Experimentos democráticos


Inauguran piedras, maquetas, aeropuertos sin aviones, van diciendo frases como que el voto es muy importante y que no se hagan experimentos, etc. Por suerte los ciudadanos cada día vamos demostrando que estamos por encima y al margen de esos mensajes de la clase política, porque nos deben considerar elementos de su uso y disfrute para su “popularidad” cuatro años mas.

Y no todos son iguales, al menos al principio, porque entonces ellos mismos se creen su mensaje. Tenemos el ejemplo siempre del recién llegado que cuenta con el apoyo y la confianza de una gran mayoría, por ejemplo Rodríguez Zapatero hace ocho años cuando gano su Congreso y las elecciones, el de Aznar y Montilla y el tripartito en los casos de España, Obama en USA, o ayer con el triunfo de Los Verdes en las elecciones al Parlamento de Baden-Wütenberg. Por eso se trata de “aprovecharnos" de ellos cuando se creen el mensaje y hacer todos los “experimentos” democráticos que nos parezca aunque los “políticos profesionales” crean que es un error.

Angela Merkel pedía hace unos días que no se hicieran "experimentos políticos" en esa región alemana y habrá que recordarle, por si lo ha olvidado, que los ciudadanos no nos equivocamos, no hacemos experimentos, no somos niños que nos dejamos manipular. Hoy estamos mas preparados, tenemos mas herramientas para decidir y no necesitamos quien piense por nosotros y nos diga que si no les votamos nos dedicamos a experimentar.

Necesitamos líderes con principios, capaces, inteligentes, con ideas innovadoras, preparados, que sepan contestar a los mercados, a los banqueros, a las agencias de calificación –por cierto, ¿quién les califica a ellas?-, dar respuestas adecuadas a los ciudadanos y resolver los problemas.

A un gobernante lo primero que se le pide es que vele por la seguridad de los ciudadanos, pero no solo por su seguridad física –que también- si no por la seguridad laboral, del empleo; se le pide que sepa dar la tranquilidad necesaria para llevar a cabo sus iniciativas personales o profesionales en un ambiente adecuado.

Y si el ciudadano decide cambiar su voto olvidándose de los partidos tradicionales, lo que tiene que hacer el político profesional es reconocer que se ha equivocado, darse cuenta de que no está a la altura de lo que se pide de él y marcharse para que otros velen por la seguridad, tranquilidad e iniciativas  del votante porque él no ha sabido hacerlo.

El ciudadano no se equivoca, el político si, y si el primero lo hace siempre puede cambiar su voto y es su responsabilidad, pero el representante elegido es depositario de muchos miles de votos y debe actuar en consecuencia. Cambiar por algo nuevo no es un experimento, se llama ejercicio de la democracia. Parece que en ocasiones se olvida.

Esperemos que la burocracia política tarde mucho tiempo en contaminar a Los Verdes alemanes y aqui  dejo un ejemplo sobre el furor político de las inauguraciones según lo ha tratado el Telediario de Ana Blanco, todo un ejemplo de buen trabajo periodístico.


Comentarios

  1. Acertada reflexión a la quiero añadir: los electores a veces nos arrepentimos de nuestro voto.

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