Nunca... (78) Confidencias de madrugada con José María García


Cerré la entrevista de aquella noche cuando finalizaba el invierno de 1980 con José María García hablando con Roberto Gómez, su auxiliar, con motivo del éxito que estaba obteniendo su tercer libro publicado el año anterior La corrupción en el deporte español. Los dos anteriores Comedia Urtain (1972) y El bisturí de José María García (1974) habían sido best-sellers en su momento. Desde su irrupción en las ondas en aquél lejano 1972 en Hora XXV, no se conocía un fenómeno similar en los medios de comunicación.


No se trata de descubrir ni analizar el fenómeno que supuso el periodista deportivo -este si lo era entonces- en aquellos años, pero si cabe decir que era el español mas popular en cualquier categoría en la que se le ubicase, y año tras año era considerado como uno de los diez personajes mas influyentes de nuestra sociedad, al mismo nivel que cualquier ministro, presidente del gobierno o –incluso- el mismo Rey, del que presumía ser amigo. Todas las noches convocaba una audiencia millonaria y difícil imaginar hoy en día, pero que, en cualquier caso, dejaba en anécdota los actuales registros, si bien es cierto que en aquellos años la cadena Ser no tenía competencia en la radio.
  
Como ya he contado conocí a García el primer día que llegué a la radio, a continuación coincidimos en la revista Tele 7, en la que él escribía una columna sobre el deporte en televisión, preparaba el lanzamiento de A punto, revista que apenas tuvo repercusión y, principalmente, en la radio, pero cuando tuve mas trato con él fueron los meses en los que Javier Palomero alternada sus turnos de Los 40 Principales con el trabajo para García escribiendo las columnas y colaboraciones para los diarios y revistas que el periodista aprobaba y, una vez corregido el texto, se enviaba al medio oportuno. Ahora ese papel lo desempeñaba Roberto al que había conocido seis años antes en aquella noche de Trujillo en la que acompañé a Las Grecas.

Nos cruzábamos a diario por el gran pasillo de la segunda planta de la radio pero él siempre iba con la cabeza baja, mirando al suelo y absorto en sus pensamientos. Cuando en alguna ocasión levantaba la cabeza y nos mirábamos hacía un leve gesto con la mirada. El momento en el que tuve mas proximidad con él fue cuando me prestó aquellas 5.000 pesetas para ir a Londres a ver a DoctorFeelgood

La madrugada

Aquella noche no se trataba de poner sus discos, que también, si no de hablar de su trabajo como escritor de libros-reportaje, el periodismo y los deportes. José María García estaba casado con Montserrat, hermana de Alfredo Fraile, manager y representante de Julio Iglesias, por lo que sus gustos musicales es lógico suponer el camino que siguieron. Al terminar Extra-García, su programa, y durante la emisión de la Medianoche de Antonio José Alés, Roberto Gómez y yo fuimos viendo los contenidos de la entrevista y, a las dos y cuarto de la madrugada, tras el capítulo de turno de La saga de los Porretas, nos sentamos ante el micrófono del estudio 8 de Radio Madrid el periodista deportivo y conductor del programa De la noche a la mañana.

No dejamos un tema suelto; me habló de sus comienzos en el Diario Pueblo, su amor desde la infancia por Asturias hasta decir que, aunque nacido en Madrid, era asturiano de sentimiento y corazón, su amistad con Manolo Martín Ferrand y los trabajos que compartieron en diferentes programas de televisión como Nosotros, Ayer domingo y 24 Horas, las revistas Tele 7, A punto y Los Españoles, como fue su llegada a la radio, medio en el que no creía que podría cuajar en un futuro, de su relación con Joaquím Mª Puyal, el doctor Puyal, Pedro Pablo Parrado, su sustituto cuando él no podía hacer el programa, y la llegada a la redacción de deportes de Madrid procedente de Barcelona, de un jovencísimo José Joaquín Brotons.

