Cataluña, Catalunya, y más

Cataluña
Soy madrileño y amo Castilla, pero ahora vivo en el Mediterráneo. Por mis venas corre sangre catalana por parte materna. Mi abuela y toda su familia eran de Falset (Tarragona). Casi todos los miembros de la familia eran muy nacionalistas. Desde muy pequeño escuchaba a mi madre contar las historias de sus veraneos en la finca de sus tíos. A raíz de morir mis abuelos durante la guerra civil la "tía Beniteta" se encargó de la educación de cinco niños que se habían quedado huérfanos en cuatro meses, mi madre -la mayor- con apenas 12 años, y el resto 10, 8, 6 y 5.

Entiendo que el presidente del Gobierno, en su papel, diga que su obligación es cumplir y hacer cumplir la ley -¡faltaría mas!- y que el president de la Generalitat quiera dar cauce a las demandas de los catalanes, estén o no a favor de la independencia. No me voy a remontar aquí a los hechos que nos han llevado a esta situación, pero si quiero resaltar que las leyes son un elemento que se dan los ciudadanos para la convivencia, es decir es una herramienta, y cuando esa herramienta no es útil hay que cambiarla.
Escocia

Cuando se dice que la Constitución manifiesta que la soberanía nacional reside en el pueblo español es cierto, pero también lo es que no deja de ser un instrumento para la convivencia, y si ese instrumento no es “útil” para una parte de la ciudadanía hay que sentarse y ver que encaje se puede hacer. Lo mismo que en otras ocasiones, la última en el verano de 2011.

En alguna ocasión me he referido a un ejemplo que puso Iñaki Gabilondo en la Asamblea de Directores de la Ser en Ibiza en 2005. Él acababa de dejar la Ser para ir a Cuatro y en su despedida de los directores, aprovechando lo que empezaba a moverse en Cataluña puso el ejemplo de la construcción de la Cadena Ser. Una cadena que había ido creciendo a lo largo de los años (desde 1924) por realizar un proyecto ilusionante al que libremente se iban asociando y afiliando empresarios de todo tipo, ideología y condición hasta dar forma a lo que se conocía en ese momento, y hoy sigue. Iñaki aplicaba el símil al estado. 

País Vasco
No se trata aquí de discutir ahora si el estado español tiene 500, 1000 o 2000 años, no importa. Lo que importa es el tipo de proyecto que podemos hacer entre todos y si una parte quiere decidir si sigue unida o no, y cómo lo hace yo me pregunto, en los tiempos actuales ¿por qué tenemos que imponer una Constitución. ¿Por qué no se puede hablar de cambiarla y adaptarle? ¿Por qué no se puede establecer una enmienda parcial, como sucede en la Constitución Americana para debatir o tratar algunos aspectos esenciales?
  
Estoy a favor de que el Gobierno central y el de la Generalitat se sienten, hablen, y pacten con los demás partidos en unos nuevos Pactos de la Moncloa o de Barcelona, o como los quieran llamar, pero ha llegado la hora de que nuestros representantes se sienten y dialoguen porque si no lo hacen, al margen de cumplir y hacer cumplir la ley se va a crear una enorme frustración al pueblo catalán y a continuación al vasco e incluso al gallego en un futuro.

Flandes
¿No será mejor estar juntos alegres que molestos a la fuerza? Cambiemos lo que haya que cambiar para que un pueblo, una nación como la catalana se manifieste, primero sobre el derecho a decidir y después ya veremos que se decide, y que cada parte haga su campaña como ha sucedido en el resto de países con situaciones similares se llamen Canadá, Escocia o Mali. Y si ese genera un problema económico-financiero mundial habrá que trabajar a fondo. No hemos llegado hasta aquí para detener el mundo tal y como lo conocemos. Las naciones como los seres humanos evolucionamos, crecemos, nos movemos.

Yo prefiero a una Cataluña feliz fuera de España o en un estado federal, y con buenas relaciones con el resto, que algo mas que una chinita en el zapato, como se refería Felipe González a Pasqual Maragall en los 80, porque aquella chinita se ha convertido en una piedra que hace imposible calzarse el zapato. Por cierto cuando se dice que los nacionalistas siempre están pidiendo hay que saber jugar las bazas. También los ciudadanos estamos –o deberíamos- estar siempre pidiendo y exigiendo mas. ¿A fin de cuentas no es la política el arte de lo posible?
Bretaña

Cuanto mas se vote mejor y mas libres seremos. ¡Si al derecho a decidir! Siempre.

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