Nunca... (132) EAJ-47 Radio Valladolid S. A.

Durante dos meses aproximadamente estuve hospedado en el Hotel Olid Meliá. José María Sánchez, su director, era uno de nuestros vecinos de Isla Cristina, en Madrid. Cuando se enteró del traslado él y su mujer, a la par directora del Hotel Mayorazgo de Madrid, se deshicieron en atenciones. Puso el hotel a mi disposición, dejó abierta la habitación como residente fijo hasta que encontráramos casa en Valladolid y puso un precio muy especial y rebajado a la radio. Cualquier ayuda en aquellos momentos era inmensamente agradecida. Todo el personal del hotel hicieron que me sintiera extraordinariamente cómodo y casi todas las noches cenábamos juntos en el comedor o en la vivienda que tenía en el hotel como director.

Al día siguiente se produjo el relevo efectivo en la dirección de la emisora con las presentaciones oficiales. Fernando Machado había citado a todo el personal a las 11 de la mañana y me fue presentando a cada uno de los miembros del equipo: Alejandro Tejerina, administrador, Emilia Magdaleno, auxiliar administrativo, Pilar Raymundo jefa de publicidad, Fernando Valles, jefe comercial, Miguel Alcover, jefe técnico responsable de alta, Pedro Alonso, jefe técnico de baja, Francisco Camino, Luis Arias, Antonio Alonso y Lorenzo Gómez, técnicos de sonido; Carlos Blanco, jefe de programas, Goyo Martínez, jefe de informativos; José Mª Francisco, José Manuel Gozalo y Manolo Rodríguez, redactores informativos; José Ignacio Tornadijo y Ángel Manuel Pachón, redactores de deportes; Carlos Flores, coordinador de Los 40 Principales entre los que estaban Nacho Reglero, Carmen Ferradas, Marian Lázaro, Carlos Raúl Martínez y Yolanda Vázquez junto a los colaboradores externos Manolo Illana, crítico taurino y Vicente Oliver Narbona, meteorólogo. Entre los que se sumaron a la presentación se encontraba Sabino Valdezate que había sido técnico de la radio desde casi los comienzos de la emisora allá por 1939. En total un equipo de 23 personas y varios colaboradores de diferentes programas hasta un total de mas de 35 personas. Me pesaba salir de Madrid, dejar atrás muchas cosas, pero tenía ante mi un maravilloso reto, un honor.

Era un equipo impresionante como me lo irían demostrando a lo largo de los años. A algunos de ellos los conocía personalmente porque llevaban también mucho tiempo en la radio y a otros los había escuchado en los programas de cadena e informativos. Recuerdo que les dije que en mi iban a tener a un compañero mas que a un jefe y que me gustaba que sintieran que estaría cerca de ellos. Quería estar debidamente informado de los contenidos, temas de actualidad y necesidades de todas las áreas teniendo mi puerta siempre estaría abierta, como iban a comprobar desde el primer momento, y en cualquier caso nos íbamos a divertir porque veía por sus caras, y por lo que me habían contado, que estaba al frente de un equipo de apasionados por la radio y la Ser.

Ver mapa más grande Parquesol en la actualidad

Dimos una vuelta de nuevo por las emisora y en compañía de Miguel Alcover, Fernando Machado y yo fuimos a ver el centro emisor porque estábamos a punto de mudarnos. SE había vendido la parcela en la que se encontraban los equipos a la promotora de Marcos Fernández que estaba construyendo el nuevo barrio de Valladolid, Parquesol. A continuación fuimos a ver el terreno de las que serían las nuevas instalaciones en La Cistérniga, municipio que se encontraba a 10 kms. de Valladolid en el lado opuesto, la carretera de Soria.

Ver mapa más grande. En el centro, bordeado por la A-11 
el centro emisor de Radio Valladolid tras el traslado.

Una vez vista la situación machado me dijo “Hala, a trabajar”, nos dimos la mano y se marchó. Tenía asuntos delicados que resolver en Madrid. Días después supe que Galdón había decidido rescindir su contrato, pero finalmente le nombraron director de Ser Guadalajara.

