Amaneceres

Sobre al papel, en el móvil y en el correo electrónico se agolpan notas y apuntes de unos días deliciosos en Alicante. No se trata aquí de hacer una crónica para compartir, porque son experiencias personales que sirven para enriquecer el ánimo y espíritu individual, pero si me gustaría “pensar en voz alta” ante el ciber-papel y compartir contigo, alguno de esos momentos, aunque, tranquilo, solo los enumeraré, en este escaparate de mis ideas, experiencias y sentidos.

Recuerdo la cena en la Pizzeria-Restaurante Brel de El Campello, un lugar que engaña por la denominación (pizzeria) porque siendo eso, se esmeran en ofrecer además unos deliciosos y elegantes platos. No relacionaré aquí ninguno en especial, pero si quiero destacar la forma de preparar y presentar la naranja preparada regada con cointreau… delicioso.

Recuerdo el paseo ante el mar en Altea recordando el encuentro de hace dos años con una deliciosa chica rubia de ojos azules que vino del este con acento argentino, de las noches disfrutando de la luz de la luna sobre el mar…

Recuerdo la comida y paseo con mi amigo Benja por su ciudad o la degustación de un exquisito arroz a banda en casa de Curro...

Pero recuerdo sobre todo –y nunca olvidaré- los amaneceres; ya se, insisto que quizás no sea este el rincón ni el lugar, pero hoy quería, necesitaba compartir unos momentos principalmente de los amaneceres. Para un hombre de tierra adentro ver ese espectáculo es tan grande y único que nunca me cansaría de disfrutarlo. Quien no lo haya hecho le invito a que una vez en su vida lo admire… No hay palabras.

Y en los próximos días escribiré sobre Alicia Keys, la SER y la amiga que nos dejó hace un año, pero hoy quería escribir sobre el amanecer en el Mediterráneo a comienzos de la primavera.

Comentarios

  1. O te acostaste tarde (síntoma de juventud) o te levantaste temprano (síntoma de senectud). Ya me dirás.

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