Nunca... (151) Divorcio en las alturas


Tras la reunión de Zaragoza recibí la llamada de Delkáder. Quería comer conmigo y hablar tranquilamente de su visión de la radio, la programación y la gestión. No me dijo nada mas.

La comida con Delkáder

Me citó en el VIPS de la calle Velázquez y durante la comida, al margen de interesarse por la gestión de Aznar al frente de Castilla y León, y de Miguel Ángel Rodríguez, me preguntó por mis aspiraciones personales y profesionales. Le dije que no me había gustado la forma en que había dejado los programas musicales y el micrófono, pero que era consciente de que en ese campo había poco espacio para competir y principalmente me sentía orgulloso del trabajo desarrollado en Guadalajara.

Le dije que mi principal objetivo en la casa era ser útil, pero en la medida de lo posible lo mas cerca de la antena, y en cualquier caso lo que la dirección estime mas adecuado, pero cerca de Madrid por el tratamiento de Elena. Me preguntó por la situación familiar y le puse al día del seguimiento constante que había que hacer de su situación clínica. Habíamos encontrado un buen pediatra en Valladolid pero había que seguir yendo a la consulta del jefe del servicio de traumatología de la Clínica de la Concepción, el doctor Ferrer. A continuación me explicó el planteamiento que se había hecho sobre la carrera de una serie de jóvenes profesionales de la casa, entre los que me encontraba.

Quería montar un equipo de confianza próximo a él. Me dijo que había pensado en mi como director de algunas emisoras importantes como Mallorca y Bilbao, o darme un papel dentro de la organización musical. Le expliqué mi sorpresa porque apenas llevaba un año y medio en Valladolid y estaba convencido que los destinos eran mas largos y aún quedaba trabajo por hacer, pero que estaba totalmente dispuesto a lo que la SER quisiera ofrecerme, y que nunca había dado una negativa como respuesta. La comida acabó diciéndome que pronto tendía noticias sobre lo hablado.

Planas se indigna

Desde la llegada del nuevo equipo de gestión, y al margen de las llamadas y reuniones para analizar la marcha de la emisora, me reunía con Jorge Planas para comentar los aspectos mas importantes del ejercicio que estaba a punto de terminar. En esta ocasión nos vimos en el despacho provisional que tenía en la zona del edificio de Gran Vía que da a la calle Desengaño debido a las obras que se estaban llevando a cabo en Radio Madrid para modernizar la emisora y unir las instalaciones de la segunda planta, donde se encontraban los estudios de continuidad y las redacciones de programas e informativos, con la novena en la que estaban los despachos de dirección y los estudios 1, 2 y 3. Tras analizar la excelente marcha de Radio Valladolid y la consolidación del circuito regional de Castilla y León le conté la llamada y reunión con Delkáder. Se indignó.

Hasta ese momento las decisiones sobre los nombramientos y traslados las tomaba el director general tras escuchar la propuesta del director gerente, es decir las tomaba Galdón de acuerdo con Planas. Jorge me preguntó por los detalles de la propuesta y me dijo que eso no podía quedar así. Al ver mi preocupación me quiso tranquilizar diciendo que no tenía que preocuparme por nada que había actuado correctamente al atender su llamada y escuchar sus propuestas, pero que se había extralimitado, agradeciendo la confianza y transparencia que le había mostrado al contárselo, pero si me hizo ver que esa era la gota que colmaba el vaso de su paciencia y que tomaría decisiones.

Me fui intranquilo; me encontraba en una situación incómoda de la que me sentía detonante. Para mi Jorge era no solo un referente en la gestión sino que desde el primer momento fue una persona en la que había depositado mi confianza y amistad. Tras las vacaciones de Navidad me llamó para decirme que estuviera atento al comunicado de orden interior que se iba a  dar a conocer a mediodía, le pregunté por el mensaje que se iba a dar pero me contestó que hablaríamos después, Cuando lo escuché a las 12,30 no lo podía creer. En una nota de la Dirección General se comunicaba que Jorge Planas dejaba la Ser para emprender otras tareas profesionales fuera del Grupo. Le llamé pero me dijo que ya me contaría los detalles, y que seguiría en la radio hasta el mes de Junio porque había un periodo de aviso de seis meses.

Los “errores” del Gerente

A lo largo de los primeros meses de 1989 fui atando cabos y pude hacerme una idea del conflicto de competencias que se había creado al nombrar a Delkáder como director de la cadena Ser. Era evidente que el papel que tenía que realizar del dúo Galdón-Planas era el de gestionar la bancarrota de la empresa, y en el diseño de Polanco y Cebrián, que a comienzos de octubre acababa de ser nombrado Consejero Delegado de Prisa dejando la dirección de El País en manos de Joaquín Estefanía, consistía en ir colocando de forma paulatina a su gente de confianza procedentes del periódico, y dentro de ese esquema el papel de Delkáder era obvio. Cualquier error por pequeño que fuera tendría consecuencias.