Cuando regresé a Montero Calvo 7, segunda planta, fui consciente de la soledad y del trabajo abrumador que se venía encima: el traslado de equipos, obras pendientes de acondicionamiento de las instalaciones, elecciones municipales y autonómicas viciadas por Aznar desde la dimisión de Demetrio Madrid, etc. Lo menos preocupante era conocer a los responsables de las agencias de publicidad porque contaba con la colaboración de Fernando Valles, las autoridades locales y regionales, y ahí contaba con la inestimable colaboración de Goyo Martínez y carlos Blanco, y a continuación conocer el ambiente musical en el que se movían las operaciones de los chicos de Los 40 donde me encontraría en mi salsa recordando mis tiempos musicales; ya empezaron a hablarme de Cantarranas y de Celtas Cortos.

El Conde Ansúrez preside la Plaza Mayor
con la Casa Consistorial al fondo

Pero lo que me resultaba asfixiante era el despacho. No es fácil de explicar, pero me recordaba al que mi abuelo había tenido en la casa en la que viví mis primeros once años en Marqués de Urquijo, semi-esquina al Paseo de Rosales de Madrid. Todo el mobiliario era negro y decimonónico con una lámpara colgante de araña, hasta tal punto que lo mas claro eran unas paredes cubiertas con madera de nogal, una moqueta marrón oscura y unas dobles cortinas que impedían que entrara la luz de la estrecha calle Montero Calvo. Era como estar dentro de un ataúd. Lo primero que le pedí a los técnicos fue cambiar la señal de los cables de las instalaciones para que la mesa estuviera orientada lateralmente para que entrara luz aunque fuera por la derecha y nos deshiciéramos de las cortinas, con los visillos –de momento- era suficiente. Pedimos  diferentes presupuestos para clarear el despacho y finalmente se encargaría El Corte Inglés de hacer las obras. Aún no se había instalado en la capital del Pisuerga pero estaba anunciada su inauguración para unos meses mas tarde, de modo que de acuerdo con la dirección y a través de intercambio de publicidad que negociaron Rafael de Benito y Alfonso Morata acometeríamos la obra. A continuación atacaríamos la de la redacción de informativos y posteriormente las que conllevarían la llegada de las emisiones vía satélite de Los 40 Principales con la instalación de la parabólica.

Podía parecer que llegaba una tormenta a un lugar muy tranquilo, pero todo fue haciéndose de modo paulatino, en orden, sin prisa pero sin pausa para poner las instalaciones a la altura de los tiempos y del trabajo que realmente se realizaba. Mientras tanto tenía que hablar cada uno de los miembros de la emisora personalmente para conocer sus inquietudes, deseos, ambiciones y en la medida de lo posible atender sus sueños. Acababa de llegar a una emisora histórica de la radio en España, iba a tener el honor y el orgullo de formar parte de la historia de EAJ-47 Radio Valladolid S. A. 

Nombrar Radio Valladolid es referirse a una parte esencial de la historia de la radio en España; una historia que arranca en el lejano mes de Febrero de 1934 -el próximo año cumple su 80 aniversario- cuando comienza sus emisiones como EAJ-47 Radio Valladolid, aunque las primeras pruebas comenzaron a finales de 1932. Un empeño de los burgaleses Fidel Ángel Martínez Sáez y Manuel Mata Villanueva con el apoyo técnico del palentino Ángel Pérez Navas, abuelo de Antonio San José y la posterior dirección de Francisco Javier Martín Abril. Pasó por por diferentes locales; el Hotel Francia en la calle Teresa Gil, donde comenzaron las emisiones, el edificio de La Unión y el Fénix Español en la calle Santiago, hasta llegar a Montero Calvo, detrás de la Plaza de España, donde se hallaba en la primavera de 1987 cuando entré a formar parte de su historia (Recientemente se trasladó a la Avenida de la Estación, donde se encuentra en la actualidad).

Lolita Herrera no quería cantar

Lolita Herrera en Radio Valladolid 
(Foto: Archivo RTVE)

El personal de la emisora, jóvenes y veteranos, me hablaban en nuestras primeras reuniones de Clarita Echevarría, Homero y Rosita Martín, sus primeras “speakers”, como se llamaba entonces a los locutores; de Conchita Velasco o Lola –Lolita-Herrera, que acudía a las matinales de los domingos en el Teatro Carrión para cantar zarzuela entre los 12 y 19 años, aunque ella quería ser actriz, pero antes de conseguirlo realizaría programas como El pajarín azulín, para mas tarde dar el salto al “Hollywood de la radio”, como ella denominaba al cuadro de actores de Radio Madrid que dirigía Antonio Calderón. 

