Nunca... (94) La noche de Ramoncín cambio el curso

Junto al 27 por su significado literario, los años de la Segunda República y los de la Transición, 1982 es uno de los años mas importantes del siglo XX en la historía de España. En lo personal también lo fue dando un giro radical a mis expectativas profesionales, sueños y deseos aunque el año finalizaría con una maravillosa sorpresa.

La noche de Ramoncín fue clave

El comienzo de ese cambio se produjo la noche del miércoles 21 de enero. Ese día emitimos en el Club de Medianoche la tercera de la serie de entrevistas grabadas con Ramoncín, personaje de la semana por la reciente aparición de su disco Arañando la ciudad, que incluía temas como Hormigón, mujeres y alcohol, mas conocida como litros de alcohol, Nu babe, Presidiario, Burlando, Olvida mi cama, Flores negras o Mey, la Rumi, entre otras.

La entrevista arrancó sonando Nu babe, el tema estrella del disco y a partir de ahí seguimos recordando los inicios de la carrera de José Ramón Márquez Martínez, alias Ramoncín, desde 1975 cuando se presentó a una convocatoria de un grupo de Vallecas que buscaba cantante. La banda adoptó el nombre de W. C. y poco después grabaron su primer disco del que ya hablamos aquí, pasamos revista a los momentos mas conflictivos de su presentación en el Teatro Barceló -actualmente Pachá- y los escándalos que un grupo de “seguidores” provocaban para hacer fracasar sus conciertos. El propio Ramoncín me reconocía que esa gente que iba a reventar mis conciertos estaba claro que no estaba por la música porque la mejor forma de destrozarme era no acudir a mis conciertos… yo cuando he visto a un individuo debajo del escenario esperando a que me meara encima de él pensaba que a esa gente le iba la marcha… A veces pensé en guardar en un extintor los residuos de la semana y fumigar al personal porque era gente que realmente se lo merecía.

El mismo se sorprendía por que llegaban momentos en que se originaban problemas entre los propios asistentes a los conciertos y veía como se formaban grupos en los que la gente se daban de palos, yo mismo llegué a pensar que había mucho “masoca… aunque afortunadamente la gente se serenó con el paso del tiempo y no llegó a mas, aunque el mismo reconocía que tampoco duró mucho porque aquél año hicimos muchas galas, y la mayoría sin problemas aunque hubo cuatro o cinco sobadas como las de Bilbao, Zaragoza, y alguna otra”. El mismo reconoció que su actuación en El Gran Musical fue la bomba porque tengo filmaciones de cómo terminó aquello con gente metiendo en el agua del escenario del Parque de atracciones a algunos de los que habían ido a montar la bronca”, pero insistía en que aquello duró solo ese año y en pocos lugares.

Le resalté el papel que le habían puesto, o le habían colgado de “malo”. El reconocía que se sentía el malo de la película, pero que no le importaba, es más, yo soy un travieso, está claro que no debo gustar a mucha gente. Si yo de pronto empezara a gustar a la Grace de Mónaco y a cuatro o cinco mas me preocuparía. Yo tengo un compromiso social y ético –aseguraba- con gente que me preocupa y entiendo que a según que gente no les pueda caer bien.

La noche daba ocasión para hablar de música, pero también de relaciones personales y compromiso. Lo hicimos sobre los problemas que tuvieron el y Diana Polakov, su primera mujer, con la que se había casado antes de ser famoso, para divorciarse porque en este país no te podías casar por lo civil, te casabas por lo criminal y ese es uno de los aspectos que la democracia ha traído junto a otras muchas cosas  -a algunos- les ha pillado con el paso cambiado. El divorcio, como otras muchas cosas ha llegado muy tarde.

A partir de ese momento la entrevista giró hacia aspectos mas políticos y sociales entre los que destacaba que él nunca se había desencantado con la transición porque nunca estuve encantado. Ramoncín resaltaba el hecho de que Franco hubiera muerto en la cama, y no se hubiera producido una revolución como en Portugal para acabar con modos y maneras del pasado anclados en nuestra sociedad. Criticó duramente la hipocresía de la sociedad y la política, insistía en su desconfianza en la clase dirigente y consideraba todo como un gran circo. Realmente se desahogó.

Habitualmente realizaba las entrevistas la semana anterior a su emisión y quedaban archivadas en el departamento de emisiones. Antonio José Alés no las escuchaba antes de salir al aire, y esa noche del 21 de enero cuando oyó la conversación con Ramoncín se asustó por sus declaraciones. Me llamó al estudio muy alterado diciéndome que ese tipo de manifestaciones no podían salir en su programa. Le dije que no me parecía que hubiera nada incorrecto y la noche quedó tensa. No le dí mas importancia que un intercambio de opiniones –duro- pero nada más, aunque me advirtió que se lo comentaría a Tomás Martín Blanco, y me fui a preparar mi programa.

La bronca de Tomás

Al día siguiente a las cinco de la tarde sonó el teléfono de casa: Pilar Gumucio, la secretaria del director de programas, me pasaba con Tomás. Debía haber escuchado la entrevista en ese momento porque estaba muy alterado, dentro de su diplomacia habitual, pero aprovechando la confianza se despachó a gusto. No me podía creer lo que estaba escuchando le parecía mal que le hubiera dejado expresarse en el tono con el que lo había hecho, que tenía que haberle cortado cuando empezó a hablar de política, que en la Ser no se podían dar verter esas opiniones, que estaba seguro que yo no pensaba así, y que la entrevista debería haber sido solo musical… Me preguntó quien mas iba a ir en los siguientes días, y que ningún entrevistado se saliera del objeto de su visita. Estaba claro que la libertad de expresión no la había asumido el director de programas de la Ser demasiado mediatizado por el conservadurismo de Fontán, con el que se había alineado en el verano de 78 cuando estalló "la crisis oculta en la novena planta" en la que el consejo de administración quiso destituir al director general y Martín Blanco le apoyó frente a Varela, la opción progresista de la familia Garrigues, lo que abocó a la Ser a la primera bicefalia.  

Me quedé atónito, no daba crédito y no supe ni que decirle salvo que yo no veía nada extraño en esas declaraciones, que a fin de cuentas era la forma de pensar del cantante. Me insistió que lo que mas le había molestado era que cuando dijo Ramoncín que no había estado “desencantado con la transición” porque nunca había estado encantado, me reí… No estaba dispuesto a que se volviera a repetir algo así. Me advirtió que tomaría medidas que ya me haría llegar.

Paloma me tranquilizó y dijo que no me preocupara recordándome cómo era Tomás. Estaba claro que habría tenido un mal día y lo pagó conmigo. La salida de García, el mundial de fútbol, la situación política, la crisis del gobierno de la UCD y los nuevos rumbos que tomaba el país le tenían muy nervioso. En cualquier caso no tardaría en destapar sus cartas y cumplir con su amenaza. Solo hubo que esperar al mes de mayo.  


Próximamente: “El Rocío” de la Jurado

Comentarios

  1. Estimado amigo hecho en falta las listas de Superventas de estos años tan importantes de nuestras vidas. Agradeceria que siguieras publicandolas. Un abrazo entrañable

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  2. Estimado amigo: No se trata de ir publicando las listas históricas de Superventas. En este blog voy relatando mi relación con momentos de la radio, y en la época de la que estoy escribiendo ahora -1982- ya no estaba ligado con la radio musical, ni a las listas de 40 Principales o Superventas.

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