Nunca... (73) Los 10 LP's de los '70


Una vez que terminamos de decidir quienes eran los mejores de 1979 pusimos manos a la obra para una discusión mas larga y profunda; se trataba de decidir cuales era los 10 álbumes mas importantes de la década de los 70 en la música española. Ahí nos tuvimos que arremangar porque había que analizar lo publicado por cada artista año tras año. Cada uno de nosotros éramos muy libres de proponer 10 candidatos que serían sometidos a votación. Los tres álbumes citados en primer lugar recibirían dos votos y los siete restantes un voto.

Con esa regla Rafa Revert, Carlos B. Pérez Díaz, Nacho Artime, Julián Ruiz Joaquín Luqui, Antonio Bravo, José Antonio Maillo y yo decidimos que los LP’s de la década para El Gran Musical y por tanto para la Cadena Ser eran por este orden:

1. Mediterráneo Joan Manuel Serrat (1971)
2. Amores Mari Trini (1971)
    Jesucristo Superstar Varios (1975)
4. Fuente y Caudal Paco de Lucía (1973)
    Viatge a Itaca Lluis Llach (1975)
    Rock and roll Tequila (1979)
7. Soy un corazón tendido al sol Víctor Manuel (1978)
8. El patio Triana (1974)
    Chicas Miguel Bosé (1979)
    Rito Luis Eduardo Aute (1973)

También obtuvieron 3 votos Cecilia 1, de Cecilia, La leyenda del tiempo, de Lole y Manuel y Señora, de Rocío Jurado. Con 2 votos quedaron Los viejos rockeros nunca mueren, de Miguel Ríos, Un par de corazones, de Pecos, Sombra y luz, de Triana, A duras penas, de Carlos Cano, Tiempo de otoño, de José Luis Perales, Resurrección de la Alegría, de María Jiménez, Paco de Lucía interpreta a Manuel de Falla, de Paco de Lucía y Aguaviva, de Aguaviva.
 
No estaban todos los que fueron…, pero era evidente que si lo eran los que estaban. Era curioso comprobar como entre los veinte álbumes había sido una compañía “no grande”, como resaltaba Nacho Artime, quien había logrado colocar cinco de sus discos.

Tras el viaje machadiano de Serrat surgía su álbum mas completo, casi perfecto decía Artime, y era cierto. El “Noi de Poble Sec” había llegado a un punto de maduración que había conseguido que todos asumiéramos que Antonio Machado era nuestro poeta y por fin era reconocido por todos al margen de ideologías y eso se manifestaba a la perfección en su obra cumbre.

Los cantautores dominaron el panorama y entre ellos no podía faltar una de los obras mas importantes en la carrera de Mari Trini, la repercusión y notoriedad que alcanzaron los poemas de sus Amores seguía siendo alabadas nueve años después, disputando la segunda plaza a una de las producciones mas ambiciosas que había atacado la música española como fue el desarrollo, montaje y grabación del espectáculo Jesucristo Superstar encabezado por Camilo Sesto y Teddy Bautista.
 
Lo que había logrado Paco “el de la Lucía”, como le llamaban en su Algeciras natal con Rumba entre dos aguas había sido todo un hito, y durante dos años se había convertido en uno de los discos mas reverenciados y vendidos del país. Algo similar sucedió con la obra del músico catalán mas completo y diverso, Lluis Llach, quien con las dificultades de los momentos de la transición y el lenguaje fue reconocido en su honestidad, consecuencia y calidad musical como el mas grande músico catalán.

La perfecta combinación de imagen, producción, ambición musical y calidad rockera hizo que Tequila fuera reconocidos tanto por los puristas como por las fans, convirtiéndose en un fenómeno de masas, pero si había un trabajo que destacaba por su simbolismo, era sin duda el “renacimiento” de Víctor Manuel, que tras unos años de exploración de otros caminos artísticos como el cine y los espectáculos teatrales había regresado a la música con unas historias y una madurez que consagraron definitivamente su carrera a partir de aquél corazón tendido al sol.

Y hablando de madurez era lógico que un grupo de música comprometido con el rock, el flamenco y la calidad cristalizase en uno de los trabajos mas importantes de la década y así se lo reconocimos de forma casi unánime a Triana con su producción de 1974. El caso de Bosé era diferente porque llamaba la atención que con su segundo disco mostrara una ambición musical y de producción que no ha abandonado en su carrera, al margen de resultados mas o menos reconocidos.

Y era un orgullo y una satisfacción personal, aunque no le voté entre mis diez elegidos, pero lo asumí como propio, el reconocimiento a Rito, el trabajo de Luis Edcuardo Sute de 1973. Un hombre al que admiraba desde aquél maravillosos y lejano “Aleluya nº 1” o las “Rosas en el mar”, además de sus diferentes obras artísticas. Uno de los momentos mas felices de mi trabajo fue la noche que compartí con él De la noche a la mañana.

Efectivamente se podía criticar los puestos y los resultados, pero era indiscutible que en cada una de esas obras estaban los mejores artistas, grupos, productores y músicos de estudio de la música de aquella década.





Así votamos:

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