La libertad de expresión

Tuvimos tiempo para hablar sobre como fue su acercamiento al fenómeno que protagonizaba José Miguel Urtain que apoyó en sus comienzos de las veladas de París porque amaba el boxeo y creía que el “morrosko de Cestona” podía seguir impulsando el deporte del cuadrilátero como habían hecho Folledo y Legrá, –también amigo suyo-, o seguían haciéndolo Miguel Velázquez o Pedro Carrasco. Pero donde se encontraba como pez en el agua era hablando de fútbol, de la Federación Española, de Pablo Porta, el Madrid de Don Santiago o el Barça de Agustí Montal. Mantenía que Bernabeu había sido el presidente mas importante de un club, un hombre adelantado a su tiempo que vio el futuro, pero que, sin quitarle ningún mérito al presidente fallecido año y medio antes, reconocía que los nuevos tiempos habían terminado por sobrepasarle. Tenía una gran confianza en lo que podría hacer el recién llegado a la presidencia del F. C. Barcelona, Josep Lluis Núñez Clemente.

Preguntado sobre la libertad de expresión en los momentos difíciles de los comienzos de los 70, mantenía que en la radio había encontrado el pleno y total respaldo de Eugenio Fontán y que, mientras ese respaldo se mantuviera él seguiría en el medio que había descubierto y había llegado a amar por encima de los demás. En aquél tiempo eran constantes las presiones que recibían Fontán y Varela, el director general adjunto, de diferentes miembros del gobierno por la forma de denunciar las diferentes corrupciones del deporte que, según García eran toleradas o cuando menos no eran perseguidas adecuadamente.

"Butanito"

Reconocía su vehemencia al denunciar todo tipo de corrupciones y manipulaciones, la compra-venta de partidos, los viajes de maletines cuando faltaban pocas jornadas de liga para primar por “ganar o… por lo que fuera”, el amaño de combates,... y le daba la razón a Juanito –el 7 del Madrid- cuando hablaba de la “pichicata”, aquella motivación extra que sabía que existía en el deporte y mas concretamente en el fútbol, pero que era imposible demostrar. Su forma de comunicar en aquello años no era una pose, y la audiencia le seguía y reconocía su lenguaje.

Vicente Marco
Su influencia en el mundo del deporte no se limitaba al fútbol, el boxeo, y sus protagonistas; el ciclismo era también uno de sus constantes referentes a la hora de denunciar corruptelas. Reconoció que no le molestaba demasiado que le llamaran “butano” o “butanito”. Me explicó que el apodo procedía de la época en la que, además de Hora XXV, empezó a colaborar en el Carrusel Deportivo de Vicente Marco haciendo el partido de la jornada. En aquellos años se le permitía al reportero –estaban solo él y casi nadie mas- moverse por los banquillos durante el partido poniendo el micro cerca de entrenadores y jugadores para dar mas calor a la transmisión, conocer las instrucciones que se daban a los jugadores en la cancha y los entresijos de los banquillos. Solo en los primeros partidos llevó un anorak de color naranja y debido a tu tamaño, “bajo y redondo” en seguida fue bautizado por los aficionados con tal apelativo. No volvió a ponerse una prenda de ese color pero el alias le acompañaría el resto de su vida.

Aquella noche la audiencia tuvo doble ración de “extra-García”. El tiempo de deportes de Hora XXV se había independizado definitivamente del programa-madre y navegaba solo de 12 a 1 o “algo más”, para amargura y desesperación de Antonio José Alés, porque al terminar la entrevista, como todas las noches, se reemitió el programa de ese día.

Un año después sucedería “lo del 23-F” y su aportación a la noche de los transistores ya contado en este blog, y que ampliare con mas datos dentro de un mes, así como los acontecimientos que se desencadenaron para su salida de la Ser, que tuvieron que ver mas con la segunda huelga de los futbolistas y Núñez, y menos con lo de “esta noche ni Pío”, como se ha ido contando, pero ya llegará ese momento; “solo falta un año”.

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