Nunca... (137) De la revolución comunera a la informativa
Tras
la agitada primavera con cambios, mudanzas, debates, elecciones, pleitos y demandas, se podía
suponer un verano relativamente apacible, pero al ser todo nuevo, trabajo,
ciudad, vecinos,… conllevaba estar con los ojos bien abiertos y alerta porque
en la central se sucedían los acontecimientos, y el estío no iba a ser
tranquilo. Aproveché para visitar emisoras de la región, conocer pueblos de la
provincia y uno de ellos, al margen de Simancas –el nuestro- que me había
seducido desde el primer día, me enamoré de Tordesillas, lugar donde los reinos
de España y Portugal se repartieron los derechos de navegación y conquista de
la Mar-Océana, y donde llegaron a descansar los restos de Felipe I en el
Monasterio de Santa Clara y en cuyo castillo quedó recluida de por vida la Reina Juana I de Castilla.
Castillo de Simancas, sede del Archivo Histórico |
Simancas
esta coronado por el castillo que recoge la memoria histórica de España -en
verano sede de cientos de golondrinas- y la Iglesia de El Salvador de estilo
románico, del que apenas quedan recuerdos y gótico, celebrada entre otros
motivos por formar parte del Camino de Santiago de Madrid. Rodeada por el
Pisuerga accedíamos al pueblo tras cruzar el puente medieval que había sido
base de la antigua calzada romana. El colegio público Los Zumacales era moderno
y estaba dirigido por un hombre sabio, culto y de amplia experiencia, Cayetano
Martínez de la Vega.
La revolución informativa
La
última semana de Julio se tomaron una serie de decisiones que serían
definitivas para los cambios que se producirían a lo largo de Septiembre. Por otro lado el viernes 7 de agosto fallecía tras una corta y dura enfermedad a los 37 años Joaquín Tena Arregui, uno de los hombres que junto a Ramón Varela habían pilotado la llegada de Prisa y su acomodo en la SER. El Grupo propietario de El País había tomado el mando en la gestión empresarial, pero
tras mantener el espíritu de la programación, era el momento de
proyectar la radio como medio informativo, mas allá del entretenimiento.
De hecho la Ser se había consolidado desde el 23-F como medio de referencia,
pero había llegado el momento de dar un salto adelante en el resto de
programas. Por otro lado, pasado el trance del referéndum de la OTAN, el papel de
Juan Roldán al frente de los informativos había “quedado amortizado” y era la
ocasión de poner al frente de la redacción a un hombre “del periódico” que, apoyado
por los profesionales de la casa como Fernando González, condujera a la redacción por un
camino de sinergia con El País.
Roldán
era un hombre moderado, centrista, que tras haber formado parte del equipo
fundacional de Diario 16, ser jefe de prensa de la UCD, corresponsal en Nueva
York de la Agencia EFE, y para TVE en Washington y Londres llegó a la dirección
de los servicios informativos la televisión pública con Eugenio Nasarre, y tras
el nombramiento de José Mª Calviño como director general del ente, pasó a
dirigir la redacción de Radio El País y de ahí a la Cadena Ser.
Finalizando el mes de Agosto presentó su dimisión “por razones personales”,
aunque advirtió de diferentes problemas de organigrama que le habrían impedido
desarrollar su trabajo como él hubiera deseado.
Nombramientos “en abierto”, la llegada de Delkáder
Pero la salida de Juan Roldán no era la única que se producía. Tras 27 años en la Ser, Joaquín Prat, una auténtica leyenda radiofónica, dejaba su casa de toda la vida para fichar por la Cope. En la historia reciente de la Ser ese es uno de los puntos de inflexión que anunciaba el camino que tomaría la antena en años sucesivos primando la información. En palabras del director general los hombres pasan a formar parte de la historia por su saber hacer y trascendencia, pero las instituciones y empresas permanecen con los hombres y mujeres que las siguen haciendo crecer cada día. Para comunicar ambos hechos Galdón convocó una reunión de trabajo con los directores de las emisoras a través de circuito interno.
Una
emisora se había equivocado al cambiar la emisión de estudio y la reunión
interna había “salido por las ondas”. A partir de ese momento cada vez que
había una reunión a través del circuito interno aumentaron las medidas de
seguridad sin poder evitar los chascarrillos y bromas, “saludando a la posible
audiencia externa no invitada”
Agradeció
a ambos los servicios prestados, anunció que en pocas fechas se daría a conocer
nuevos nombramientos y al recurrir al turno de ruegos y preguntas, tras las
inesperadas noticia apenas si hubo algún comentario. Una vez finalizada la
reunión le informaron que una emisora se había equivocado al cambiar la emisión
de estudio y su reunión había “salido por las ondas”. Desde entonces cada vez
que había una reunión a través de circuito interno se tomaban mayores medidas
de seguridad sin poder evitar los chascarrillos y bromas, “saludando a la
posible audiencia externa no invitada”.
El
24 de septiembre se daba conocer que “aquél director adjunto de El País de apellido
raro” que me comentó Ismael Mascarell en 1984, entonces director de RadioMurcia y Albacete, era nombrado director de los
servicios informativos de la Cadena Ser con categoría de subdirector general
aunque la comunicación interna se hizo efectiva tres semanas mas tarde.
Augusto Delkáder |
Comunicación interna sobre el nombramiento de Delkáder |
En la nota de prensa de su nombramiento se resaltaba que su llegada a la Ser “significaba un impulso definitivo para la consolidación de ésta como el primer sistema informativo, en credibilidad y audiencia, de toda la radio española”. Delkáder tenía 37 años y era licenciado en periodismo y derecho. Había comenzado su carrera en el Diario de Cádiz del que había llegado a ser director y formó parte del equipo fundacional de El País junto a Juan Luis Cebrián que se deshizo en alabanzas en un artículo que publicó en el periódico con motivo de su nombramiento como responsable de los informativos de la Ser.
La mañana seguía en manos del equipo de Iñaki Gabilondo y Mariano de la Banda, la tarde traería como novedad la incorporación de Ángel Casas, Julio
César Iglesias seguía al frente de Hora 25, Manuel Campo Vidal con Hora 25
punto y aparte, Chicho Ibáñez Serrador con sus Historias de medianoche en clave de misterio y humor, y Fernando
García Tola realizaba “su informativo” entes de las 2,00 de la
madrugada en el Toladiario. Lo que no
sospechaban algunos era que el siguiente paso de la “revolución tranquila” estaba en marcha e
iba a cobrarse cabezas del mas alto nivel.
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