Nunca... (143) El Corte Inglés, la expulsión de Fontán y las emisoras piratas
Tras dos
años de obras, recalificaciones del barrio, construcción de un nuevo puente,
calles y demás menesteres para acondicionar la zona de Juan de Austria se
produjo la inauguración de El Corte Inglés. La llegada de los grandes almacenes
se convirtió en los días previos y concretamente el 26 de febrero de 1988 en
todo un acontecimiento social, no solo de la ciudad y provincia, sino de toda
la región dándose cita “el todo Valladolid” desde representantes de los
ciudadanos hasta empresarios y deportistas. Incluso llegaron de Madrid
empresarios y amigos de los máximos responsables de los grandes almacenes
encabezados por Ángel Barutel, hombre de confianza de Isidoro Álvarez, mano
derecha de Ramón Areces. Ahí estaba
Juan Ramón Jiménez –sobrino nieto del poeta-, que sería el director del primer
centro en la región y José Antonio Lobato, jefe de relaciones públicas. A la
cita acudieron las mas altas esferas de la región incluyendo los representantes
de todos los medios a nivel nacional regional y local.
![]() |
El Corte Inglés de Valladolid l a tarde del 26 de febrero de 1988 |
Por parte de
la Ser acudieron Jorge Planas, director gerente de la Ser, y Alfonso Morata,
director de publicidad de la cadena, padre del actual jugador del Real Madrid.
Entre los invitados nacionales estaba el Secretario de Estado del Deporte,
Javier Gómez Navarro, al que tuve el placer de conocer a través de Planas y que
se mostró especialmente atento conmigo cuando supo que era cuñado de Santiago
Varela, que
meses después sería nombrado subsecretario de Interior, al que le unía una vieja y gran amistad desde épocas pretéritas en diferentes organizaciones como la Fundación Ortega y Gasset. Las diferentes actividades de Gómez Navarro le habían llevado a ser gerente de Cuadernos para el Diálogo, una publicación de referencia en la transición, además de crear la revista Viajar. Posteriormente sería nombrado Ministro de Turismo y Comercio por Felipe González entre 1993 y 1996.
meses después sería nombrado subsecretario de Interior, al que le unía una vieja y gran amistad desde épocas pretéritas en diferentes organizaciones como la Fundación Ortega y Gasset. Las diferentes actividades de Gómez Navarro le habían llevado a ser gerente de Cuadernos para el Diálogo, una publicación de referencia en la transición, además de crear la revista Viajar. Posteriormente sería nombrado Ministro de Turismo y Comercio por Felipe González entre 1993 y 1996.
Descubrimos a lo largo de la conversación nuestras
afinidades por la historia y la época de los Austrias Mayores, Ruy Gómez, la
Princesa de Éboli y Antonio Pérez. Estábamos en la ciudad adecuada para hablar
de ello, reflexionando sobre los consejos y normas que el Emperador le dio a su
hijo en Yuste sobre las ventajas de trasladar la corte a Lisboa en lugar de a
Madrid abriendo de par en par las puertas al Atlántico y a América. La historia
de Portugal y España habría sido muy diferente si el Felipe II hubiera hecho
caso a su padre.
![]() |
Javier Gómez Navarro |
Planas le
había hablado a Barutel de Paloma y de mi nada mas llegar nosotros a la capital
del Pisuerga y tuvimos un primer encuentro en el Atrio de Santiago con él y Lobato.
Enseguida se produjo una empatía que duraría varios años. Le ofrecieron a Paloma
colaborar en la puesta en marcha del servicio de magafonía del centro
comercial, así como de las campañas puntuales que se celebraron a lo largo de
los primeros meses como desfiles de modelos infantiles, en los que llegó a
participar nuestra hija Celia. Todo ellos la mantuvo muy ocupada tras nuestra
llegada y que sirvió para su plena integración en las actividades del centro
comercial.
Inmediatamente nos pusimos a trabajar en proyectos comunes porque el máximo interés de los dirigentes de los grandes almacenes consistía en penetrar en el tejido de la ciudad, provincia y región a través de las empresas y entidades mas consolidadas a través de patrocinios, esponsorizaciones y demás campañas publicitarias y de relaciones públicas. Su implantación en la región y consolidación en la ciudad y provincia fue inmediata. Los acuerdos comerciales entre El Corte Inglés, Radio Valladolid y el Circuito Regional de la Ser en Castilla y León venía establecido por la central de la calle Hermosilla de Madrid en base a la audiencia y penetración de cada medio, siendo la emisora decana la mas beneficiada por ostentar el liderazgo de audiencia. La publicidad venía a través de su central de compras, Media-Planning y utilizaban a una agencia local, JRR Publicidad, como mero mensajero. Esa situación produciría un malestar en la agencia local al finalizar cada ejercicio reclamando un rappel por las campañas que, lógicamente, no les correspondía porque lo cobraba la central de compras, pero ese tema generaría un enfrentamiento a comienzos de 1990 que serviría para arrojar luz sobre lo que se produciría en Abril de ese año.
