Nunca... (104) "Pájaro que vuela va a la cazuela"

Tras montar la redacción de deportes con Quique y el apoyo de Toño en las transmisiones deportivas, principalmente del Deportivo Guadalajara, había que dar cobertura informativa al fin de semana. Toño se ofreció para hacer unas mañanas musicales con resúmenes de los siete días y llamadas de los oyentes, pero la experiencia duró poco tiempo; enseguida la gente mas joven empezó a ir por la radio para conocer el medio, ayudar y colaborar. Cuando nos dimos cuenta se había creado una "redacción muy especial" con gente muy joven, la mayoría sin cumplir aún los 18 años.

Quique empezó a llevar cosillas al programa y pronto se unieron un par de hermanas, Mari Carmen y Edelina. Toño le preguntó a la primera que sabía hacer a lo que ella le respondió con un grito tan espeluznante que la utilizaría para las historias de terror que él mismo se inventaba. Se incorporó Luis Miguel Martínez, uno de sus amigos, muy bueno contando historias muy cortas, entraron Lola, una amiga de Mamen, José Antonio García, al que apodaron Roberto “Chupagrifos”, que hacía el papel de un niño supersabiondo y Esther Rico. Surgió el “Desinformativo”, y al cabo de pocas semanas se había consolidado una frase que finalmente daría sentido y título al programa: “Pájaro que vuela,… va a la cazuela”, con una sintonía que quedó grabada en la memoria de una generación de oyentes de Ser Guadalajara que recientemente, cuando se celebró el 30 Aniversario de la emisora, muchos recordaban: “Arena caliente” del grupo de los hermanos Alfonso y Lucas Sainz, y Tony Luz, Los Pekenikes.

Llegaron José Miguel Blas y José Luis Yañez, que inmediatamente se apropiaron de la Unidad Móvil, un Volkswagen Polo de color beige que acababa de comprar para cubrir todo tipo de actos, pero a la que ellos le dieron “una nueva dimensión informativa”.

Entre el ingenio y la inquietud de Toño, el material de Quique, las aportaciones de los colaboradores, los descartes de las ruedas de prensa de la semana y la rumorología local, había material para que todo aquél que "se moviera en la foto guadalajareña" -aún sin quererlo- acabaría el sábado en “la cazuela”. Políticos de todo tipo y condición, ciudadanos, cualquier oyente que escuchara o supiera algo llamaba durante la semana a la radio para convertirse en corresponsales del programa. La audiencia colaboraba de tal forma que hubo una época en que algunas oyentes hasta se ofrecían para ir a los estudios con una bombona de camping-gas y hacer demostraciones culinarias.

Finalmente se consolidó un grupo “muy peligroso” que formaba la redacción del Pájaro, aunque realmente todos éramos miembros del equipo -a la vez que víctimas- porque cuando veíamos o escuchábamos algo “especial” decíamos “esto para el pájaro”, pero en cualquier caso hay que hacer un homenaje a aquellos auténticos pioneros de un tipo de radio que cuajó como una gran alternativa de humor, crítica y entretenimiento que hoy en día programan todas las cadenas. En ese sentido, como en otras muchas facetas, Ser Guadalajara fue pionera de contenidos que hoy se escuchan en la radio.

Toño, que era “muy de derechas”, como él dice, a pesar de trabajar en una cadena que “apoyaba el PSOE”, le encantaba llevar a la cazuela casi todas las semanas al alcalde, el socialista Javier Irizar, pero de ella tampoco se libraba -aunque menos- el presidente de la diputación, el popular Francisco Tomey, la directora de la Biblioteca Pública, Blanca Calvo, el director-gerente del Insalud, De Vicente, el teniente de alcalde, Ricardo Calvo, el presidente del Guadalajara, Emilio Moratilla, Carmelo, entrenador del primer equipo o jugadores como Becerra o Rubiñán, hasta el propio director de la emisora no estaba libre de “ser guisado”. Nadie se libraba de acabar “en la cazuela”.

Blas y Blanco "midiendo" la contaminación
(Foto: Libro Ser Guadalajara, Un paso por delante
de Álvaro Rojo Blas)
Para saber cómo se las gastaba el equipo del pájaro habría que haberles visto provocar a los fruteros de Guadalajara a raíz de la gtrágica explosión de Chernobil en Abril de 1986. José Miguel Blas y Jesús Blanco fueron –con la móvil, claro- al mercado tapados con mascarillas y utilizando los medidores de sonido de las consolas Itame, cambiando las polarizaciones cuando acercaban el micro a la fruta; los vúmetros se disparaban y hacían ver a los vendedores cómo afectaba la contaminación nuclear a las naranjas de los puestos… Al principio los querían matar, pero una vez aclarada la broma terminaron colaborando con el programa. En otra ocasión, a raíz de una fuerte nevada, se “inventaron” una pista de nieve que iba desde la cárcel, sita en la misma calle de la emisora, hasta la plaza de Santo Domingo…
En aquél programa colaboraron y llegaron a trabajar posteriormente en la emisora, entre otros, José Miguel Blas (después locutor y redactor), José Luis Yañez (técnico de sonido, multireparador, fabricante de aparatos de radio que llegó a ser alcalde de Hita, su pueblo), Mamen (sus gritos) y Edelina (mas tímida) Santos Vindel, Lola García (historias), Esther Rico Pérez (teléfonos), José Antonio García Molina (Chupagrifos), Lourdes Ayuso (encargada de la puerta y novia de Chupagrifos), Luis Miguel Martínez (historias y desinformativos, llegaría a ser responsable de la Revista 40), José Miguel García, Mónica Chaparro (poseedora de un “armario de voces” que triunfaría en Los Guiñoles de Canal+), Jesús Bueno (hoy jefe de informativos), Miguel Ángel Loranca (técnico de sonido) y Toño Martín, que conducía todo…, sin carnet.

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