Nunca... (140) Joaquín Díaz y las pinturas del doctor

Con motivo de la Navidad le dije a Carlos Blanco que quería hacer algo especial, pero con contenido auténtico, y autóctono. Me contó que la persona adecuada para hacer algo así sería Joaquín Díaz(*) con el que le unía una gran amistad. Yo sabía de su extraordinario trabajo porque le seguía desde sus inicios musicales a finales de los ‘60 en los que era un referente en el mundo estudiantil y universitario por sus conciertos e investigaciones recuperando romances, tradiciones, instrumentos, textos y demás elementos de nuestras raíces. Conocía su apoyo y producciones tanto de sus grabaciones como de sus colaboraciones con Movieplay, aquél sello legendario que daría a conocer a gente como Nuestro Pequeño Mundo o grabaciones sorprendentes como las de el trío Ramsés, Isaías y Pantaleón. Sabía que él había sido quien presentó a Cecilia a Nacho Saénz de Tejada y a Julio Seijas, el impulso que había dado a la carrera de Nuevo Mester de Juglaría, etc. Siempre entregado a su inabarcable pasión por el folklore y las tradiciones como se muestra en el trabajo recogido en al Fundación que lleva su nombre.  

Joaquín simboliza mucho mas para nosotros de lo que pueda significar Woody Guthrie o Pete Seeger para los norteamericanos. Díaz ha entregado su vida a no hacernos olvidar de dónde venimos para saber mejor a dónde nos dirigimos, resaltando como decía Shakespeare que “el pasado es el prólogo del futuro”. Es un hombre con quien la música y la cultura de este país siempre estará en deuda, así como eterna e inmensamente agradecido. Pero el también ha sabido entregar todo su conocimiento en la casa-museo de Urueña que entonces empezaba a soñar. Por eso cuando Blanco me habló de la posibilidad de encontrarme con Joaquín para comentarle el proyecto me sentí honrado y emocionado.

Nos vimos en la radio y en su naturalidad estaba dispuesto a compartir con la audiencia todo lo que quisiéramos, pero le convencí que consideraba su trabajo un honor y por supuesto sería recompensado en la modesta posibilidad económica que estaba a nuestro alcance. Puse a su disposición todo lo que fuera necesario para sacar adelante el proyecto y durante una semana estuvo viniendo a la emisora para seleccionar sintonías, transcribir textos y grabar los microespacios. Finalmente surgieron mas de 40 espacios que oscilaban entre los 2 y 3 minutos de duración que emitimos en rotación y multidifusión a través de Radio Valladolid y el circuito regional de Castilla y León dos de los cuales programé en el blog la reciente Navidad.


***


Había sido un año trepidante; apenas doce meses antes estábamos barajando la posibilidad de ir a Valladolid y terminaba el año poniendo en la antena de EAJ-47 microespacios sobre las tradiciones y leyendas de nuestro país. Paloma había perdido a su padre, sacrificado su trabajo por el mío, nos habíamos mudado de casa –una mas- y ciudad, pero a pesar de las ausencias y distancias nos encontrábamos mas asentados, y por fin, como regalo había llegado el teléfono. Ya no tendríamos que utilizar mas “el cambio”. 1988 se presentaba prometedor, con mas cambios, nombramientos y retos, pero con ganas de afrontarlos.

(*) Para saber mas de Joaquín Díaz: http://www.funjdiaz.net/index.php


Comentarios

Entradas populares