35 años sin Cecilia y con un ramito de violetas

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Portada del álbum "Un ramito de violetas"
Dama Dama, Señor y dueño, Nada de nada, Llora, Andar, Me quedaré soltera, Un millón de sueños, Mi ciudad, Mi querida España, La primera comunión, Don Roque, Tu retrato, Amor de medianoche, Fui, Doña Estefaldina, Tocan a muerto, El Testamento, Soldadito de plomo, El Viaje,… Cualquiera de ellas podía haber sido la elegida para figurar en “Un siglo de canciones” pero, sin lugar a dudas por lo que representa su calidad, sensibilidad y ternura, al margen del dramatismo neorealista, la canción elegida es Un ramito de violetas.

El pasado 18 de julio me uní a los actos de recuerdo del 75 aniversario del golpe de estado de 1936 para rescatar aquella impresionante manifestación de dolor, impotencia, tristeza y amargura que compuso Cecilia, Un millón de sueños con un artículo titulado 75 años de mas de un millón de sueños rotos en el que terminaba invitando a El Mundano a que se hiciera eco de la cantautora víctima de un trágico accidente en Zamora a los 27 años. Adrián me retó con un “Toda suya”, y ahí vamos.

Nacida Libra en El Pardo –que curioso- en 1948, e hija de un diplomático, Evangelina Sobredo pasó su infancia y adolescencia recorriendo el mundo, Inglaterra (Southampton), USA (Filadelfia), Portugal, Jordania,… y mientras iba conociendo lugares y diferentes culturas y formas de vivir en su mundo interior se fue forjando la artista, aprendiendo a tocar la guitarra practicando con las canciones de Joan Baez y Bob Dylan.

Al regresar a España en 1966 se matriculó en la Facultad de Derecho y empezó a frecuentar locales donde se tocaba música folk. Conoció a una de las mas grandes eminencias de la música de nuestro país, Joaquín Díaz, que le presentó a Nacho Sáenz de Tejada (Nuestro Pequeño Mundo) y a Julio Seijas, un hombre que sería clave en su carrera. Formaron Expresión, un trío que grabó un single en inglés con Try catch the sun y Have you ever had a blue day.

Dos años después Evangelina firmó con CBS –Sony Music- y Tomás Muñoz, su máximo responsable en España y uno de los mas importantes ejecutivos de la industria de la música, la convenció para cambiarle el nombre artístico por el de Cecilia, aprovechando la repercusión de la canción de Simon & Garfunkel. Sus dos primeras canciones fueron Mañana y Reuníos, un homenaje-petición a Los Beatles.

En 1971 publicó su primer LP con la producción de José Luis de Carlos, en el que se incluían joyas como Dama Dama, Señor o dueño, Nada de nada y una de las mejores joyas de su carrera, Llora. Un álbum lleno de retratos y realidades de un alto calado social.

Tras la enorme repercusión de su primer disco en 1973 publicó Cecilia 2, un álbum que como dice Fernando González Lucini en su obra …Y la palabra se hizo música, La canción de autor en España “era un disco atrevido que transpiraba coherencia y sinceridad por todos y cada uno de sus surcos”; un trabajo sincero y personal. Ese álbum era casi una colección de sus grandes poemas porque dentro de él se encontraban ni mas ni menos que Andar, Me quedaré soltera, Canción de amor, la mencionada Un millón de sueños, Cuando yo era pequeña, la ecologista Mi ciudad, en la que ya de denunciaba las barbaridades urbanísticas de aquellos años y los atentados al medio ambiente y la vida en las ciudades, Me iré de aquí o La equilibrista entre otras.

En 1975 Cecilia ya es la cantautora de referencia de la música en nuestro país. Ella ha sabido combinar la enorme calidad de su poesía con una música ajustada a su compromiso, junto a unos arreglos y producción que la diferencian del resto. Así destaca el trabajo soberbio de producción de Honorio Herrero y Juan Carlos Calderón.