Miguel Ángel Aguilar, Jorge Planas, Eugenio Galdón,
Alfonso S. Palomares (Presidente de EFE) y
Alfonso Ruíz de Assín (Secretario General de la AERC)
Desde el nombramiento de Augusto se habían producido desencuentros y diferentes formas de interpretar la forma de gestionar el mensaje del medio. Tras una intervención de Planas ante centrales de compras, agencias y anunciantes en la que resaltó el papel de la radio como era el mejor soporte publicitario por su fortaleza, según indicaban las diferentes encuestas, por encima de la prensa diaria, las revistas y el cine, y a pocos puntos de la televisión, Delkáder mostró su malestar porque consideraba que la radio era fundamentalmente un medio de información. En otra ocasión fue una inoportuna interrupción de Planas en una conversación de Polanco con el presidente del gobierno, Felipe González, y otra mas fue que esa Navidad se habían metido las tarjetas del director general y el director gerente de la Ser en la caja que contenía el jamón que se envió a Polanco como regalo de la empresa. Error que hizo que el presidente de Prisa comentara a sus mas allegados que era la primera vez que sus empleados le hacían un regalo con su propio dinero. Todo ello abonó el terreno para que llegara el momento de hacerle la vida imposible al gerente. La gota que colmó el vaso se produjo cuando el director de la programación entró en el terreno de la gestión de los directores. Se llegó a utilizar como sospecha que en su contra que la casa que tenía el gerente en el Pirineo Catalán la había obtenido de forma poco clara. Esa casa de la montaña la había comprado antes de llegar a la radio.

Un ejemplo de profesionalidad

Pasé muy mal los seis meses que permaneció Jorge en su puesto. El hizo todo lo posible por convencerme de que yo no tenía nada que ver con su decisión y que, como me enteraría años mas tarde, se había estado gestando durante varios meses. Me sorprendió que Galdón no apoyara a su hombre de confianza, pero una vez fuera de la radio me confesó que el problema de Eugenio es que no se daba cuenta de que ellos habían terminado su trabajo. El siguiente objetivo sería el director general. El dúo que había sacado de la oscuridad a la Cope y había reparado la SER asentando los pilares del futuro quedaba roto.

El trabajo y la valía de Jorge Planas a lo largo de sus cuatro años en la Ser me lo dejó demostrado en la reunión de directores que tuvo lugar en Primavera en el Hotel Meliá Castilla de Madrid. En un momento determinado de la reunión del último día Eugenio comentó los planes que la organización hasta final de año resaltando la importancia del Plan Estratégico que se había elaborado para los siguientes tres años. Fue el propio Planas quien explicó los pormenores implicándose en el futuro de la radio hasta el último día que permaneció en su puesto.

Tras el anuncio de su salida de la radio, una mañana me llamó muy molesto  José Luis Bengoa, director de Radio Bilbao, preguntándome cuando iba de comunicarle mi llegada a su emisora como director… No salía de mi asombro. Me dijo que el portero de la finca le había preguntado por mi llegada a lo que el contestó que no sabía nada de ese asunto. ¿Cómo es posible que me entere por el portero de la radio que vienes a Bilbao a sustituirme? Creía que éramos amigos… Le explique todo lo que yo sabía quedándose mas tranquilo.

Pocas semanas después me confeso Rafa Revert que en una reunión en Bilbao se había barajado mi nombre como posible director de Radio Minuto o de un puesto de responsabilidad en musicales. Nada de aquello se había tomado como definitivo, pero aquella ruptura en la cúpula, aquél “crash” nos dejó a la inmensa mayoría de directores muy tocados en lo moral. Entramos en un largo periodo de desconfianza en los dirigentes generándose una incómoda sensación que Delkáder tardaría de resolver un año y medio después. Lo intentaría en la Asamblea que se celebraría a finales de 1990 en Granada. Se intentó borrar la huella de Planas hasta el punto que se hizo correr el rumor de que verse con el anterior gerente sería motivo para salir de la organización.

La Huelga del 14-D
 
El ambiente esta muy enrarecido en todo el país, no solo en la radio. En los siete años que llevaba gobernando el PSOE se había tenido que hacer frente a una situación económica muy grave, a una dura reconversión de la industria, astilleros, Altos Hornos, etc. que había dejado un alto nivel de paro. La promesa de Felipe en 1982 de crear en una legislatura mas de 800.000 puestos de trabajo se le había vuelto en contra y los sindicatos habían convocado la tercera huelga general de 24 horas de la democracia, tras la convocada por los sindicatos como protesta del Golpe del 23-F, y la del 20 de junio de 1985 por la reforma de las pensiones. Huelga que evidenció la ruptura entre Nicolás Redondo (UGT) y Felipe González (PSOE). Pero esta marcó un hito en la reciente historia de nuestro país obteniendo un seguimiento casi unánime. Las dudas sobre si se haría una huelga general contra un gobierno socialista seguida de forma mayoritaria se pudo comprobar a las 0,00 horas del 14 de diciembre de 1988 cuando la emisión de TVE pasó a negro.

Aquél 14-D Valladolid se despertó envuelta en su niebla habitual. Fue un día gris y frío. En la radio se había decidido que la antena no se negociaba. Habría emisión pero solo para dar cobertura a la huelga y no se emitiría publicidad. En Radio Valladolid el personal manifestó su adhesión a la huelga, pero conscientes de la necesidad de informar todos fueron a trabajar advirtiendo que lo hacían como servicio para informar a los trabajadores en paro.

Todo estaba cerrado. El Patio, el bar que estaba al lado de la radio también, pero dejó abierto el portal que deba acceso a la parte trasera de sus instalaciones para que pudiéramos tomar algún tentempié. Por la tarde la inmensa mayoría de los trabajadores acudieron a la manifestación, unos solidarizándose y el resto para cubrir el recorrido. 

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