Nunca... (45) Las elecciones del verano en la Ser
La primavera de 1977 había
sido totalmente efervescente; la primera convocatoria electoral democrática
desde los días 16 y 23 de febrero de 1936 había traído consigo una explosión
participativa que llegó a todos los rincones y actividades del país. La Unión
de Centro Democrático (UCD), que encabezó Adolfo Suárez, gano por una
diferencia algo menor de un millón de votos sobre el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra,
obteniendo el PCE de Santiago Carrillo, Dolores Ibarruri y Rafael Alberti, algo mas de un millón setecientos mil
votos, como resultados mas importantes que dieron lugar a un periodo
constituyente.
En ese ambiente Tomás Martín
Blanco y Rafael Revert plantearon a la audiencia de la Ser, a través de sus
emisoras, la elección de la canción y artista del verano. Una campaña que de
forma oficiosa realizaban todas las emisoras los años 60 y que venía a
consagrar de forma honorífica a los triunfadores del estío en ventas y galas.
Los habituales triunfadores habían sido los Fórmula V, Georgie Dann, Los
Puntos, Julio Iglesias,… eran canciones sin grandes pretensiones que servían
para hacer la foto del verano de cada año y que finalmente pasaban a formar
parte del álbum musical de nuestras vidas.
Pero en esta ocasión el
planteamiento era comprometido porque se trataba entre elegir y adivinar cual
sería la canción que mas se vendería y escucharía a lo largo del verano. El
ganador final por el que apostó la audiencia fue Miguel Bosé que inundó las
ondas hertzianas de la OM y la FM del país con su Linda; a continuación quedaron ex-aequo Mi buen amor, de Camilo Sesto y Te
daré mi vida, de Lorenzo Santamaría. El resto de aspirantes fueron Eres toda una mujer (Albert Hammond), Fiesta (Rafaella Carra), Morir al lado de mi amor (Demis
Roussos), Un pueblo es (María Ostiz),
Ritmo Tropical (Chocolat’s), Solo era un niño (Mocedades) y Gavilán o Paloma (Pablo Abraira) entre
los diez primeros.
Los Premios del 76
La campaña se lanzó al
tiempo que se entregaban en una edición especial de El Gran Musical presentado
por Pepe Domingo y Joaquín Prat Los Premios a los Mas Importantes de 1976,
en el Teatro Alcalá Palace, donde triunfaron entre el fervor de sus fans los
“guapos oficiales” Shaun Cassidy, Camilo Sesto, Miguel Gallardo, el propio
Lorenzo, etc. También recogieron sus estatuillas Ana y Johnny, Joan Bautista
Humet, Pablo Abraira, Claudio Baglioni, María Veranes, Miguel Bosé, Bebu
Silvetti, María Ostiz, Perales, etc., pero el gran triunfador del año había
sido, y lo demostró en una gran actuación Lorenzo Santamaría, que se sacó la
espina del rockero que llevaba dentro haciendo toda una exhibición.
La Polaca
La Polaca
La Polaca |
Josefa
Cotillo había
nacido en el barrio de Lavapiés en Madrid, a los diez años dejó de estudiar y
se entregó en cuerpo y alma a su pasión, el flamenco. Completamente autodidacta
esta figura del flamenco debutó con doce años en el Teatro Alcázar en la obra La
Parrilla y a los dieciséis
entró en la compañía del bailarín José Greco, donde entre su lengua de trapo y
la forma de bailar le pusieron de apodo “La Polaca”.
De gira
por el mundo actuó en varios países de Europa, las Unión Soviética y hasta en
la Casa Blanca ante el presidente Kennedy. Entre 1965 y 1977 intervino en
varias películas; Con el viento solano
de Mario Camus, El amor brujo de
Francisco Rovira, Las secretarias de
Pedro Lazaga y Del amor y de la muerte
de Antonio Gómez Rico. Su última intervención en el cine fue en la nueva
versión de El amor brujo que realizó
Carlos Saura en 1986. En el verano de 1977
presentó su versión de Me va, me va,
que Julio Iglesias convertiría en un clásico, y por ese motivo quedamos una
tarde en la radio, y mientras hacía el programa hablé con ella para El Gran
Musical.
Realmente era una mujer explosiva, tremendamente atractiva y
seductora. Lo comprobé nada mas saludarme al abrir la puerta del estudio. Hablamos de su arte, del
motivo que la llevó a grabar un disco, de la interpretación de su energía y del
amor y empeño que ponía en todo a pesar de ser muy “vaga”, como me confesó. Se
retrató como persona, profesional y mujer, y para finalizar me confesó que no
se arrepentía de nada de lo que había vivido y experimentado, del estímulo que
le producía su trabajo y de los artistas a los que admiraba como Manolo
Caracol, Paloma San Basilio y Lola Flores, para finalmente mostrar su lado mas
humorístico declarando que le “caían gordo”, los “gordos”, y “bien”, los flacos
como yo. Reímos, seguimos hablando hasta el final del programa entre Lp, y Lp y
al acabar nos fuimos a cenar.
El tiempo y yo
Mari Trini tenía nuevo disco
de cara a ese verano con proyección al otoño, El tiempo y yo era la siguiente apuesta en su constante evolución. Habíamos quedado en el teatro del
Parque de Atracciones, que se había convertido en la nueva sede de El Gran
Musical para el verano, para hablar tras la actuación en directo en la que
presentaba los nuevos temas, y como siempre se mostró como era sincera y
transparente, al menos siempre lo fue conmigo desde el primer momento.
De ahí que cuando le dije
que teníamos que tratar con cuidado y esmero cada trabajo, fuera LP o sencillo,
me contestara, “si, Juan, porque aquí se cuida y respeta solo lo indigno, lo decente
se maltrata”. Estaba disgustada y se desahogó de forma vehemente y con
la confianza que me tenía, sabiendo que muchos aspectos de la conversación
quedarían entre ella y yo. Era consciente de la dificultad en la que me ponía a
la hora de poder trasladar la conversación a una entrevista escrita.
Me quiso resaltar
principalmente la belleza de Llovía en
Madrid a la vez que retrataba a los Destructores
asociados. Mari nunca fue una autora encasillada en la canción protesta
porque la sutilidad e ironía con las que trataba los temas que la preocupaban
la hacían imposible de etiquetar. E insistía en los temas que para ella tenían
una calidad incuestionable.
La grabación de aquella
entrevista la guardé hasta el día de su muerte. Ese día decidí que aquella
conversación, que había re-escuchado millones de veces debía irse con ella para
siempre, borré la cinta y la destruí.
Ganó Bosé con su Linda, las galas del verano fueron para
Manhattan Transfer, pero aquél año quedaría marcado para la historia como el de
la muerte de dos reyes.
Proximamente: La
muerte de dos reyes
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