Antonio Gª Ferreras, periodista con vocación, pasión y ambición, todo 'al rojo vivo'


A. Gª Ferreras, vocación, pasión y ambición
Tras superar su propia prueba la temporada pasada Antonio García Ferreras, director de La Sexta, ha decidido darse el empujón televisivo -casi definitivo- al pasar, a partir de hoy, el programa Al rojo vivo al prime time de las mañanas con debates, tertulias y entrevistas en un otoño que va a ser caliente. Por delante tiene las medidas económicas, los cambios en la Constitución, el 15M, el manifiesto por la libertad para cambiar la Ley electoral y la campaña que nos llevará al 20N.

Sin duda van a ser unos meses que queramos o no vamos a vivir intensamente, porque desde la transición no recuerdo tanto movimiento ciudadano, estamos ante un despertar de una sociedad a la que intentaron inocular el virus del consumo, alienación y pasotismo para quedar adormecidos, casi en estado de coma. Y es bueno -es maravilloso- este despertar, incluso para mover las conciencias de los que están en contra…

Conocí a Antonio García Ferreras en 1989. Tras dos veranos de muy bajo nivel entre los becarios seleccionados por la central de la Ser para realizar las prácticas de verano en las áreas de informativos y programas, me encargué personalmente de que las personas seleccionadas para esos meses tuvieran el interés y vocación por la profesión que hay que exigir a alguien que va a dedicarse el resto de su vida al periodismo. Una vez efectuada la primera selección de candidatos, Javier Agustí, entonces director de recursos humanos de la Ser, me llamó para decirme que estaba convencido que este año iba a estar de enhorabuena.

En los '90
Tras la primera conversación, en Radio Valladolid decidí incorporarle a la redacción de informativos como becario de ese verano para que de la mano de Goyo Martínez, hoy jefe de Prensa de la Ministra de Defensa, Carme Chacón, y entonces jefe de informativos de Castilla y León, y Carlos Blanco, jefe de programas, tomara el pulso a la ciudad y la región, algo que no le resultaba extraño porque ya ejercía como corresponsal de OTR en León.

Aquella era una época rica y difícil -informativamente hablando- porque el presidente regional era José Mª Aznar y, a pesar de sus entradas y salidas en el gobierno, Miguel Ángel Rodríguez ejercía como hombre de confianza junto a Ana Botella, personajes que tendrán su “momento de gloria” en este blog cuando llegue su momento, pero ya adelanto que para los que les conocimos en aquellos años no nos sorprendió nada de lo que vino a continuación.

Antonio era brillante, trabajaba sin descanso, con vocación y pasión, algo que siempre ha puesto en cada nueva andadura que iniciaba, en ocasiones le perdían las formas y de ahí vino nuestro primer y único conflicto cuando me decepcionó al no cumplir la palabra que me había dado sobre su continuidad en Radio Valladolid. Aquello me afectó en lo personal y profesional porque era la primera vez que alguien, en quien había depositado la confianza, me fallaba. Dos años después, en una asamblea anual de directores de la Ser en San Sebastián hablamos sobre el asunto en un desayuno en el Hotel Londres y tras entender sus motivos, no compartir la forma, y él aceptar los míos, retomamos la relación.

Pasó de becario en Radio Valladolid a redactor de la cadena Ser en Sevilla, un año después era subdirector de informativos en Andalucía, mas tarde director, organizando todos los eventos que la cadena realizó en la capital andaluza con motivo de la Expo-92, y de ahí dio el salto a la central de la Ser como subdirector de informativos junto a Luis Fernández. No volvimos a trabajar juntos hasta mi nombramiento como director de comunicación de la Ser en febrero de 1998, momento en el que Antonio ya era director de informativos, tras aceptar Luis la oferta de Tele 5.

Asamblea de la Ser en Murcia,
Ferreras (segundo de la derecha)
 es director de la Cadena
Trabajamos juntos hasta Septiembre de 2004, cuando se marcha al Real Madrid como director general de comunicación con Florentino Pérez, y debo decir que esos años fueron, junto al resto del tiempo con Daniel Gavela como director general, los mas fructíferos en el aspecto profesional, y como he dicho en alguna que otra ocasión compartir con ellos aquellos años de periodismo, investigación y persecución que sufrió el Grupo, las manifestaciones contra la guerra de Irak, junto al atentado del 11-M, las elecciones del 14-M y el hundimiento del Prestige, se convirtió en mi auténtico Máster de Periodismo y Comunicación.

