del mismo Franco. Al ser una emisora de fuerte implantación y muy bien relacionada con El Heraldo era interesante tenerla cerca del estilo de la Ser, de ahí que fuera una de las primeras en ser visitadas por la Asamblea Anual de Directores. La familia Muro, con Julián y Jesús a la cabeza irían poco a poco entrando en la filosofía y gestión de la Ser, que llevaría en un primer momento a la fusión de las emisoras de El Heraldo con Radio Minuto y las que finalmente obtendría Manuel Campo Vidal. A pesar de todo hubo momentos de tensión en los discursos de la cena de clausura por parte de Jesús Muro. Con el paso de los años, y el trabajo de Ángel Tamayo y Ventura García, un hombre importante en la gestión radiofónica procedente de Radio Barcelona que desarrollaría un extraordinario papel en la Ser hasta su fallecimiento, harían que la familia Muro vendiera las acciones de su grupo de emisoras a la Ser.

El impresionante aspecto de
navío del Castillo de Peñafiel
Regresé a casa atravesando las tierras de Aragón y Castilla por la vieja carretera de Tarazona-Soria-Aranda de Duero. Disfruté de las vistas de ese imponente y maravilloso castillo con forma de navío de Peñafiel y cayendo la noche del domingo entraba en El Pichón. Volvía ilusionado con hacer partícipe a mi equipo de las novedades de la temporada. La emisora me había atrapado plenamente tras un largo periodo de afianzamiento y osmosis con la gente de la radio. Había empezado a amarla y a sentirla como propia. Disfrutaba ir a trabajar y cada vez que se producía la visita a la ciudad de algún amigo, compañeros, familia –mi hermano Carlos estaba haciendo la mili en Palencia- o artistas como Paloma San Basilio, Víctor Manuel o Tino Casal, al que en esa época producía Julián Ruiz, no disimulaba mi felicidad. 

Era imposible imaginar la ruptura que se estaba produciendo en la cúpula de la Ser, y mucho menos que yo fuera a ser el detonante de la crisis que a algunos nos marcara el resto de nuestra vida profesional.

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