Nunca... (74) El genuino sabor americano


Antes de adentrarnos en las profundidades de la noche radiofónica, que duró tres años, hay que rescatar de la memoria algunos asuntos pendientes que no por olvidados en su momento son menos importantes. No me podría perdonar antes de seguir adelante que pasara por alto uno de los momentos mas importantes de la primavera de 1979, y un episodio profesional bochornoso. Cuando estos recuerdos pasen a formar parte del libro de mis memorias y vivencias radiofónicas ocupará su lugar correspondiente en el tiempo adecuado, pero ya es hora de referirme a la campaña del Genuino sabor americano que lanzó RCA para acercar parte del fondo de su catálogo a los aficionados a la buena música.

Manolo Díaz Pallarés se puso en contacto con Ángel Álvarez para rescatar de los archivos sonoros de RCA-España lo mas destacado de la música americana en sus diferentes estilos, desde la tradicional a lo mas destacado del cine, pasando por el blues, el dixieland, el big band, jazz, country, folk, mood y rock. Se trataba de dar a conocer las raíces de lo que vendría después, y a alguno de sus mas importantes representantes.

Con buen criterio los representantes de la compañía y el comentarista musical buscaron un patrocinador que diese la imagen de la música que se iba a promocionar, y fue una marca de tabaco, Winston, que entonces realizaba una campaña publicitaria en la que resaltaba su primer lugar como marca americana, la que se convirtió en el respaldo y patrocinador de la idea discográfica.

Carlos Dominguez (Charly) el guionista y productor de los programas de Ángel Álvarez de “casi” toda la vida, fue el encargado de realizar las presentaciones en un exhaustivo trabajo de documentación de cada ejemplar, así como resaltar los valores y aportaciones de la música americana al resto del mundo.

La selección musical

El primer volumen de la colección trataba de la música tradicional a través de la voz de Paul Robeson en 20 temas. El segundo se ocupaba del blues y estaba representado por Arthur Crudup, Sleepy John, Sonny Boy Williamson y Lonnie Jphnson, entre otros. El dixieland, en el tercer disco, lo representaban mejor que nadie el genial Louis Armstrtong, además de Turk Murphy & His San Francisco Jazz Band, Bourbon Street All Star Dixielanders, Original Dixieland Jazz Band, etc.
El mundo de las grandes bandas era protagonizado por Benny Goodman, Tommy Dorsey, Glenn Miller, Count Basie, y Larry Clinton entre los mas destacados en el cuarto y quinto disco. Las voces y sonidos del jazz ocupaban los volúmenes 6 y 7 con las voces, entre los mas destacados, de Cleo Laine, Shelly Manne, Gato Barbieri, John Dankworth, Lonnie Liston Smith, Duke Ellington, David Amram, Oliver Nelson, Buddy Rich y The Jazz Piano Quartet.

El octavo volumen, dedicado al mood, estaba representado por Bing Crosby, el noveno de la colección era el dedicado al country en el única voz del gran Waylon Jennings. El ronck and roll era el protagonista del décimo con su rey, Elvis Presley, el undécimo trataba sobre el folk con el legendario Woody Guthrie, y el duocécimo y último llevaba el sello de las grandes banda sonoras de Hollywood con la voz y el estilo de la diosa Marilyn Monroe, además de Bob Hope, Marlene Dietrich, Joan Crawford, Fred Astaire, Harpo Marx, Mickey Rooney y Ginger Rogers entre varios artistas.

La presentación, o “el micro es mío”

Una campaña de este tipo tenía que llevar una presentación mediática adecuada y en una brillante idea promocional se decidió realizarla por la noche en un crucero entre Barcelona y Palma de Mallorca. Nos trasladaron en un vuelo a Barcelona a casi todos los representantes de los medios de la capital y allí nos embarcaron para disfrutar de una noche de música cono lo mas importante y “genuino del sabor americano”.

Antonio Fernández (Radio Juventud) y yo habíamos cultivado una amistad que se mantendría a lo largo de los años, y juntos compartimos las emociones del viaje por la música desde la salida del puerto hasta ver amanecer en el Mediterráneo. Un placer musical que solo se vio alterado por el incidente protagonizado por José Luis Uribarri, entonces la persona mas popular de la música de nuestro país por ser el presentador y director del programa de TVE Aplauso, y Luis del Olmo que ya se había convertido en una notoriedad con su programa “De costa a costa” en RNE.

Efectivamente Ángel Álvarez había sido la voz de la campaña a través de cuñas y spots de televisión y, con buen criterio, la compañía discográfico había elegido a Uribarri y a Del Olmo, dos de los personajes mediáticos mas populares del momento, para presentar el acto en la fiesta nocturna del barco. Todo iba bien hasta que dio comienzo el acto el que ambos personajes salieron al escenario para resaltar lo mas importante del evento y en ese momento como si de dos niños de colegio se tratara se enzarzaron en una sutil, pero acalorada, y férrea, pelea por poseer el micro para hacerse notar de forma mas elocuente. Fueron apenas cinco minutos porque el resto del acto consistía en escuchar la música de la campaña, pero Antonio y yo nos sentimos tan abochornados que preferimos dejar aquél espectáculo mediático tan poco edificante y, entre las risas de los asistentes por el ridículo que se vivía en el escenario, salimos de la discoteca para volver a cubierta donde unos minutos después, terminado “el acto”, se nos unió Juan Miguel Ramírez, jefe de promoción de la compañía, que aún no salía de su asombro por el “show” que dos compañeros de nuestra profesión habían ofrecido.

Finalmente vimos amanecer en el mar de aquella mañana de primavera, y al llegar a Palma me trasladé inmediatamente al aeropuerto porque yo no podía quedarme para el viaje de regreso. Me esperaba el programa de la tarde del sábado. Rafa Revert había puesto como condición para asistir a la presentación del Genuino sabor americano que tendría que estar de regreso a mediodía.

No me podía perdonar este “olvido” por dos motivos; principalmente quería resaltar la importancia de aquella campaña de tan alto valor musical, y por el bochorno que viví y nunca olvidaré. En aquellos tiempos no había la lucha competitiva, soez, dura, cruel y antiprofesional que vendría unos años mas tarde, pero ya llegaremos a ello porque no tendrá desperdicio. Pasado el tiempo aquella imagen lamentable de dos profesionales peleándose por un micro queda en mi memoria como una anécdota curiosa y hasta graciosa en comparación con lo que viviría después.

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