Nunca... (99) El dios del rock y de la lluvia, la noche de los Rolling Stones


Tras la emocionante noche con Paul Simon y Art Garfunkel en Vallecas nos esperaba la mas grande sorpresa jamás soñada en otro campo de fútbol a pesar del nefasto Pablo Porta, presidente de la Federación Española de Fútbol, deporte en el que se habían depositado todas las esperanzas e inversiones para ese año en nuestro país, pero en el que no encontramos satisfacción alguna. De dárnosla se encargaría aquél año la música -siempre la música- si bien en esta ocasión se vio acompañada por los mejores y mas grandes efectos jamás soñados por un artista. La noche de los Rolling Stones en el Calderón pasó a la historia de los mas de 60.000 afortunados que asistimos a la mas grande celebración musical del dios del rock.


Cuando tuve las entradas en mi poder recordé las palabras de Revert seis años atrás, cuando evitó que fuera a Barcelona a su primera visita del grupo a nuestro país, prometiéndome que vería a los Stones, pero realmente no fue debido a su mediación si no mas bien a mis relaciones y la colaboración de Joaquín. Así que cuando José Luis, Rocío, Paloma y yo salimos de casa para ir al Calderón no tuve mas remedio que recordar sus palabras premonitorias. Todo daba igual, solo nos preocupaba el cielo cubierto y la amenaza de unas nubes grises que se acercaban desde la Sierra del Guadarrama. Para evitar atascos salimos de casa a las cuatro de la tarde, fuimos en autobús hasta Moncloa y de allí al Calderón en Metro.

Se palpaba el ambiente de excitación en la concurrencia. Cuando entramos por la zona verde nos ubicamos en el fondo sur, tras la portería, a unos 80 metros del escenario, pero justo enfrente. Pertrechados con unos ligeros chubasqueros y con el avituallamiento de los bocadillos adecuados comentábamos el ambiente, que se enardeció con una enorme bronca cuando Pablo Porta apareció en el palco para asistir al concierto que formaba parte de los actos del Mundial de Fútbol. El presidente de la RFEF era uno de los personajes que mas trabas pusieron, no solo al concierto si no a los actos culturales paralelos al Mundial que había pedido la misma Casa Real, por temor a que se perjudicara la asistencia a los partidos, al margen de su nefasta gestión deportiva que nos llevó a una pronta eliminación del campeonato.

A la hora prevista del comienzo del concierto las negras nubes que nos habían acompañado desde casa soltaron todo su equipaje en una formidable tromba de agua acompañada de un generoso aparato eléctrico en forma de relámpagos y truenos. Aquello no parecía tener fin, los chubasqueros y paraguas no eran suficientes para impedir que nos caláramos y en un gesto de solidaridad con la audiencia y tras el estallido de un nuevo relámpago hizo su aparición en el escenario con un impermeable el dios de la lluvia para celebrar la mas hermosa ceremonia del rock jamás vivida diciendo la famosa rima en inglés “The rain in Spain falls mainly on the plain”… Ahí se ganó a un auditorio entregado  para finalmente, si no lo había hecho ya, meterse en el bolsillo a las chicas con su “Las chicas mas guapas del mundo están aquí esta noche”.

Y dejó de llover porque como escribiría Joaquín Luqui “ni el agua se atrevía con aquellos valientes que estaban dispuestos a todo”. A partir de ahí se sucedieron Let me go, Just my imagination, Tweanty flight rock, Going to a gogo, you can’t alwaysget what you want, Angie, Tumbling dice, She’s so cold, Miss you. Honky tonk woman, Brown sugar, etc. etc. Finalmente nos tenía preparado el mas hermoso agradecimiento cuando envuelto en una bandera de España se soltó una intensa y efervescente versión del legendario Satisfaction.


Al día siguiente Joaquín me confesaba lo mismo que escribiría para El Gran Musical, había visto tres veces a los Stones, en Barcelona, “la ciudad en la que nunca estuve” y Madrid. Y ese Día de San Fermín de 1982 en Madrid, para un navarro como él, había sido “lo más” de Mick y sus balas perdidas.

Los cuatro nos quedamos al acabar el concierto allí de pié un buen rato viendo los relámpagos que no habían cesado de acompañarnos todo el concierto. Cuando salimos del Vicente Calderón e íbamos subiendo por el Paseo Imperial hacia la Puerta de Toledo apenas hablábamos entre nosotros, un magnetismo imposible de describir, quizás el poder del dios del rock y la lluvia, nos impedía hacerlo. Habíamos vivido el más grande concierto jamás soñado.

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Nuevos horizontes

El verano pasó a velocidad de vértigo, quizás entretenidos en el Campeonato de fútbol a pasar del fracaso, los rumores políticos sobre un posible adelanto electoral, el estado de la ciudadanía por un cambio total en nuestro país, pero el caso es que las días pasaron también en un suspiro y cuando nos quisimos dar cuenta finalizaba el mes de Agosto. Tomás Martín Blanco me pidió que empezara a ir a Guadalajara, para hacer prospección de campo, comprobar que emisoras se escuchaban en bares, cafeterías, restaurantes, tiendas, etc. y le pasara un informe global, no era necesario que fuera exhaustivo pero si concreto. El viernes 3 de septiembre sería mi último día de trabajo en Radio Madrid, y me despedí con el mismo tema que me acompañló cuando tuve que abrir un paréntesis debido a lamili en mi época de Los 40 Principales en  Radio Madrid FM aquél ya lejano octubre de 1973, The long train running de los Dobbie Brothers...

Cuando entré por primera vez en la Avenida de José Antonio 32 el número 1 de Los 40 Principales era Amor Amar de Camilo Sesto, nueve años y medio después la calle se denominaba Gran Vía y las ventas de discos en España las dominaba Alan Parsons y su "Proyecto", como diría Ángel Álvarez; realmente muchas cosas habían cambiado en este país, y mas que iban a cambiar en las siguientes semanas. Tras 9 años en la antena de Radio Madrid cambiaba el micrófono por la gestión radiofónica. El lunes 6, a las diez de la mañana cogí el Ford Fiesta en dirección a la N-II rumbo a mi nuevo destino, Guadalajara.

Fin de la Primera Parte

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