Nunca... (58) Palabras, malentendidos, lágrimas y luchas


La llegada de José Luis Gil a Hispavox llevó un aire nuevo al producto nacional de la compañía de los Vidal Zapater, y en seguida se notó su mano cambiando arreglistas, productores y músicos para los artistas españoles. Al margen del lanzamiento que realizó de Enrique y Ana con una gran campaña de imagen y promoción, se centró en los artistas nacionales, principalmente Mari Trini y José Luis Perales. La cantautora murciana había dejado mas de dos años atrás, y no sin conflictos, de trabajar con Rafael Trabuchelli en su búsqueda por nuevos sonidos para sus inquietudes musicales, y tras la experiencia de A. Parera Fons y José Luis Sanesteban encontró en Mariní Callejo y Danilo Vaona la horma de su zapato.

Desde Como el rocío, y principalmente en El tiempo y yo, me había estado anunciando un cambio radical en su carrera mostrándose a la vez quejosa de la escasa sensibilidad que notaba en la compañía por sus intentos innovadores, de modo que cuando Gil aplaudió su trabajo se sintió impulsada en su nuevo camino. El álbum llevaba el titulo genérico de Solo para ti y en el cada canción era una joya poética y musical en la que destacaba por encima de todas, Palabras.


Palabras; Choque entre Revert y Gil

La compañía se volcó en el producto con todos los medios y uno de los momentos mas importantes iba a ser la presentación del disco en el Teatro de la Comedia el 24 de Mayo. No se trataba de un concierto típico si no mas bien la puesta en escena de las canciones de Solo para ti. La expectación fue inmensa, pero hubo un choque de intereses entre Gil y Revert. Dos personas que además de orgullosas miraban, lógicamente por sus empresas. En el terreno musical si no se contaba con Los 40 Principales y su mas de un millón de oyentes como pieza fundamental, y casi única, además de los intereses publicitarios en El Gran Musical, un disco no funcionaba.

En otras ocasiones las divergencias habían sido con temas menores, si exceptuamos la leyenda negra de Revert con Julio Iglesias al que no apoyó en sus comienzos, o el enfrentamiento entre ambos en la presentación del nuevo disco de Juan Pardo en la casa de Gil en el Parque Conde de Orgaz porque había muy malas relaciones entre Pardo y Luqui, que Joaquín nos había trasladado. En esta ocasión Gil actuó defendiendo los intereses de su artista y consideró a Los 40 y a la Cadena Ser como una empresa mas, importante, pero una más, a la hora de la inversión publicitaria y promoción. Revert nos hizo ver que no estaría bien visto acudir al Teatro de la Comedia, y “la gente” de la FM no fuimos.


Al día siguiente yo tenía una comida con ella para hablar del disco. Era una entrevista para El Gran Musical. La cita fue a las dos y media en La Gran Tasca que había entonces en la calle Ballesta, detrás de la radio. Al llegar me saludo con el mismo cariño de siempre pero me dijo que estaba disgustada por el trato que le había dado la Ser, “su casa”. Antes de entrar en materia le pedí que me diera su versión. Ella estaba informada de todo el asunto y me dijo que se extrañó al no verme en el teatro ni que fuera a saludarla. Miguel Blasco la había informado de la situación y la recomendación que habíamos recibido. Me mostró el disgusto y a continuación me dijo que había asistido parte de la plana mayor de musicales de la Ser, Salaverri y Pepe Fernández incluidos. Yo palidecí y enmudecí; no me lo podía creer. Nos habían utilizado vilmente. Revert había querido hacer una demostración de fuerza reduciendo al máximo el nivel de asistencia de los locutores de su emisora a la presentación de la mayor y mejor obra de Mari Trini, quería darle a Gil en la cabeza de la artista con nosotros como herramienta.

Cuando vio mi reacción se dio cuenta de que habíamos sido engañados; me sentí dolido y frustrado. Al verme me cogió de la mano, me dio un beso y me abrazó. Su gesto me emocionó e hizo que se me saltaran las lágrimas porque me hablaba con el corazón. Siempre me he entregado a aquello en lo que he creído y nunca pude imaginar que se podía utilizar de esa manera al personal. La comida giró entonces a excavar en los sentimientos de cada uno e hizo que nos conociéramos en profundidad.