Si en su primer disco se presenta como la novedad rompedora del panorama, en el segundo ofrece su mejor imagen personal y compromiso social, en el tercero, Un ramito de violetas, nos encontramos a la artista en su plena madurez. Los sentimientos, las emociones, los compromisos y los retratos que ha ido desarrollando en su carrera ahora se muestran de una forma nítida y concluyente ofreciendo una imagen y una forma de trabajar que da como resultado uno de los mas importantes álbumes de la historia de la música de nuestro país.

Desde Mi querida España, que abría el LP, hasta Tu retrato, Cecilia desgrana imágenes, situaciones, lugares y momentos con los que varias generaciones estaban reflejados; este país, las despedidas, un homenaje a Sevilla, la primera comunión, el amor de Nuestro cuarto, su piano y la figura del cura en Don Roque. Pero el retrato, la historia y la canción definitiva daba título al LP, la canción de nuestro argumento; Un ramito de violetas.

En cuatro estrofas, Cecilia, te cuenta una novela, te da el argumento de una película al mas puro neorealismo de un Berlanga, Azcona o el mismísimo Visconti. Cada verso de ese poema encierra un dolor, una sensibilidad y una comprensión que sólo un artista al límite de su sensibilidad creadora puede escribir, componer. ¿Quien no se ha sentido empatía en algún momento con los protagonistas de la historia, de su crueldad en su emotividad, de su grandeza y miseria humana? Un ramito de violetas es su Yesterday, su novena sinfonía, su Don Quijote, pero como todos y cada uno de los grandes creadores para llegar hasta ahí hay un largo y profundo proceso, un recorrido en el que nada se produce por casualidad.

En aquellos años una de las fases mas importantes de la promoción de un disco era la presentación en directo de la obra del artista. En el caso de Un ramito de violetas CBS reservó la sala J&J, en los bajos del Palacio de la Prensa de Madrid, y allí fuimos invitados todos los medios de comunicación, prensa, revistas, radios, la única TV, amigos, artistas y gentes de la industria, para presenciar el lanzamiento de su tercer trabajo. Al equipo de Los 40 Principales (entonces Radio Madrid FM) nos reservaron una mesa cerca del escenario y allí estábamos Olimpia Torres, Anabel Padilla, Carlos Cabaleiro, Pablo Quintana, Javier Palomero, J. Romualdo, Juan F. García y quien esto escribe. Al acabar el concierto nos invitaron a ir al camerino para saludar a Cecilia. Esa fue la noche que la conocí. Allí estaban Tomás Muñoz, José Luis Gil, José María Cámara, Aurelio González, Fernando Muñoz, Luis Garza, Nieves García, todo el equipo de la discográfica, arropando a la artista que había vuelto a conquistarnos a todos con una actuación que traspasó la mera presentación de un disco para convertirse en una entrega total a un auditorio al que conquistó desde los primeros momentos.

Nunca olvidare aquella noche, la noche en que conocí a Cecilia, el abrazo que me dio, los besos y el agradecimiento que mostró por la forma en que recibimos su música, como también sé que ella nunca olvidó aquella presentación en Madrid, donde creó una magia que aún sigue dentro de los que allí estuvimos.

Era una mujer muy agradecida a todo lo que la vida le daba y eso lo demostró hasta en los créditos de aquél disco en el que resaltaba el trabajo de todo el staff de su compañía discográfica, desde el presidente hasta las secretarias de los departamentos, pero también sabía expresar su sorna, guasa y e ironía al cerrar ese capítulo dando las gracias especialísimas a la madre que la parió y a Marcelino… por el gol que metió a Rusia (“de cabeza, postura inverosímil”).

A raíz del fenómeno producido por la historia de ese matrimonio sumido en la rutina del Ramito de violetas, TVE le ofreció representar a España en el Festival de las Televisiones Iberoamericanas (OTI), a celebrar en Puerto Rico, con la canción de Juan Carlos Calderón, “Amor de medianoche”. Ella era poco partidaria de los festivales y tras muchas presiones y cambios en la letra aceptó la oferta logrando finalmente el segundo puesto.

