El legado de Mourinho

Una de las características que hace grande al fútbol es que todo el mundo puede discutir sobre el. No importa el nivel de conocimiento o la experiencia, todos tienen derecho a expresarse desde los gustos individuales sobre el tipo de juego, y hasta los colores que cada uno defiende.
Foto: marca.com

De la imagen…

Mi club y mi equipo han experimentado en los últimos años un giro muy grande que les ha llevado de ser querido y respetado en todas partes, hasta el punto de que en la mayoría de las ciudades y regiones era el segundo equipo tras el de la propia localidad, excepto en Cataluña por motivos obvios de rivalidad con el F. C. Barcelona por ser “mas que un club”, representar a una nacionalidad y ver en la entidad merengue la imagen de los desagravios históricos a Cataluña, algo que he discutido en innumerables ocasiones con mis amigos culés y que el propio Alfredo Relaño destacó en su libro Nacidos para incordiarse por lo que no voy a entrar en ello. Ese proceso de debilitación de la imagen del Real Madrid hacia el resto de la sociedad -sus seguidores pensamos que la mantiene- no se ha producido de la noche a la mañana, ha ido creciendo desde la época de Mendoza, pasando por las gestiones de Lorenzo Sanz, Florentino Pérez, Fernando Martín, Luis Gómez-Montejano, Ramón Calderón, Vicente Boluda y de nuevo Florentino Pérez.

Pero lo que mas ha dañado la imagen del club, del equipo, ha sido la soberbia con que ha sido dirigido y cuyo máximo representante ha sido en los tres últimos años José Mourinho. Debo reconocer que cuando llegó al Madrid pensé que con él llegaba un nuevo tiempo de grandes posibilidades, éxitos, juego y campeonatos, se habría ante nosotros, pero no sé si fue su primera y severa derrota ante el Barça de Guardiola por 5-0 aquella nefasta jornada 13 en liga que aquél entrenador, “el special one” como el mismo se autodefinió al llegar a Inglaterra, cambió radicalmente. Se volvió mas duro e incisivo, se hizo dueño y señor de la plantilla y del club para no volver a tener un “accidente”. El resultado trajo consigo que los jugadores se apoyaran en él y tras las dudas de la liga que ganó el Barça se vengaron obteniendo ante el gran rival la Copa del Rey. El año siguiente fue el de los récords en Liga de puntos y goles, e incluso podía haber sido el de la décima si no llega a ser porque Sergio Ramos envió un balón al universo. Y se torció la historia, si, creo que en ese penalty se torció definitivamente la historia de Mou en el Real Madrid.

El hombre que manejaba clubes y vestuario como nadie, no supo sacar de la “tristeza” a Cristiano, hundió en un mar de dudas a dos grandes delanteros como Benzema e Higuaín, malgestionó –por soberbia- la suplencia de Casillas, y finalmente se enfrentó a sus propios jugadores y tensó aun más la cuerda ante los medios hasta romperla.

Le defendí su primer año y medio contra todo y contra todos a pesar de que ir al Bernabeu cada domingo era un suplicio ver como jugaba mi equipo, le entregábamos el balón al rival, ejercíamos –si, perfectamente- el contraataque, pero un arma a utilizar en campos difíciles se había convertido en nuestro sistema de juego hasta en casa. Poco a poco me fue desinflando, empecé a ver los errores y lagunas, y el hartazgo de un juego aburrido y sin espectáculo, a pesar de los récords, se hizo insoportable alejándome del Bernabeu. El enorme precio del abono y un juego aburrido, acostumbrado a mas de 55 años de paladear un gran fútbol con todo tipo de entrenadores –hasta con Capello- en la “Basílica de la Castellana” -así llamaba yo al Estadio Santiago Bernabeu- hizo que finalmente, tras “celebrar” la liga de los récords decidiera no volver a pisar el estadio hasta que llegue un entrenador con un juego que me llene de alegría y me haga disfrutar.

…al enfrentamiento interno

Por supuesto que a mi edad sigo queriendo que mi equipo gane partidos y títulos, pero jugando bien, y si se pierde, que sea con honor como dice nuestro himno. Mourinho no solo me ha aburrido, lo peor es que ha enfrentado hasta al propio madridismo. Ahora discutimos entre nosotros, compañeros, amigos, familiares por su juego y herencia, y eso ya no se puede permitir. La presión que ha padecido el entrenador, según su presidente, ha motivado el enfrentamiento entre los seguidores hasta el punto de provocarse a si mismo hasta un plebiscito antes de un partido de liga para ver si se le quiere o no.


Yo soy del Real Madrid Club de Fútbol ni del presidente, ni del entrenador, soy de unos colores, de una historia, de una tradición y de una forma de entender el fútbol y tras mas de medio siglo de socio y ver absolutamente de todo seguiré siendo fiel a esos colores, disfrutaré con los éxitos de mi equipo, soportaré con la mejor expresión sus derrotas, me alegraré de sus títulos, pero siempre denunciaré públicamente a aquél que establezca una guerra civil entre nosotros y esa es la herencia de Mourinho y que Florentino Pérez no ha sabido gestionar hasta generar dos frentes dentro de la casa blanca; imperdonable.


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