Carta al Sr. Mourinho

Estimado señor:

Hasta el día de ayer admiraba en usted su fuerza, carácter y forma de preparar deportiva y sicológicamente a los equipos en los que ha trabajado. Hasta ayer.

Siempre me ha extrañado que al terminar los encuentros fuera usted el primero en abandonar la cancha del Bernabeu cuando lo habitual es que los entrenadores permanezcan en el campo para agradecer el esfuerzo de los jugadores, y es posible que usted lo haga dentro del vestuario, pero si se hubiera quedado en los partidos de casa habría escuchado el himno del Real Madrid, que en la era de Florentino Pérez -desde el centenario- suena al final de los encuentros y habría escuchado uno de los versos que siempre han identificado al club de Chamartín hasta su llegada: Cuando pierden dan la mano..., “no meten el dedo en el ojo” del contrario.

Ayer dos de los jugadores de la plantilla, Pepe y Marcelo, quedaron desacreditados como futbolistas del club blanco, y por sus actos al finalizar el encuentro, y su no arrepentimiento posterior en la sala de prensa, tampoco usted merece llevar en su pecho el escudo de un club con una historia legendaria.

Hasta ahora siempre le he defendido por sus planteamientos y, como en el caso de los dos jugadores mencionados anteriormente, podrán ser ustedes grandes profesionales, pero dan un pésimo ejemplo como deportistas y el Real Madrid no se merece a personas como ustedes dentro de la entidad porque las entidades están por encima de las personas.

Le pido que si va a seguir dentro del club se lea la historia de la entidad y vea los vídeos que recientemente se presentaron para conocer mejor dónde esta y para que valores trabaja, y si no los comparte o no lo entiende debería marcharse.

Dentro de lo poco que me gusta la gestión que en algunos aspectos lleva a cabo el presidente, anoche le dio a usted todo un ejemplo desde el palco cuando los jugadores se habían metido en el vestuario él se mantuvo en pié, imagino que tragando saliva al ver como el eterno rival celebraba su éxito. Esa es la forma en que los madridistas hemos aprendido a ganar y a perder, dando la mano y reconociendo los méritos del rival porque el deporte es una escuela de vida.

Creo que a partir de ahora debería quedarse a escucharlo detenidamente para que comprenda su mensaje, pero en cualquier caso le envío la letra completa para que la vaya repasando, se la grabe en su mente e incluso la escriba 100 veces –como nos hacían en el colegio- en su pizarra para que no se le olvide, y sepa a que entidad está sirviendo, le está pagando y –repito- sepa lo que es y representa.

El Real Madrid no es mas que un club, es una forma de ser, de vivir y comportarse y si usted no lo sabe, o no lo entiende, esta de sobra porque su manera de actuar ensucia a un club de una historia limpia y blanca que no empaña.

De las glorias deportivas,

que campean por España,

va el Madrid con su bandera,

limpia y blanca que no empaña.

Club castizo y generoso,

todo nervio y corazón,

veteranos y noveles,

veteranos y noveles,

miran siempre tus laureles

 con respeto y emoción.

¡Hala Madrid!,

¡Hala Madrid!

Noble y bélico adalid,

caballero del honor.

¡Hala Madrid!,

¡Hala Madrid! 

A triunfar en buena lid,

defendiendo tu color .

¡Hala Madrid!,

Hala Madrid!,

Hala Madrid!

Enemigo en la contienda,

cuando pierde da la mano

sin envidias ni rencores,

como bueno y fiel hermano. 

Los domingos por la tarde,

caminando a Chamartín,

las mocitas madrileñas,

las mocitas madrileñas

van alegres y risueñas

porque juega “su” Madrid.

¡Hala Madrid!,

¡Hala Madrid!

Noble y bélico adalid,

caballero del honor.

¡Hala Madrid!,

¡Hala Madrid!

A triunfar en buena lid,

defendiendo tu color.

¡Hala Madrid!,

¡Hala Madrid!,

¡Hala Madrid!

LV

PD: Por si tiene alguna duda le he puesto en negrita y subrayado lo mas significativo. Lo de las “mocitas” no deja de ser un casticismo que le da un toque gracioso, pero refleja la ilusión de una afición. ¿Entiende?