Nunca... (52) 2 de Enero de 1978 (y II)


Sonrió ladeando la cabeza hacia la derecha mientras me tendió la mano. Me dijo que Revert la había enviado para verme. “¿Por algún motivo en especial?”, pregunté, y me contestó que iba a entrar en la FM. Salí del estudio, llamé a Rafa y me contestó que era la respuesta a lo que había estado solicitando desde el pasado verano. Alguien que me pudiera sustituir los domingos y en los viajes a conciertos. Me dijo que la tratara con esmero y tacto porque era “alguien especial”, que le enseñara todo lo que hacía. Por la mañana iría a ver a Olimpia porque pasaría a formar parte del equipo de Los 40.

Cuando terminó Joaquín el programa nos quedamos solos y empezamos a hablar de los gustos musicales de cada uno, lo que le gustaría hacer y su experiencia. Debido a su edad (21 años) apenas había trabajado, acababa de regresar de Inglaterra donde había pasado un año estudiando inglés y había que reconocer que su pronunciación era perfecta. Me hablaba de sus gustos musicales: José Larralde, Los Fronterizos, Leonard Cohen, y yo le contestaba con Eric Carmen, The Moody Blues, Neil Diamond –claro- y los españoles, coincidíamos en Serrat y Llach, no le gustaban demasiado los míos, Perales, San Basilio y Mari Trini, pero fuimos congeniando. A media tarde se marchó.

Al día siguiente subí a ver a Rafa para que me diera toda la información sobre la persona que había elegido para entrar en Los 40 y sustituirme los domingos. Entendía que tras pasar doce horas diarias de lunes a viernes, las votaciones de los sábados por la tarde, la hora de las novedades de Superventas LP’s, la edición del programa de los domingos tras ir a El Gran Musical y las entrevistas que ello conllevaba, era el momento de darme un respiro la tarde de los domingos. Pensé que Anabel sería la encargada de hacer ese trabajo, pero ella también estaba siendo muy utilizada para la FM, El Gran Musical (programa y revista) mas los programas y colaboraciones de la OM. Realmente la incorporación de Paloma era una buena idea. Y además sabía mucho de música. En las conversaciones de los días siguientes me lo demostró.

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Saturday Night Fever

Al tiempo que se producía el éxito mundial de Star Wars llegaba otro del mismo calibre; John Travolta, tras la desagradable colaboración en un papel poco agradecido en Carrie, de Brian de Palma, con Sissy Spacek, se convertía en el fenómeno de las discotecas con Saturday night fever. El film de John Badham superaría al director y consagraría definitivamente al actor, al productor, Robert Stigwood, dando además un giro radical y definitivo a la carrera de los Bee Gees.
Durante los primeros meses del año la promoción de los diferentes productos se vería afectado por el fenómeno Tony Manero, la moda de la “Fiebre” y todo lo que ello conllevaba. Polygram supo implantar a la perfección el fenómeno con fiestas y presentaciones en todas las salas de cine y discotecas del país.

Foto recuerdo de la fiesta presentación de la película.
De izquierda a derecha: JD, Antonio Bravo, Paloma, Fdo. Ayuso,
Anabel Padilla y Pepa Aparicio

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Pero era el momento de refrendar los mejores, y Mas Importantes de 1977. Los premiados serían Camilo Sesto –un año mas-, Pablo Abraira, Miguel Bosé, María Ostiz, Elsa Baeza, María Jiménez, Jarcha, Carlos Mejía Godoy y Oskorri por parte española. Los tiunfadores internacionales fueron Peter Frampton, Al Stewart, Peter Gabriel, Donna Summer, Thelma Houston, Sheila B. Devotion, Boeny M., Supertramp y Camel.

Cuadro de Honor de 1977 para El Gran Musical

1978 comenzaba como había terminado el año anterior, es decir, alternándose en lo mas alto de las listas de ventas de LP’s Los Súper 30 (recopilación de grandes éxitos del año de CBS) con Even in the quietest moments, de Supertramp, mientras que el Oxygene de Jean Michel Jarre se convertía en el tercero en discordia, pero encabezaba la lista de ventas de singles.

El trabajo en la redacción era frenético; nuestro país se estaba convirtiendo en un ir y venir de todo tipo de artistas. En el invierno de 1977 nos visitaron Café Creme, un experimento similar al de Rockcollection de Laurent Voulzy, pero con canciones únicamente de The Beatles, Collage, un grupo italiano de voces un tanto aniñadas que obtuvieron un gran éxito con Como dos niños y posteriormente con Poco a poco me enamoré e ti, las españolas internacionales Baccara, Mayte y María, que afincadas en Alemania hacían bailar a Europa con su Sorry, I’m a lady, Doctor Feelgood, ahora sin Wilko Johnson y con Lee Brilleaux como líder de la banda, de gira de actuaciones por España, y definitivamente Albert Hammond compartía su tiempo entre California y España.

Albert Hammond

Conocí a Albert tras el éxito mundial de When I need you, escrita junto a Carole Bayer Sager, y que consagraría como número 1 mundial a Leo Sayer. En el invierno de 1977 Hammond sacaba en nuestro país su segundo trabajo en español, Mi álbum de recuerdos, en el que hacía un recorrido por las canciones que escuchaba en las emisoras españolas en Gibraltar. Aunque inglés de nacimiento se trasladó al Peñón desde su Inglaterra natal siendo niño con sus padres. Aquél disco se abría con Estrellita, una canción que grabó como regalo para su madre en 1953.
Entrevistas con A. Hammond, Café Creme y Collage
en diciembre de 1977 publicadas en EGM de enero de 1978

Su pasión por la música le trajo a Madrid donde todos los domingos acudia a las matinales del Price con su grupo Diammon Boys. Ahí conocería al Dúo Dinámico, Miguel Ríos y artistas de la época. Me confesó que, como todos, el también se enamoró de Marisol, pero a mediados de los 60 y tras varias actuaciones por la Costa del Sol se marchó a Inglaterra, y de ahí a Estados Unidos. Pocos años después nos llegarían noticias con su primer gran éxito mundial a comienzos de los 70, It never rain in southern California, su primer gran número 1 mundial al que seguirían The free electric band, I don’t wanna die in an air disaster, I’m a train y el supercomercial Down by the river, producido por Oscar Gómez.

Realmente aquel invierno de 1977-78 fue frenético de visitas, idas y venidas, nuevas amistades y la aparición de quien se iba a convertir en mi descanso dominical, hasta que una noche al salir de la radio mientras esperábamos la llegada de un taxi que la llevara a su casa, en la esquina de Hortaleza con Gran Vía, bajo Telefónica, al despedirnos nuestros labios se cruzaron distraídamente quedándose pegados unos instantes hasta que llegó el coche.

Próximamente: Guapos, músicos y “El pollo frito”

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