Nunca... (96) Historia de un músico perdido


Fue un tipo que me cayó genial desde el primer momento. Teníamos gustos similares, principalmente nuestra admiración por The Moody Blues y el rock sinfónico. Vicente de Juan y Javier Cuevas pusieron toda su experiencia y conocimiento profesional, pero ni con el trío Edelweiss (1975), ni mas tarde con el dúo Atlántida y Ayer soñé (Zafiro-Novola 1976) consiguió el hueco que su música se merecía. El penúltimo intento de Eduardo Martí fue con la versión en español del tema de Jimmy Scott, Hope you like it, titulado aquí como Mi canción (1978), pero tampoco hubo suerte. Finalmente lo intentó con su primer y único LP, Y ahora qué... recibido con grandes elogios por la crítica, pero no llegó al gran público a pesar de sus actuaciones en directo en El Gran Musical del Sábado o las visitas promocionales de las mañanas de los domingos.

La campaña de publicidad
A finales de 1981 Columbia hizo el último gran esfuerzo con el LP mencionado que todos los comentaristas elogiaron: Joaquín Luqui apostaba porque sería Superventas, Rafa Revert aseguraba que se lo merecía, Pepe Cañaveras decía de él que era una de las mejores voces españolas, Pepe Domingo resaltaba su personalidad artística, Pepe Fernández reconocía en él a una de las voces mas cálidas de la música en español, Arriaza estaba absolutamente convencido de que “pegaría”, a Paloma Varela le parecía uno de los mejores baladistas y yo insistía en que tenía que promocionar mas su actuaciones en directo para dar a conocer su música y su imagen. Cada uno de esos elogios sirvieron para su campaña de publicidad.

Partiendo de la guitarra o el piano como Justin Hayward, su música crecía con arreglos y orquestaciones que a pesar de ello mantenían frescura. Su formación musical veníe de la admiración por Crosby Stills, Nash y Young, The Hollies o The Eagles. Quizás ahí estaba su mayor problema para llegar al gran público; era –es- un músico demasiado completo que necesitaba manifestar su mundo a través de todas sus composiciones. El resto de su formación musical se completaba con Beethoven, Grieg, Tchaikovsky y Chopin. Un ejemplo de ello era el tema que daba título a su único larga duración.

Quizás su problema estuvo en mostrar su amplia formación musical y el extremo interés por dar a conocer toda su amplia gama, olvidándose de algo que Luis Merino denomina “centrar el foco”. Siempre inquieto tenía que recorrer todo el universo musical del rock. Finalmente Eduardo Martí se hundió en la sima de los desconocidos -cuando no olvidados- aunque su perseverancia le haga seguir trabajando como músico, arreglista y productor. Actualmente se prodiga poco en actuaciones en directo con Carretera y Manta, el grupo que ha formado con otros tres amigos.

Cuando está finalizando la primera parte de mi recorrido profesional he querido resaltar en Eduardo Martí, como anteriormente hice con Carlos Luengo, María Veranes, o María Lar (Charo Ovelar) –por ejemplo-, la valía de una gran cantidad de músicos que han entregado con pasión su vida a la música, y agradecerles los momentos de felicidad, conversaciones, confidencias y sueños que compartieron conmigo.

Comentarios

  1. Poca documentación para un gran cantante. Yo voy buscando en mp3 la canción "Y ahora que".

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  2. Poca documentación para un gran cantante. Yo voy buscando en mp3 la canción "Y ahora que"

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