Debo reconocer que había algo que nos unía a ambos; habíamos trabajado bajo la intolerancia de Aznar en Castilla y León, él durante tres meses y yo tres años. Eso nos daba un plus de complicidad en los diferentes temas informativos porque conocíamos al personaje y su forma de actuar, agravada –o mejorada- con los años.

El fútbol, su pasión
Antonio es un hombre que se entrega con ardor y pasión a cada causa y la toma como bandera cuando cree en ella y te contagia su espíritu; en esas ocasiones se convierte en un niño grande -casi un frikie- y lo mismo hace con el fútbol, con la música clásica, la televisión, Harry Poter o la última publicación del mas importante ensayista, filósofo, autor teatral o comedia musical. Su capacidad es admirable. El fue el primero que nos habló a Gavela, Delkáder y a mi de un diputado por León del Psoe que, siguiendo el estilo de la “tercera vía”, estaba evaluando la posibilidad de presentarse al Congreso que el partido iba a celebrar para sustituir a Almunia; José Luis Rodríguez Zapatero.

Nunca podré olvidar las reuniones de diferentes temas, su criterio, su madurez y forma de saber escuchar, que había ido ganando con los años. El pasión que compartíamos sobre el fútbol y el Real Madrid. Cuando estaba negociando con Florentino Pérez me pidió mi opinión. Yo le dije que no confundiera su pasión con su vocación, porque el Madrid era su pasión y el periodismo su vocación; me contestó que podía volcar todo en el mismo sentido en el club que amaba y la oportunidad que se abría ante sus ojos. Siempre fue ambicioso y entendí su marcha aunque en el Grupo pensaron que tras el periodo en el Real Madrid volvería. Yo sabía que no lo iba a hacer porque seguía creciendo.
  
El periodismo, su vocación
Tras el periodo futbolístico y la creación del servicio multimedia, televisión, web y sentar las bases del la radio del club de Concha Espina, saltó a La Sexta de la mano de Roures y Contreras, haciendo que en Gran Vía se sintieran frustrados, cuando no engañados. Pocos años después volvió a sentarse frente al Grupo Prisa para negociar el acuerdo del fútbol, las televisiones, y a continuación la posible fusión de entre Cuatro y La Sexta. No asistí a ninguna de las reuniones pero por las informaciones que me llegaban imaginé el dolor que Gavela debía sentir al tener enfrente a Antonio y su actitud, parece ser que poco conciliadora.

Hacía mi, y una vez aclarado el incidente de Valladolid, manifestó siempre cariño y respeto. Cuando tenía ocasión en público o privado resaltaba mis orígenes, conocimientos musicales y trayectoria en la radio, y yo siempre he dicho alto y claro, enorgulleciéndome de ello que “yo tuve a Antonio Gª Ferreras de becario en Valladolid”.

Hoy ha empezado una nueva singladura en una etapa muy dura; tiene por delante la realización de Al rojo vivo, seguir de cerca la campaña de Rubalcaba, otro de sus grandes amigos, las negociaciones de fusión con Antena-3 y el resto de retos diarios, o los que se le pongan por delante y, estoy convencido que si ha aprendido a domar su ambición, controlar su pasión y disfrutar de su vocación, su carrera no tiene horizonte.


Comentarios

  1. La valentía de Ferreras va más allá, incluso en otro tipo de cosas. Fue el que dio el espaldarazo a ese programa que hoy se ha convertido en un mito de la radio, Milenio3.
    Sonaba increíble que la SER diese paso a un programa tan extraño. Y Ferreras, por lo que ha contado el propio Iker en antena, fue quien dio el puñetazo en la mesa.
    Esperamos un día una entrada sobre Iker y su mundo. Nos gustaría mucho.

    Karlos77

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  2. Lo haré encantado y muy pronto porque le admiro y tenemos muchas cosas en común.

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