La
expulsión de Fontán de la AERP
A comienzos de ese mismo mes de febrero se celebró una importante Asamblea de la Asociación Española de Radiodifusión Privada (AERP) –posteriormente cambiaría su denominación de privada por comercial (AERC)-, que por turno rotatorio presidía Eugenio Galdón en calidad de director general de la SER, y se contó con la presencia del Ministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones, Abel Caballero, en la que se plantearon tres temas fundamentales. El primero se refería a la acusación de doble financiación de Onda Cero, entonces propiedad de la ONCE, al disponer por un lado del popular cupón, cuya venta se consideraba una concesión administrativa del gobierno y por lo tanto no trataba en igualdad al resto de cadenas, y por otro la publicidad. No se llegó a un acuerdo concreto y se decidió seguir tratando el tema en el seno de la asociación.
![]() |
Logo actual de AERC |
El segundo
era mas delicado porque la AERP estaba negociando con la SGAE la forma en que la
radio privada debía compensar a los autores por el uso de la música en sus respectivas cadenas musicales, un tema muy conflictivo que llevaba varios años discutiéndose, y Fontán, que con el dinero obtenido tras la venta de sus acciones de la SER a Polanco se
había hecho con el control de Radio España creando Cadena Ibérica, estaba
negociando con la Sociedad de Autores a espaldas de la asociación lo que se
consideró una deslealtad y traición al resto de la radio privada, por lo que se
procedió a plantear su expulsión de la AERP. Se votó y el resultado fue la
salida de Radio España y Cadena Ibérica, que no regresaría hasta cinco años mas
tarde junto a Onda Cero que también sería expulsada en 1992 al estar financiada
por una institución de carácter público como la ONCE.
Hubo que
esperar a 1994 para que la refundada Asociación Española de Radio Comercial
(AERC) acogiera en su seno a todas las grandes cadenas de radio comercial
incluida la Cope. En esos convulsos años de la radio la cadena de la
Conferencia Episcopal abandonaría la Asociación a comienzos de 1993 como
protesta por no haberse sentido debidamente defendida a raíz del veto que el
presidente del Rayo Vallecano, José Mª Ruíz Mateos, había impuesto a José María
García y su equipo para entrar en las instalaciones del campo de Vallecas.
El ministro y las emisoras piratas
![]() |
Abel Caballero, ministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones (1985-1988) |
Finalmente, aprovechando la presencia del Ministro en la clausura de la Asamblea se le planteó la preocupación de la Asociación por la vista gorda que estaba haciendo la administración ante la proliferación de emisoras piratas por todo el país, incluso ante cierta dejación por parte de los gobernadores civiles que debían velar por la legalidad del espectro radioeléctrico. Concretamente Benjamín Llorens, director de Radio Alicante, invitado por Galdón contó su experiencia con Virgilio Fuentes, gobernador civil de la provincia, José Luis Lassaletta, alcalde de la ciudad, Antonio Fernández Valenzuela, presidente de la diputación y diferentes diputados y senadores, a los que en repetidas ocasiones les había pedido actuar, y plantear ante el gobierno central, la proliferación de emisoras piratas que hacían la competencia desleal a las legalmente establecidas para que de una vez se tomaran medidas para extirpar ese cáncer. El ministro se mostró molesto por el tono y pidió que se retiraran las acusaciones, algo que se hizo a continuación, pero el problema de la piratería de emisoras en lugar de reducirse aumentaría hasta niveles que apenas 15 años mas tarde estas superaban en número a las legalmente establecidas en España.
El daño que la piratería hacía a la radio era de muy difícil reparación al vender publicidad a precios escandalosamente bajos, cuando no de regalo, sin hacer contratos a los trabajadores, mayoritariamente jóvenes, de los que abusaban amparándose en su ilusión, al margen de no declarar impuestos, ni abonar a SGAE por la música emitida, emitir en frecuencias que en ocasiones estaban muy juntas en el espectro con las legales y con potencias escandalosamente altas. Solo la crisis de los últimos años ha ido paliando aquél escándalo que se produjo ante la inoperancia –cuando no permisividad- de los respectivos gobiernos de distinta ideología.
Comentarios
Publicar un comentario