Creadores, piratas y la ministra

Hasta la aparición del CD los oyentes de radio, amantes de la música y espectadores de televisión grabábamos las canciones en casetes o en cintas de vídeo para el uso personal en nuestros equipos, pletinas o walkmans. Nadie nos acusaba de ser piratas o de cometer actos delictivos. La SGAE negociaba -y lo sigue haciendo- con las cadenas de radio y TV para cobrarles un porcentaje de la publicidad emitida por el uso de la música emitida, de los jingles, sintonías y de las bases musicales de la publicidad, obteniendo unos altos beneficios.

Hace unos años -no demasiados- estaba prohibido entrar en los conciertos con cámaras fotográficas o de video, los equipos de seguridad te cacheaban y miraban en bolsos y mochilas, pero con la llegada del teléfono móvil esas medidas quedaron obsoletas y hoy en día es normal ver en cualquier actuación a miles de seguidores haciendo fotos o grabando actuaciones con los móviles. Todo cambia a una rapidez inimaginable y me pregunto si la industria del cine y de la música lo hacen al mismo ritmo.

Con la llegada del mundo digital, sus diferentes soportes e internet se ha producido una auténtica revolución que se ha llevado por delante las estructuras conocidas porque la población va siempre varios pasos por delante, pero lo que no puede hacer un gobernante es poner puertas al campo aunque si perseguir al delincuente.

Entiendo, y comparto, la preocupación y desazón de los creadores por el uso indebido de sus obras, el negocio fraudulento y el enriquecimiento que se produce a sus espaldas, y a ello hay que atender para minimizar el daño que se les produce, pero llevamos mucho tiempo –demasiado- en que se carga en las espaldas del usuario el poco celo sobre la piratería “oficial”; se cobra un canon por la compra de cd’s “por si acaso” mientras la gran industria del top-manta sigue funcionando, y ese es el gran daño para los creadores.

Al margen de una legislación, que creo necesaria, habría que endurecer la persecución de esa industria ilegal para que no llegue a suceder lo mismo que en el negocio de la radio en el que hay casi mas emisoras “piratas” que legales. Yo no tengo la solución tecnológica del problema, pero creo que se avanzaría mucho si se persiguiera a las mafias de la piratería con gravísimas penas y altísimas indemnizaciones cuando son detenidos sus máximos responsables.

Sobre la Ley Sinde tengo que decir que no la conozco, pero a mi también me escandaliza que los diputados no sepan proteger la cultura -imagino que los artistas se lo pensarán dos veces la próxima vez que un partido les pida colaborar en un acto político- y sobre la educación de la ministra un simple comentario: si le tumban un ley, y no dimite, no tiene que enfrentarse a un periodista que, en legítimo uso de su profesión, le pregunta si ha pensado hacerlo. No es de recibo que su señoría conteste “Yo no, y usted” ¿De qué tiene que dimitir el periodista? A él no le han echado para atrás una ley en el Congreso de los Diputados y en una democracia un miembro del gobierno, o un representante de los ciudadanos, está para servir a la sociedad y contestar a la prensa, y si no le gustan las preguntas hay muchas formas de responder de forma “culta y educada” señora Ministra de Cultura. 

Comentarios

Entradas populares