Michael Bublé y yo

No, este no puede ser un comentario imparcial, ni quiere serlo. Cuando te implicas con un artista, o él se mete en tu vida hasta formar parte de ella, no puedes ser imparcial, es imposible, y en mi caso no hay nada que me pueda condicionar por eso me siento mas libre a la hora de reconocer mi pasión por la música y el espectáculo de Michael Bublé.


Han pasado cinco años y ambos hemos crecido, madurado. Su primer concierto en Madrid en diciembre de 2005, tras una visita promocional al Hoy por Hoy de Iñaki Gabilondo, en la que cantó en el estudio central de la Cadena Ser un par de canciones a finales de Enero del mismo año, fue mágico y sorprendente. Llenó el Telefónica Madrid Arena de la Casa de Campo y en poco mas de hora y media contagió de su espíritu y optimismo como lo hacían los grandes croners de los años 40 y 50. Eran los tiempos de “It’s time”, “Home, Can´t buy my love”, “Save de last dance for me”,  la impresionante versión de la legendaria “Me and Mrs. Jones” de Billie Paul, de “You and I” o de la sensacional “A song for you”, una de esas canciones que, junto a “Lost” forman parte de mi vida de una forma indeleble, canciones que te marcan y te penetran hasta quedarse tan dentro de ti que forman parte esencial de uno mismo.

Entonces contagiaba con la original puesta en escena de su espectáculo, integrando en los monólogos, las canciones, los bailes, los juegos de luces y hasta la forma de presentar a la banda, integrada por una serie de los mejores músicos de Canadá y Estados Unidos. Aquél concierto estaba imbuido por una magia externa y quedó mitificado en mi mente, en mi recuerdo, pero el de ayer…

El de ayer está fuera de categoría, es otra historia, diferente, indescriptible,… Cuando Bublé interpretó “Crazy Love” me cogió del brazo, me acarició, me meció y me sentí transportado a un mundo indescriptible… Siempre ha sabido integrar al espectador en su espectáculo y convertirse él en espectador de lo que genera y ahí se encuentra como pez en el agua; Ahí es cuando la audiencia se entrega de tal forma que el artista tiene que pedir que “no le quieran mas”. Baila, se mueve, imita a Michael Jackson, hace cantar a espectadores que se saben sus canciones, se involucra con la ciudad en la que está y sus manifestaciones en el escenario se notan sinceras.

El show “Crazy Love” no se pierde en adornos superfluos, solo se permite dos momentos de efectos al margen de la música y la luz porque la fuerza está en el mismo, sus canciones y la banda, la sensacional banda que forma parte del espectáculo. Son las canciones de siempre mas “Cry me a river”, con la que arranca el concierto mas una manojo de las que forman parte de su nuevo disco “Haven’t met you yet”, Twist and shout”, “At this moment”, “Crazy love” -¡que forma de interpretarla!-, etc. y como siempre alcanza uno de los momentos mas espectaculares cuando acompañado por los increíbles “Individuality7”, que actúan de teloneros, recorre el auditorio rodeado por la audiencia y subido en un pequeño escenario al lado de la mesa de sonido e interpreta una íntima versión de “Home”.

No, el concierto de anoche de Michael Bublé no fue uno más. Terminó demostrando una vez mas sus asombrosas facultades con “A song for you” finalizando la canción “a capella” y sin micro ante la entrega total del auditorio y yo esta vez la sentí mas dentro aún porque ahora si, ahora la canción y esa emoción habían tomado cuerpo, era real y estaba ahí…

No, no puedo escribir desde la fría razón cuando la emoción de las infinitas sensaciones te invaden y eso es algo que aprendí de Joaquín Luqui. Es la mejor manera de trasladar lo que has sentido a quien te lee. 

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