Amortizando periodistas, Marta ya no está
Ayer por la tarde recibí un mazazo emocional no tan duro como el recibido por la protagonista del atentado emocional y profesional, pero sentí como si una daga me atravesara. La comunicante de la noticia, de la que no desvelaré el nombre por posibles represalias, me informaba que a Marta García Miranda, compañera y complice en mis primeros años de trabajo en el departamento de prensa de la Ser, y junto a Pepa Blanes y Dani de la Fuente, responsable de le sección de cultura de la redacción de informativos, la habían despedido de forma fulminante. ¿Motivo? Causas objetivas. No había ninguna otra razón. Amortizaban su puesto. Así tal cual.
No es el momento de comentar las mil y unas incoherencias empresariales y laborales que en la SER se han venido realizando en los últimos 13 años, desde aquél otoño-invierno de 2007/08 que han puesto en la calle a cientos de trabajadores, mientras aumentaba el número de jefes (en los pasillos se decía aquello de hay mas jefes que indios). Los que siempre hemos amado el medio y la forma de trabajar que siempre se ha desarrollado en “nuestra casa” estamos asistiendo estupefactos a un sinsentido que atenta a la credibilidad de personas y profesionales.
Mas allá del caso concreto de Marta y los que van a continuar -ningún redactor de clase media o alta está libre de ser llamado para ser “amortizado”- no se puede tratar así a profesionales que se han entregado en cuerpo y alma a su trabajo cuando la situación de las diferentes áreas de la casa han sido mal gestionadas. Bien se podía decir aquello de cuando las “barbas de tu vecino…”. Lamentablemente el criterio actual es mas de amortizar profesionales que capitalizar el personal y hacerle crecer y promocionar. Cuando ves las imágenes de una enorme redacción de informativos vacía con pantallas apagadas no es porque los redactores estén en la calle buscando información, es porque sus puestos van siendo amortizados. ¿Dentro de poco serán los jefes los que salgan a buscar la información o ya no será la época de los jefes o del medio. El futuro ya estará en otro lado.
En unos días me escribiré sobre el libro de Gorka Zumeta, pero mas allá de glosar su formidable, documentado y apasionante trabajo, el problema de la radio, al menos en España no está en su desarrollo como medio sino en la ausencia de gestores con criterio periodístico y empresarial, pero eso sucede cuando endeudas económicamente tu futuro casi de por vida del medio.
Como sigan “gestionando” así en mi casa, de la SER solo va a quedar el logo y la marca… y no sé si tampoco.
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