Tras grabar Tu y yo y Una guerra, y preparar su nuevo trabajo sobre la obra y poemas de Valle Inclán, una carreta de bueyes se cruzó en su camino en Colinas de Trasmonte, cerca de Benavente (Zamora) la madrugada del 2 de agosto de 1976.

Cómo era, cómo pensaba realmente Cecilia, o mejor dicho Evangelina Sobredo. La periodista Paquita Castilla la entrevistó para la revista Ama, pocos días antes de su trágico accidente y Cecilia se confesaba como una mujer a la que movían sentimientos como el amor y la poesía, una mujer que sabía separar los mundos de Eva y de Cecilia; estando mas satisfecha con la primera que con la segunda. Una mujer a la que le interesaba su obra cuando la estaba componiendo y cuando la interpretaba en público, pero que al oírlas no la gustaban demasiado.

Eva era una mujer empeñada en conocerse mas y mejor espiritualmente, ocupada en leer libros que la llevaban a adentrase en un mundo mas espiritual y en busca, sobre todo, de la paz. Una mujer que quería conocerse a si misma y a la unión con el público a través de su obra, pero que huía de la mitomanía y de los iconos; ella misma confesaba que esas cosas son creaciones de los hombres y por lo tanto con los pies de barro.

En 1983 se publicaron algunas de las canciones que había dejado grabadas en maquetas bajo el título de Canciones Inéditas. En 1991 se publicó un álbum con algunas de sus mejores canciones en un trabajo remasterizado, y en 1996 se editó “Desde que tú te has ido”, una recopilación de 30 canciones que incluía duetos recreados con Miguel Bosé, Ana Belén, Julio Iglesias, Manolo Tena, Sole (Presuntos Implicados) y Merche Corisco .

En 2006 se publicó otro recopilatorio con motivo del 30º aniversario de su fallecimiento, que incluía el single (Mañana y Reuníos), el último que apareció en vida, Tú y yo y Una guerra, y su primer trabajo en 1970 con el grupo Expresión, Try catch the sun, además la versión en inglés de Un millón de sueños (A million dreams), single que se publicó en EEUU en 1975, inédito hasta hoy en España.

Leyenda Viva nació como blog en marzo de 2008 y, aunque tardé mas de un año y medio en prestarle atención, quise hacerlo resaltando el trabajo de Cecilia y de artistas de aquella época y de siempre, que se merecen un lugar y reconocimiento en la historia y memoria de este país. Hoy que tu ya no estás, Cecilia, quiero recordar contigo a todos aquellos que se fueron y a los que siguen con nosotros y espero que algún día este país sepa agradecer y mostrar todo el cariño y respeto que los hombres y mujeres que se han entregado a la música se merecen.

Video Un ramito de violetas con el mismo Juan Carlos Calderón al piano



Era feliz en su matrimonio
Aunque su marido era el mismo demonio
Tenía el hombre un poco de mal genio
Y ella se quejaba de que nunca fue tierno
Desde hace ya más de tres años
Recibe cartas de un extraño
Cartas llenas de poesía
Que le han devuelto la alegría 

Quien la escribía versos dime quien era
Quien la mandaba flores por primavera
Quien cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
La mandaba un ramito de violetas 

A veces sueña y se imagina
Cómo será aquel que tanto la estima
Sería un hombre más fiel de pelo cano
Sonrisa abierta y ternura en las manos
No sabe quien sufre en silencio
Quien puede ser su amor secreto
Y vive así de día en día
Con la ilusión de ser querida 

Quien la escribía versos dime era
Quien la mandaba flores por primavera
Quien cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
La mandaba un ramito de violetas 

Y cada tarde al volver su esposo
Cansado del trabajo la mira de reojo
No dice nada porque lo sabe todo
Sabe que es feliz, así de cualquier modo
Porque él es quién le escribe versos
Él, su amante, su amor secreto
Y ella que no sabe nada
Mira a su marido y luego calla 

Quien la escribía versos dime quien era
Quien la mandaba flores por primavera
Quien cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
La mandaba un ramito de violetas


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