Cuando a principios de los 90 el Albacete Balompié llamaba la atención por su juego denominado "queso mecánico" de toque, presión y marcaje por zona de la mano de Benito Floro, y en el que destacaban jugadores como Conejo, Coco, Chesa, Menéndez, Zalazar, Geli, Aquino, etc., la prensa se deshacía en elogios sobre el entrenador valenciano afincado en La Mancha. En un par de temporadas realizó una meteórica carrera que llevó a su equipo de la segunda B a primera división logrando en su primera temporada en la máxima categoría la séptima posición, el puesto mas alto logrado nunca por un equipo debutante en primera división, quedándose a las puertas de competiciones europeas. Su presidente, Rafael Candel supo conjugar las necesidades del entrenador con la situación financiera del club y el resultado fue el conocido. No era extraño ver cada fin de semana a periodistas de Barcelona o Madrid acudir a los encuentros del “Alba” como “observadores” de lo que en La Mancha...