Nunca... (120) Camilo José Cela de nuevo en la Alcarria

El recorrido
Finalizando 1984 Camilo José Cela había anunciado que realizaría un Nuevo viaje a La Alcarria, “ese lugar al que a la gente no le da la gana ir” según sus propias palabras, pero esta vez no lo haría caminando como en Junio de 1946 sino en un Rolls Royce que es un “automóvil sólido y de fundamento”, una choferesa negra y dos juglares. Los mas descreídos suponían que se trataba de una de sus excentricidades, pero los que vivíamos o trabajábamos en Guadalajara sabíamos que era totalmente cierto. De hecho Paco Tomey, el presidente de la Diputación nos lo había adelantado unos días antes en una comida. El recorrido sería el mismo que la primera vez y en las mismas fechas, es decir a partir de 5 de Junio. Al margen del sistema de viaje y la compañía, “el viajero” se imponía un nuevo reto: superar las “Tetas de Viana” en globo aerostático. De esa manera trasladaba al imaginario público lo que suponía ese reto sobre un cuerpo real… 

A pesar de los acontecimientos empresariales que nos rodeaban y tenían realmente preocupados, entre la firme determinación de unos, las maniobras por sujetarse a un sillón de otros, sin ser conscientes que los tiempos y las nuevas formas de gestión les habían superado, y utilizaban al comité de empresa en beneficio propio, junto a la osadía del resto de medios que con poca información o la que servía solo un lado mal-informaban tendenciosamente al ver que se empezaba a formar un grupo mediático potente, la primavera de 1985 trabajamos en la cobertura y seguimiento del viaje del académico. Ante las preguntas y lógica inquietud del personal les hice ver que pasara lo que pasara nuestro trabajo era hacer radio, y teníamos entre las manos dos impresionantes y uno de ellos irrepetible, el seguimiento del académico viajero y la realización de El Gran Musical.
El Viajero con Oteliña y los juglares
Debido a que la Diputación montaba una caravana y Olga y Nuria no tenían carnet de conducir se alternaron entre el seguimiento oficial y coches de amigos y colegas de profesión. Fue curioso saber que el viajero había comenzado su Nuevo Viaje a la Alcarria como lo había hecho yo cuando me anunciaron mi nuevo destino: Ir a la casa de Guadalajara en Madrid de la Plaza de Santa Ana. Tras la cena de rigor, al día siguiente Cela se puso en marcha acompañado por Viviana Gordon (“Oteliña”), estadounidense de San Louis, Missouri y graduada por la Universidad de Stanford, Palo Alto, California. El viajero le puso el sobrenombre de Oteliña por tener la piel del “mismo lustre que el personaje de Shakespeare” y Carmen y Servando, dos juglares que tocaban la zamfonía y el pandero respectivamente, para que desgranaran versos del Libro del Buen Amor de Juan Ruíz, el Arcipreste de Hita, amenizando el recorrido del viajero.

El primer día el viajero transitó por las principales calles de la ciudad acompañado por una larga comitiva en la que no faltábamos nadie y atendiendo a todo el que se le acercaba pidiéndole autógrafos o dándole conversación. Hubo una recepción en la Diputación, posteriormente una comida y de esa manera quedó inaugurado su regreso a esa tierra sobre la que no se cansaba decir que la gente no iba a conocerla “porque no le daba la gana”. En aquella época yo no hacía mas que intentar promocionar las excelencias de sus paisajes, gentes, lugares y gastronomía hasta que poco a poco me fueron convenciendo que era mejor que no fueran invadidos para que la provincia se mantuviera lo mas poco transitada posible, pero con un turismo cuidado.

Tetas se Viana
Olga o Nuria nos iban trasladando crónicas con las anécdotas del viajero en el programa de la mañana, el informativo del mediodía y la noche. Cada tarde enviábamos una crónica a Cita a las Cinco programa que dirigía Basilio Rogado. El momento mas delicado y que mantuvo en tensión a toda la audiencia, tanto local como nacional fue cuando intentado superar las Tetas de Viana, en Budia, el globo aerostático perdió altura y estuvieron varias horas ilocalizables.

El personaje era dado para facilitar todo tipo de anécdotas o situaciones curiosas, en cualquier caso impensadas. Cubrir sus jornadas fue una experiencia impagable con momentos como el intento de ofrecerle su peso en miel por parte del Alcalde de Peñalver, pero tras apreciar el exceso que podía suponer el resultado se decidió subir a la romana a Oteliña, mucho mas liviana, el resultado fue de poco mas de cinco arrobas, según cuanta el viajero en su libro porque el pesaba diez. 

