Nunca... (86) De nuevo 23-F


Mariano de la Banda
Con motivo del 30 aniversario del intento de golpe de estado del 23-F publiqué un post el 23 de febrero de 2011 contando como transcurrieron los acontecimientos dentro de la única radio que contó todo lo que estaba pasando en el Congreso de los Diputados y el resto del país, ninguna otra. La noche de los transistores fue la noche de la SER. No pretendo ahora repetir aquél post, pero para seguir el hilo de lo que voy contando recuperaré algunos momentos añadiendo otros datos que algunos de los personajes que lo vivieron desde dentro han compartido conmigo como Mariano de la Banda, entonces responsable del Club de la Tarde, programa que se emitía de seis a ocho.

A las seis y veinte, con los primeros disparos, el director de programa se quedó solo ante el micro y Mariano Martín de Vidales, técnico de sonido de continuidad se empeñó en poner publicidad, de la Banda se opuso vehementemente y cogió un disco de versiones clásicas de temas de The Beatles que había realizado la London Symphonic Orchestra que el mismo pinchó en el plato. Martín de Vidales insistía en “salvar la publicidad”. Finalmente se impuso el criterio de De la Banda.

A pesar del desconocimiento por lo que está ocurriendo realmente dentro del Palacio de las Cortes, pero como por temas de derechos se grababa de forma habitual las 24 horas de emisión se fue recogiendo todo lo que iba saliendo en antena durante las votaciones. Debido a las noticias que llegaban sobre la entrada de la Guardia Civil a RTVE y ante la posibilidad de que suceda lo mismo con la SER, el director general, Eugenio Fontán, decide que esa grabación que se realizaba en el estudio de emisiones se hiciera desde el antiguo estudio de FM del final del pasillo de la segunda planta, cierra con llave y se la guarda, mientras que la emisión real se continuó realizando desde el estudio 6 (Continuidad).

Tejero en el Congreso 
(Foto: Manuel Pérez Barriopedro)
Emilio Olavarrieta, técnico de sonido que acompañaba a Rafael Luis Díaz en la cabina de transmisiones de la Cadena Ser en el Congreso, llama a través de la “magneto” (línea de órdenes interna) al estudio de continuidad diciendo que le obligan a cortar la señal que envía a los estudios centrales. Entra un número de la guardia civil y le dice que desde ese momento no toque nada, y así lo hace, dejando la “emisión abierta”. En un momento determinado Mariano de la Banda llama por esa línea de ordenes, y solo le hace una pregunta al técnico de sonido, para comprobar que todo está en orden y se encuentran bien tanto él como Rafael Luis Díaz; “¿Estas ahí verdad?” a lo que el técnico contestas con un lacónico “Exactamente”.

A las seis y media de esa tarde sonó el teléfono y una voz amiga me informaba de lo que estaba sucediendo en el Congreso de los Diputados. Solo pude hablar con Arturo de la Vega, jefe de emisiones, porque el resto de responsables de la cadena, Eugenio Fontán, director general, Ramón Varela, director general adjunto, Tomás Martín Blanco, director de programas y Fernando Ónega, nuevo director de informativos tras la marcha de Iñaki Gabilondo a TVE, Javier González Ferrari, subdirector, y Fernando González, responsables de informativos, estaban siguiendo al minuto cada instante de los acontecimientos.

Fernando Onega
Cuando llegué a la Radio, Javier González Ferrari ya se había puesto al frente del programa especial junto a Luis Rodríguez Olivares y José Joaquín Iriarte. Gracias al operativo que habían montado Olavarrieta, Mariano Revilla y Rafael Luis Díaz pudimos saber que ellos se encontraban bien y todo lo que iba sucediendo en la Cámara Baja.

Rafa contó en varias ocasiones, y a mi me reiteró hace dos años, que cuando vio entrar a la Guardia Civil, y tras los primeros momentos en los que narró la entrada de los golpistas en la Cámara, pensó en la caída de Allende en Chile, en su familia y en que acabaríamos todos en el campo de fútbol del Rayo Vallecano, no se porqué no pensé en el Bernabeu o en el Calderón, pero mi mente se fue al estadio de Vallecas. Me recordaba la sensación de estar viviendo algo muy importante y el papel trascendental que tenía la prensa, porque tras una experiencia como la vivida tras ser liberados todos nos fuimos a nuestros respectivos medios para seguir informando y contar lo que habíamos vivido”.

