5 Horas en Albacete 18 años después


Albacete no tuvo la culpa, ni sus gentes, ni los compañeros, ni el ambiente, ni el Parque Abelardo Sánchez -que me marcó como padre duro sin serlo- ni el colegio San Fernando, ni el Museo Provincial, ni sus pueblos, ni sus gentes, pero con ellos padecieron la injusticia que Silvio González y Eugenio Galdón cometieron en su momento por querer agradar a José Mª Aznar, Ana Botella y Miguel Ángel Rodríguez con mi "salida" de Radio Valladolid y llegada a Radio Albacete, y que, cuando llegué el momento, contaré.

Parque Abelardo Sánchez
Por ese motivo, esta vez, de vuelta del segundo viaje de invierno por Alicante me detuve en Albacete; hice parada y comida. Volver a ver a Pilar González, aquella becaria que pasó el verano de 2003 en el Gabinete de Prensa de la Ser y hoy es toda una estrella de Albacete TV o a Javier Palomero, 37 años después de nuestros primeros pasos por Radio Madrid FM y Los 40 Principales, aunque nos hemos seguido mutuamente, y viendo de forma discontinua, eran motivos mas que suficientes para volver a empolvarme los zapatos recorriendo sus calles y parques.

Pasaje Lodares
Esta vez, a pesar del frío manchego, disfrute del paseo por Gabriel Lodares, las calles Octavio Cuartero y Marqués de Molins, la Plaza del Altozano, el Paseo de la Libertad, el Pasaje Lodares, la Plaza de la Mancha, la calle Concepción, donde estuvo la radio en su día, recorrer el parque Abelardo Sánchez, y volver a la puerta del colegio San Fernando a la hora de la salida de los niños como si mis hijas estuvieran a punto de hacerlo en ese momento, ver las casas en las que vivimos en Periodista del Campo Aguilar o la del fantasma en la Avenida de España -otra historia que también contaré- me congratuló, pero hay algo que permanece dentro del viajero y esta vez no he querido hacer las fotos de esos lugares, no. Quizás la próxima vez.

Colegio San Fernando
Esta era la ocasión del reencuentro con calles, zonas y paisajes de forma circunstancial porque los protagonistas eran Pilar y Javier, con los que disfruté de mis primeras cinco horas tras 18 años de ausencia de una ciudad que me acogió durante cuatro años y que no tuvo la culpa de decisiones caprichosas. No tengo nada que perdonar a Albacete porque nunca tuvo la culpa, y si hay alguien responsable seré yo por no haber sabido agradecer el cariño con el que me rodearon entre Mayo de 1990 y Marzo de 1994.






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