Me hablaban de los programas en directo que se hacían en el pequeño auditorio de la radio, de los personajes de Elena Fortún, como Celia, que interpretaba Julia Martín, de Basi (Basilia de Andrés), que llevaba la oficina a la vez que era maestra. Mencionan a Virgilio Peña, un coronel del ejército que llegaría a general, y que sustituyó a Pérez Navas.

Posteriormente las familias Martínez y Mata, propietarios de la emisora llegaron a un acuerdo con la SER y Ramón Varela adquirió la sociedad poniendo al frente de ella a Fernando Machado. Fue la época de Rafael González Yáñez y Pilar García Santos al frente de un programa emblemático, Valladolid al día, tiempos de profesionales de la talla de Guillermo Gallardo, Mari Presen, Luis Ignacio Calleja, Pedro Alonso, Charo Pascual, que obtendría una gran notoriedad en los primeros años 80 como meteoróloga de TVE, Julio Mozo Méndez que se marchó a montar la Cope, Charo Sacristán, Germán Losada, Luis Miguel de Dios, Paco Forjas, Emilio Cimas y Luis Anselmo Sánchez con sus mañanas de domingo, hasta un largo etcétera.

Profesionales de una emisora legendaria

Radio Valladolid, avanzada en la música

Radio Valladolid había sido siempre una emisora volcada hacia la música. En los albores de los ’70 Rafael González Yáñez realizaba Discoclan, un programa de música vanguardista y progresista de media hora a las tres de la tarde de lunes a viernes con música de Vanilla Fudge, Cream, Eric Clapton, Eric Burdon, Led Zeppellin, Santana, etc. Los sábados por la tarde lo hacía cara al público en el auditorio de 3 a 5 de la tarde con actuaciones en directo.

A comienzos de la década de los ’80 se puso en marcha Los 40 Principales a través de la FM de Radio Valladolid encomendándole la tarea a Carlos Blanco, que ya se había hecho una notoriedad en la radio musical con “La hora bruja a medianoche” un programa en el que a mediados de los '70 programaba a Elton John o a David Bowie del que decía cosas como “Bowie, la revolución de la hormona,... en la recta final de la hora bruja...” y a continuación ponía el (gong) de Hora 25.

Algunos miembros de la vida de Radio Valladolid: Goyo Martínez, Josefina García, 
Lorenzo Martínez Duque, Manuel Illana, Carlos Flores, Pilar Raymundo, 
Pedro Alonso, Rosita Martín, José Ignacio Tornadijo, Luis Laforga y Luis Arias (sentado) 

Carlos y Emilio Cimas arrancaron Los 40 principales dando entrada a un grupo de jóvenes apasionados por la música y la radio que lo demostraban en los diferentes turnos y en el programa de la noche en el que se entregaban en cuerpo y alma a soltar todo lo que la fórmula les impedía a través de Ciclos, un programa en el que llegaban a participar oyentes que traían sus discos de casa, y gracias al cual surgieron nombres como Nacho Reglero, Carlos Flores, Manu Dávila, Carlos Raúl, etc. Emilio Cimas pasaría posteriormente a presentar la versión local de El Club de la Tarde que en Radio Madrid realizaba Mariano de la Banda.

Pero si hay una pareja emblemática en la historia de la radio moderna tras la llegada de la democracia fue la que formaron Josefina García y Carlos Blanco, hasta tal punto que a ella le sirvió para dar el salto a Radio Madrid y los programas en cadena y consolidarse durante mucho tiempo como pareja radiofónica de Joaquín Prat en la época que Carmina Pérez de Lama estuvo embarazada, y a Carlos Blanco le consagró como el hombre de Iñaki Gabilondo en Valladolid. Él era responsable de la programación convencional, conductor del Hoy por hoy local y corresponsal del programa de la cadena en la capital del Pisuerga.

Me habían puesto al frente de uan emisora histórica, que había sabido avanzar con los tiempos y en muchos aspectos había ido por delante de su época. Como otras muchas se había convertido en la voz y referencia de la ciudad y su provincia. Para mi era un privilegio y un honor. El reto consistía en no solo no desmerecer sino intentar acrecentar el mito.

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