Rafael Luis Díaz formaba parte de un equipo de redactores que habían nacido a la información radiofónica con Hora 25. El había formado parte de aquella redacción que montó Antonio Calderón –uno de los hombres mas importantes de la historia de la radio- con un grupo de jóvenes periodistas que se fueron fraguando como grandes hombres de la radio informativa a lo largo de los años 70, por eso cuando llegó un acontecimiento como el del 23-F tenían una experiencia y un rodaje en la información que les hizo estar a la altura de las circunstancias.

Javier González Ferrari
La preocupación y  la excitación por los momentos históricos que estábamos viviendo hacían que la redacción de la segunda planta de Radio Madrid fuera un constante ir y venir a la sala de teletipos para ir conociendo lo poco que se podía informar desde el Congreso. Por un lado se envió a Antonio Jiménez con una unidad móvil a la plaza de Neptuno para que contara lo que podía averiguar desde allí y estableciera contacto con las autoridades y la Comisión de Subsecretarios que se había reunido en el Hotel Palace, y por otro en conexión con las cabeceras regionales de la Ser, que entonces eran Santiago, Bilbao, Barcelona, Valencia, Sevilla, y Zaragoza, se iba tomando el pulso a la actualidad girando el protagonismo como todos sabemos a Valencia por la decisión de Milán del Bosch de sacar los tanques a la calle. También preocupaba averiguar el respaldo que podía tener el secuestro de los diputados y las reacciones del resto de países. El cuadro directivo se reunió en el estudio en el que yo realizaba el programa de la noche y allí se iba grabando y escuchando lo que ocurría en el hemiciclo. Recuerdo el estupor que nos invadió a todos cuando los golpistas se llevaron a los portavoces de los grupos parlamentarios.


El único que parecía ajeno a lo que estaba sucediendo era José Mª García, centrado en preparar el programa que supuestamente tendría que hacer esa noche. Recuerdo que en un par de ocasiones se acercó a Martín Blanco y a Fontán para preguntar a qué hora iban a ir los deportes y con que duración. La primera vez le dijeron que “en función de los acontecimientos” y la segunda –cerca de las 11 de la noche- le respondieron que se podía ir a casa. El director de Extra-García se quedó en su despacho y poco después se marchó.

En un momento de la noche dejó de sonar la voz de Antonio Jiménez y el protagonismo se lo llevó José María García. Molesto por la decisión que se había tomado de no contar con él decidió por su cuenta ir la Carrera de San Jerónimo y a través de sus amistades militares consiguió una mejor ubicación para la Unidad Móvil de la Cadena Ser en la puerta del Hotel Palace y, una vez conseguido ese punto, le quitó el micrófono a Antonio Jiménez y subido al coche de la radio empezó a narrar lo que veía desde allí con su estilo deportivo. El malestar y enfado en la redacción fue mayúsculo y tanto Fontán como Varela, Martín Blanco y Onega le pidieron por línea interna que dejara de transmitir y devolviera el micro a Antonio Jiménez. Se consiguió a duras penas.
José Mª García, de espaldas de blanco 
Antonio Jiménez y de perfil Rafael L. Díaz

Esa noche José Mª García empezó a cavar su tumba en la Ser; unos meses mas tarde con motivo de otro intento de protagonismo del periodista deportivo con motivo de la segunda huelga de futbolistas, y en un pulso de poder con la cúpula empresarial, selló su salida de la Ser.

La aparición del Rey en la madrugada sirvió para tranquilizar los ánimos y empezar a comprender que la “aventura” de Tejero iba a fracasar; lo demás ya es conocido. Muchos años después Manolo Moreno me recordó la intervención de una de las personas que mas se significaron para abortar aquél intento golpista, Fernando Rodríguez Ventosa, -conocido como el 1111 por haber sido el número uno de todas sus promociones- era en ese momento jefe de operaciones del ejército español, y fue encargado de estar “controlando y supervisando” para el rey las funciones del general Armada, así como negociando la neutralización y el regreso a los cuarteles de los tanques que Milans del Bosch había sacado a la calle en Valencia y las operaciones del Coronel San Martín con la Acorazada Brunete. Un par de años mas tarde Rodríguez Ventosa fue nombrado Capitán General de Cataluña por el gobierno de Felipe González.

A las 7 de la mañana del día 24 de febrero algunos nos empezamos a marchar. Yo tenía que ir ese día a examinarme del permiso de conducir, pero estaba agotado. Al llegar a casa Paloma me convenció para presentarme y no pasar la convocatoria. Superé la prueba con la felicitación del ingeniero mientras me iba haciendo preguntas sobre la experiencia vivida al tiempo que escuchábamos por el auto-radio como salían los diputados del Palacio de las Cortes y eran arrestados los militares golpistas. Llegué a casa exhausto, comí algo y, esta vez, si pude dormir.

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