Nunca... (119) De la crisis a la refundación, la llegada de Polanco

Don Antonio Garrigues y Díaz-Cañabate
La situación financiera de la Ser entre 1983 y 1984 era extremadamente delicada, crítica, casi de quiebra técnica. Hasta entonces la competencia había sido casi inexistente siendo la Cope la única cadena, tras el fichaje en febrero de 1983 de Luis del Olmo quien intentaba competir, pero a raíz de las concesiones de emisoras de FM de 1981, que conllevó la aparición de Antena 3 y Radio 80, provocó que el sector empezara a cambiar de forma radical, pero se mantenían los viejos usos y costumbres en la radio de la familia Garrigues que dirigía Eugenio Fontán. Como ya se ha contado en varias ocasiones, y hay historiadores y estudiosos que lo han tratado, no seré yo quien vaya a enmendar ninguna plana, pero si me gustaría matizar algunos aspectos que viví en primera persona.

Situación casi crítica de la SER

En Diciembre de 1983 fallece Mariano Gómez Mira, al que conocí personalmente cuando firmé el contrato de arrendamiento del local de Ser Guadalajara en la calle Virgen del Amparo con los poderes que me había otorgado la dirección de la Ser, sus herederos deciden no quedarse con el 9% de las acciones de la SER que poseía el administrador de Profisa y se las intentan vender a Fontán, que las rechaza por parecerle muy caras. Es entonces cuando la familia Garrigues, apoyándose en Ramón Varela, se reúnen con Polanco para ofrecerles esa participación debido a que dichas acciones no estaban sindicadas conociendo el interés que el propietario de el Diario El País tiene en el medio radiofónico al haberse quedado en el último reparto de frecuencias con solo una emisora en Madrid. El primer acuerdo se había cerrado en Abril de 1984, pero con los oficios de Gregorio Marañón y Beltrán de Lis, Varela y la familia Garrigues, es en diciembre de ese mismo año cuando Polanco aumenta su participación en un 15% pagando 500 millones de pesetas por el total de las acciones de Juan Gómez Hall, heredero de Gómez Mira, y del Banco Urquijo. La Ser se había salvado de una situación gravísima.

Eugenio Fontán seguía como director general, pero Fernando Onega, director de informativos y Manuel Antonio Rico, director de Hora 25, mostraron su preocupación en el programa nocturno editorializando a favor de Fontán, temiéndose el cese del casi eterno director general de la SER como ya se había intentado en el verano de 1978 y que evitó apoyándose en su hermano Antonio, entonces presidente del Senado.

Jesús Polanco
En la reunión de la Junta del 29 de enero de 1985 se comunicaba oficialmente la ampliación de la representación de Prisa en el capital, dando entrada a Javier Baviano como representante de Polanco en el consejo lo que generó un movimiento del Comité de Empresa de la Ser, encabezado por Juan Carlos Goñi y Oscar García, como máximos representantes del mismo, con el que presentaban una querella contra la compra de acciones de Polanco al Banco Urquijo. Dicha querella se presentó tras una reunión de toda la plantilla de Radio Madrid y miembros de diferentes emisoras, entre los que me encontraba, sin que hubiera un acuerdo definitivo entre el personal. Intervine en contra de la decisión que Juan Carlos Goñi y Oscar García habían propuesto haciendo ver la grave situación de la empresa y el alivio que la entrada de Polanco suponía, pero a los miembros del comité les preocupa mas su situación personal que la de la radio con argumentos como la libertad de expresión y la independencia del periodista, que les importaba menos que su status.

Javier Baviano
El accionariado de la Ser a finales de Enero 1985 quedaba compuesto de la siguiente forma: Estado, 25%; Prisa, 24%; Garrigues, 20% (pignoradas); Fontán, 18% y Varios 13%. Lorenzo Díaz recoge en su libro La radio en España 1923-1997 la intervención final del presidente de la Ser, Antonio Garrigues y Díaz Cañabate al clausurar aquella junta: Frente a un enturbamiento de las aguas que se había producido en torno a la SER en los últimos días en determinados medios, la empresa no modifica su estructura. Se trata de cambios en el accionariado, y esto es normal en cualquier empresa mercantil. Estamos donde estábamos y seguiremos estando. Esto es la SER, ha sido la SER y seguirá siendo la SER. En la SER no se han producido nunca instrumentalizaciones de sus recursos para beneficios de propios intereses, y nunca se producirá, al menos mientras yo sea presidente. Ni siquiera el Estado, accionista mayoritario, ha intentado instrumentalizarla. El accionariado cambia porque cambia la vida”.

Mucho se ha escrito sobre aquél proceso, principalmente desde fuera y con un desconocimiento bastante evidente y desde luego desconociendo la delicadísima situación de la empresa. Realmente si no se hubiera ido a buscar a Polanco para entrar en el accionariado en aquél momento quizás la historia de la SER habría finalizado aquél año. Los Garrigues y Varela supieron ir a negociar con quien finalmente salvaría la empresa y produciría la refundación de la SER como muy bien explicó Lorenzo Díaz en su trabajo ya mencionado sobre la historia de la radio en España.


Dos épocas, dos logos

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Las amenazas

Personalmente aquello tuvo para mi un momento muy grave: Enterado Fontán de quienes habían intervenido, y en qué sentido, en la famosa reunión de personal en el Estudio 1 de Radio Madrid, al día siguiente me llamó el director financiero, José Luis Canga, para que le explicara los motivos de mi presencia en una reunión que solo era de trabajadores. Le hice ver mi postura, que al margen de mi estatus como director de emisora, había que entenderla por la gravísima situación de la empresa. Aunque no la compartía me traslado el enfado de Fontán. Minutos mas tarde el director general me llamó a su despacho. Solo habló él, la situación fue muy tensa y me lanzó duras amenazas entra las que la mas suave era destituirme como director de Guadalajara enviándome de nuevo a programas nocturnos del fin de semana.

Durante varias semanas me llovieron llamadas al conocerse la postura que había tomado, principalmente de apoyo e interesándose por mi estado de ánimo. Una de las mas significativas fue la de Ismael Mascarell, el director de Radio Murcia, Radio Albacete y emisoras de ambas provincias, que siempre estaba al cabo de los rumores y solía tener buenos contactos en todas las emisoras, no en balde llevaba mas de 20 años como director. Me dijo que mas pronto que tarde iban a destituir a Fontán y que el nombre del nuevo director que se estaba barajando era el de un director adjunto de El País de apellido muy raro, me dijo que mirara en la mancheta, y el único que respondía a esas características era un tal A. Delkáder; “¡Ese es!” me gritó… Aún no había llegado ese momento.

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El misterio se desveló a finales de Mayo, pero antes en Guadalajara teníamos un desfile de moda de primavera-verano en el Parque de la Concordia en abril, que no se celebraría por una gran nevada, y se anunciaba para primeros de Junio que Camilo José Cela iba a realizar un “Nuevo viaje a la Alcarria”, esta vez no lo haría caminando como en 1946 si no en un Rolls Royce, con choferesa negra y un par de juglares.A pesar de todo lo mas importante fue el regalo de aquella primavera; Paloma estaba de nuevo embarazada. Entre Enero y Febrero del año siguiente se produciría el parto.

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