Mari Trini, todas las caras del amor y el desamor

Portada del CD
Tras la publicación de las últimas grabaciones inéditas y maquetas de Cecilia en Diálogos, Rama Lama Music ha sacado una colección de cuatro de los LP’s mas importantes de la carrera de Mari Trini en Hispavox, la compañía con la que publicó la mayoría de su material. El doble CD contiene A mi aire (1980), Oraciones de amor (1981), Una estrella en mi jardín (1982) y Mari Trini (1984), su primera aproximación a las composiciones mexicanas y mas concretamente al bolero.

Quien sigue este blog sabe que no soy imparcial ni equidistante en según que temas y artistas. Desde luego no puedo ni quiero serlo con Mari Trini por motivos que se escapan a la razón; son motivos del corazón. De ahí que cuando José Ramón Pardo me pidió que escribiera la presentación y documentación de la nueva recopilación de cuatro de los mas importantes LP’s de mi amiga no solo se lo agradecí si no que para mi fue un inmenso honor.

Doble CD con cuatro LP’s

En A mi aire se muestra la autora rompedora tanto en el diseño de la portada como en la producción, composiciones y arreglos. Entra en un mundo en el que se siente plenamente libre que manifiesta en canciones como Despiértame, la reivindicación de El Poeta, o la ironía en el “amor a solas” de La primera vez. Es un disco mucho mas acústico y menos orquestal, mostrando su dominio en temas comerciales como El desertor, el odio al engaño y la traición y el total desprendimiento de Ayúdala, el dolor de Que mas me da o hasta reivindicando su propia independencia y libertad retratándose una vez mas en Soy un caso perdido.

Contra del CD
“Siempre hay que ir con los tiempos que se viven, cada día me siento mas joven, vital y próxima a todo lo que me rodea”. ¿Por eso te gusta volver rápidamente al primer plano, en apenas un año?”, la pregunté en cierta ocasión y me contestó que no era algo que se planteara “lo hago cuando siento la necesidad de comunicarme”.

Oraciones de amor es un álbum de hermosas e impactantes plegarias de amor y desamor en el que principalmente destaca el tema que cierra el disco; una canción en la que había vuelto a hacer el “esfuerzo terrorífico” de mostrar su soledad y la inadaptación a un hecho consumado como era la desaparición de un familiar al que amaba intensamente. A pesar de que para la compañía “no era la canción óptima, la canción perfecta… no era el producto…”, pero como ella mismo dijo “por narices la incluí en el disco, porque esa era mi canción y ante eso no hay quien me la quite, porque la única forma de evitarlo era matarme, y no es cosa de asesinato”, me dijo.

El disco se abre con Mírame, una de las mas bellas canciones de amor de su carrera, le sigue la ternura emocionada del amor de un gorrión por un águila espléndida y hermosa, una bella plegaria al Amor que estás en la tierra y la crítica una vez mas a la industria con el aire country de El Producto. Definitivamente era un enorme trabajo de entrega con una declaración que me apropié. Desde entonces cada vez que nos despedíamos lo hacíamos diciéndonos “Te amaré, te amo y te querré”. Seguía la advertencia sobre la mujer sometida en ¡Guárdate!, su constante búsqueda ¿En dónde estaré? y la mencionada Llueve, duele y llueve.

El mundo blanco permanecía en su sentir un año después con un aire mas etéreo al presentar Una estrella en mi jardín. La cantautora de los 70 se hacía cada día mas coheniana. Quizás aquella reflexión final sobre la sociedad y la petición de que Dios nos ayudara diera pié a su queja y petición en ¡Ay Señor!. De nuevo Danilo Vaona y ella misma se encargaban de la producción con el asesoramiento musical de Mariny Callejo y la fuerza de los coros entre los que se encontraban Mary Jamison, María Ovelar, Paula Narea, Amaia Saizar, Andrea Bronston, Eduardo Ramírez, Pedro A. Sánchez y el mismísimo José Mª Guzmán, nombres por si solos que son auténticas leyendas de la historia de la música de nuestro país.

Contra del libreto interior
Ese fue uno de sus mas duros partos como me dijo en cierta ocasión “no me hace falta parir para conocer su dolor porque lo sufro con cada canción, cada disco, y ya son muchos, quizás demasiados, pero siento que tengo mucho por dar a conocer aún…”. Se sentía todo ello al escuchar Hablando sola, como se pregunta ante las idas y venidas del amor viajero, el amor del “vaivén” como ella cantaba. La grandeza literaria de Mari Trini se manifiesta cuando retrata al amor de forma abierta y descarnada. Para algunos casi impúdica, porque no se deja nada en el pentagrama… todo lo que sentía lo comunicaba. Lo demostró en sus diferentes facetas en la confesión –una mas- de Amor mío, o en esa ternura que demuestra en la lucha entre la inconsciencia y madurez de A ese hombre. Sentía, escribía y cantaba el amor, a veces como una recién enamorada, y otras con el sabor de la plenitud del paso del tiempo, pero en su entrega tenía lucidez para ser intolerante con la traición y el engaño como en Robar amor o Una estrella en mi jardín.

Fue con esas canciones cuando me referí a ella utilizando aquél comentario de un crítico norteamericano sobre Melanie Safka, diciendo que la cantautora neoyorquina podía emocionar anunciando los horarios de los trenes. Mari lo hacía mirándote a la cara personalmente o ante la cámara de televisión. Cuando la pregunté por la forma de presentarse en las actuaciones de televisión me reconoció que le gustaba estudiar con el realizador cada plano con cada verso de las canciones “para trasladar al espectador las emociones de cada una de ellas…, se trata de interpretar”. En sus actuaciones televisivas es ella quien se acerca a la cámara, no al revés, te rodea, invade y te hace suya.


Mari Trini (1984) fue su primer homenaje al bolero y a los autores mexicanos, algo que repetiría con Los Panchos a comienzos de la pasada década. En esta ocasión su manera de expresarse lo hizo a través de la producción que ella misma y Maryní Callejo dirigieron con los arreglos de Jesús Glück, haciendo que pareciera que esas canciones estaban escritas para ella, o –realmente- por ella misma. Ahí surgía de nuevo su otra enorme cualidad interpretativa, algo mamado de la escuela francesa.

No siempre el autor es quien mejor sabe interpretar lo que ha escrito, pero en su caso nadie mejor que ella para hacerlo. En este disco logra algo muy difícil, casi imposible, conseguir que las canciones parecieran suyas. Su forma de interpretar a Armando Manzanero, José Ángel Espinosa “Ferrusquilla”, Cuco Sánchez, Agustín Lara o José Alfredo Jiménez, demostraron esa cualidad.

Estamos ante una cuádruple joya editada en dos CD's con las grabaciones originales remasterizadas digitalmente, y no quiero terminar esta recomendación sobre cuatro de sus mejores discos sin recordar unos versos de una de sus mas hermosas canciones de amor que solo un artista, al límite de la sensibilidad creativa puede escribir. Siempre me ha llegado muy hondo y así es como ella hacía sentir.

Mírame,
suavemente quiero romperme al vencerte… y mírame,
al suicidio llevo mis versos en ti, sin dolor… mírame.
Mírame…
en cada gesto llevo tu amor,
mi vida bebo y brindo en tu honor,
no sé si es de locos hablar así…
(c) 1981 Mari Trini


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