A partir de aquella ocasión se estableció dicha propuesta como un premio anual para un personaje de relevancia contrastada. Entre los “pesados” desde entonces figuran –entre otros- Nieves Herrero, Antonio Peñalver, Esperanza Aguirre, José Luis Coll, Luis del Olmo, Norma Duval, Jesús García (el abuelo de Majaelrayo, en el que se inspiraron los guiñoles de Canal+ y colaborador de El Larguero), Natalia Figueroa, Antonio Pérez Henares, Manu Leguineche, Agustín Ibarrola, Mario Vargas Llosa, Pedro J. Ramírez y Ágata Ruíz de la Prada, Rosa Díez, José Luis Sampedro, Vicente Del Bosque, Manuel Criado de Val y Alberto Contador.

Uno de los mejores momentos del viaje fue la lección magistral que dio el escritos sobre las diferentes clase de miel que se producen en la Alcarria, a saber: Acacia, Azahar, Brezo, Encina, Espliego, Eucalipto, Romero, Tomillo y Zarzamora

Cuando a primeros de 1986 se publicó el “Nuevo viaje a la Alcarria”, de Camilo José Cela, batió récords de ventas realizándose varias ediciones del libro. Continuando hoy siendo un  libro de referencia sobre viajes como sucedió con el primero.

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El Gran Musical con Carlos Cano

Los programas de la cadena empezaron a llegar a Guadalajara. Primero habían sido intervenciones en programas informativos, al propio lanzamiento de la emisora, ser junto a Radio Albacete las únicas emisoras propias de la Ser en Castilla-La Mancha, las constantes ofertas de temas locales que hacíamos a la central, fue haciendo que nuestra presencia en cadena aumentara, y de ahí mi petición a Rafael Revert que cuando hubiera una fecha disponible en las rutas de buen tiempo de El Gran Musical vinieran a Guadalajara. Rafa me dijo que se haría en Mayo con la actuación de Carlos Cano.

De  nuevo volvía a encontrarme con el “Serrat andaluz” como le había bautizado el propio Revert tras la publicación de El Salustiano. No había vuelto a ver a Carlos desde la noche que compartió lamadrugada con la audiencia de la cadena tras su viaje al Irán de Jomeini. Ahora tenía nuevo disco, Cuaderno de coplas, que estaba siendo un auténtico éxito de ventas con la producción de Gonzalo García Pelayo.

Esa misma primavera el equipo que dirigía Rafa con Pepe Cañaveras, Abellán (el “Baby”), Joaquín Luqui y toda la “troupe” desembarcaron en la Plaza Mayor de Guadalajara. Digo desembarcaron porque desde la noche anterior no cesaba de caer una tromba de agua que hizo que se barajarse la posibilidad de la suspensión, pero por fortuna se detuvo a primera hora de la mañana y se pudo realizar y emitir el programa.

El escenario que nos había montado el ayuntamiento estaba acabado desde el día anterior pero los equipos no se podían montar hasta que no dejara de llover porque, además no teníamos cubierta. Finalmente a partir de las 9 de la mañana se pudo empezar a montar el equipo técnico y comprobación de las líneas microfónicas, una vez que habíamos logrado obtener a través de una empresa de camiones una lona de tamaño suficiente como para cubrir holgadamente el escenario. El trabajo de Pedro Collado, José Luis Espinosa, Francisco José Tomillo, Mariano Revilla y resto de técnicos consiguieron que a las 11 de la mañana todo estuviera listo para empezar la realización de el primer Gran Musical que se emitía desde la Plaza mayor de Guadalajara para toda España con la actuación de Carlos Cano.

Fue una experiencia felizmente agotadora. Después de la comida que ofrecimos a todo el personal, regresé a Madrid con Joaquín Luqui, y al atravesar Alcalá de Henares nos pilló otra fuerte tormenta mientras íbamos hablando sobre mi experiencia guadalajareña, la gestión, el nuevo embarazo de Paloma y, principalmente, la llegada de Polanco a la SER. Estábamos tranquilos y confiados. Hubiera parecido que esas trombas de agua habían limpiado definitivamente al aire, y no solo el atmosférico. Íbamos a empezar a respirar algo nuevo.

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