Aquél malentendido que había creado Revert sirvió para conocer el alma de una artista que me demostró que no me quería por ser un profesional de los medios, si no por mi mismo, y a partir de ese momento lo demostraría constantemente con llamadas, conversaciones y reuniones al margen del trabajo. Le dije que me iba a casar y que estaba plenamente enamorado de Paloma, se alegró conmigo, me felicitó y me dijo que siempre podía contar con ella porque desde aquél día ella era mi amiga y yo su amigo. Al final de la comida hablamos de incluso de los postres franceses recomendándome que después de un dulce había que dejarse algo de vino tinto en la copa para saborearlos y mejorar la digestión. Así fue como inicié la entrevista que el mes siguiente publicó El Gran Musical, haciendo mención al malentendido que a fin de cuentas sirvió para crear una firme y eterna amistad.



Una herida

Tras la comida le conté a Luqui la conversación que había tenido con Mari Trini, me dijo que se lo imaginaba. El no fue porque tenía un compromiso anterior pero me hizo ver a que tendría que ir con mas cuidado e intentar entender algunas maniobras en las que era mejor no involucrarme. Le pregunté que si tras esa “prueba de fidelidad” era el momento de presentar mi candidatura a las reuniones de musicales que él, Revert, Salaverri, Pepe Domingo y Pepe Fernández tenían semanalmente para discutir que discos se iban a apoyar y las inversiones publicitarias que había en la radio; me dijo que lo haría en una próxima reunión. Lo hizo un par de semanas mas tarde y me transmitió el resultado. Su propuesta había sido por 3 votos contra 2. No me dijo quien había roto el empate pero al facilitarme el argumento supuse quien había sido el que lo impidió: La “negativa” se basaba en que si entraba yo tendría que hacerlo también Olimpia y Anabel, y no estaban dispuestos a crear ese precedente. Un año después nacieron las reuniones de los martes en Gran Vía con los coordinadores de las principales emisoras de Los 40 Principales.

Si, eran palabras, palabras que hicieron daño, palabras que crearon malentendidos y lágrimas, palabras que arañaban y que ese día se abrieron dentro de mí una herida -la primera- que por momentos iba a parecer que cicatrizaba, lo harían en falso, pero yo había encontrado una amiga que lo sería hasta el final, hasta que se fue.

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Crisis oculta en la novena planta

En las altas esferas de la radio se producía una grave crisis en el verano del 78. La evolución de la sociedad española y los profundos cambios que se estaban produciendo requerían nuevas formas de gestión empresarial, de contenidos y comunicación en general, es decir una radio para la democracia y la nueva década que se anunciaba. La radio de los 60 y mitad de los 70 se había quedado obsoleta. Solo la radio músical evolucionaba.

La familia Garrigues, acionistas mayoritarios del grupo de empresas de la Ser, había tomado la decisión de desplazar de la dirección general de la radio a Eugenio Fontán nombrando al hasta entonces subdirector general, Ramón Varela, nuevo responsable. Unas semanas después y tras durísimas negociaciones y enfrentamientos entre los Fontán-Oñate y los Garrigues, en la que Tomás Martín Blanco tomó partido en un primer momento por los propietarios, pero al ver la defensa numantina que Fontán realizó de su puesto y despacho, cambió de bando consiguiendo mas poder dentro de la radio una vez que se decidió mantener el "statu quo" dejando a Varela como director general adjunto. Fontán y Martín Blanco siguieron apostando por la radio que iba falleciendo mientras la sociedad iba por otros derroteros y se anunciaban concesiones de nuevas emisoras de FM que iban a producir un cambio radical en el espectro radiofónico, pero ambos no lo supieron ver.

En alguna ocasión Tomás comentó que "es cierto que los Garrigues tenian visión de futuro" y él los consideraba "los liberales" -en el mejor sentido de la palabra, no en el que se conoce actualmente-, los Fontán eran "ucederos" -de tendencia a Alianza Popular-, y Varela era "sociata", según le reconoció a Lorenzo Díaz. Mantenía que Fontán era el hombre de Matinal Ser, Hora 25 y García. Los dos primeros programas fueron concebidos y desarrollados por Antonio Calderón y al tercero le "tiró" Fontán por celos, pero ya llegaremos a ello.

Aquella situación se prolongaría cinco años mas en una decadencia constante, cinco años que retrasaron la posible modernidad de la Ser y que la llevaría a una situación límite, salvada casi in extremis con la llegada de Polanco, pero esa es otra historia que también queda pendiente para mas adelante.

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Próximamente: “FM” y el Concurso nacional de DJ’s




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