Martín Ferrand y los funcionarios

Una tarde de enero de 1973 sentados en las escaleras del Instituto de Radio y Televisión en la Dehesa de la Villa, sede entonces provisional de Facultad de Ciencias de la Información, tres amigos hablábamos y debatíamos sobre nuestro programa de referencia, Hora XXV –así es como se publicitaba entonces- y nos comprometimos en ir a conocer personalmente a su creador y fundador Manuel Martín Ferrand y a sus colaboradores; Luis Rodríguez Olivares, Javier Roig, Juana Ginzo y José María García.

No quiero entrar en detalles sobre como se produjo el encuentro y como era el programa en sus inicios porque ya habrá ocasión de hacerlo y comentar los entresijos y el nacimiento de aquél programa. Hago esta referencia para situar mas claramente la admiración y sorpresa que suponía entre los estudiantes de periodismo en los últimos años del franquismo ese tiempo de radio dedicado a “cuestiones actuales" e incluso enlazarlo con mi comentario anterior sobre el mito y los ídolos.

El Manolo Martín Ferrand que conocí era un periodista de 32 años, demócrata, comprometido con la libertad y el europeísmo. Se había hecho un  hueco importante en el mundo de la comunicación y era nuestro referente como estudiantes de periodismo. Con el paso de los años todos evolucionamos, cambiamos, vamos madurando y según lo que vamos viendo tomamos una perspectiva sobre los acontecimientos y formando nuestra propia opinión e ideología.

Conozco su recorrido profesional, los lugares donde ha estado, los medios que ha dirigido y en los que ha colaborado y siempre tendrá mi respeto aunque no comparta sus opiniones. Hasta ahora no tenía una forma de canalizar las mías, pero a raíz de comprometerme con el blog tengo mas tiempo para expresar lo que pienso y esta vez me he sentido sorprendido por mi antiguo maestro, pero de forma muy desagradable.

Hace unos días me pasó una gran amiga la respuesta que circula por la red, y en diversos medios, la respuesta que una funcionaria de la Junta de Andalucía le ha remitido a Manolo Martín Ferrand por un comentario que el periodista publicó en el diario ABC contra los funcionarios el viernes 12 de febrero de este año. En el mencionado artículo titulado “La dictadura del funcionariado” les acusa de, tener “mas derechos que obligaciones”…, “de adueñarse de la propiedad del puesto de trabajo, incluso considerarlo hereditario, y vivir sin la incertidumbre que acompaña al resto de los ciudadanos, que con sus impuestos les retribuyen y mantienen”…, vamos que poco menos son unos irresponsables que viven al margen de la realidad.

Yo no soy, ni he sido funcionario, como todo hijo de vecino, en diferentes ocasiones he tenido que tratar con ellos por diferentes motivos y no puedo no solo no suscribir sus palabras, sino además solidarizarme con ellos porque no se puede hacer una afrenta de ese tipo tan generalizada y tan injusta con un colectivo que intenta hacer lo mejor su trabajo, y por supuesto como en todas las actividades los habrá que escurran el bulto, que no trabajen y que sean incompetentes, como en nuestra profesión, como en el periodismo, como en todas, absolutamente, en todas.

No creo que tengan prebendas especiales, como todos los colectivos y trabajadores los beneficios que obtienen o han conseguido lo han logrado como todos, negociando, ganando y cediendo.

Imagino que es desde el mas puro liberalismo económico causante de la mayoría de nuestros males actuales, atacar a un colectivo que no puede defenderse, y ante el cual cuando el autor del artículo tenga que ir a resolver un tema pedirá que le traten con el mismo esmero y profesionalidad que al resto de los ciudadanos.

No, Manolo, no, maestro, esta vez no solo no estoy de acuerdo sino que estoy con ellos porque son los primeros que sufren la gestión de los diferentes gobiernos que nos vamos dando los españoles legislatura tras legislatura y de eso la culpa la tenemos los ciudadanos, todos.

Nota: Buscando y buscando una imagen que ilustrase el comentario me ha parecido muy adecuada esta viñeta en la que parece que cortando la cabeza de los funcionarios se producirá un efecto cascada que acabará tirando los bolos de la crisis y al final ganaremos todos… ¿a costa de ellos? ¿De verdad?¿ Quien lo cree? Yo no.