Carrusel Deportivo, Garzón y la Ser

Llevo un par de días dándole vueltas a la cabeza a varios temas: hablar sobre la Ser y lo que en mi tiempo como director de comunicación he vivido sobre los ataques recibidos, como dije hace unas semanas; sobre los gravísimos hechos que se están produciendo en la judicatura, en la política, o sobre la reciente decisión adoptada en la Cadena Ser de apartar al director de Carrusel Deportivo de la antena y la prohibición de entrar en las instalaciones de la radio.

Al final me voy a decidir por dar una breve opinión sobre cada uno de los acontecimientos y espero tener tiempo y ganas para ampliar el comentario sobre cada uno de ellos en futuras semanas empezando por el programa decano de la radio en España

Carrusel

Me había hecho el firme propósito de no hablar del caso de Carrusel Deportivo porque en alguna ocasión he escrito que no quiero manchar este blog con algunos nombres, pero si quiero decir que a su director se le fue de las manos el programa y los comentarios hace varios años, que han sido innumerables las quejas y comentarios que se han recibido por la falta de respeto y de educación que a diversas entidades, personas e instituciones se han hecho al amparo y protegidas, cuando no defendidas, por su director.

En la cima de los despropósitos de cómo un programa de radio no se puede convertir en una sobremesa de taberna ha sido los insultos, desmanes y despropósitos que se han hecho hasta con compañeras –aún me duele y escandaliza como trataron en su día a Cristina Lasvignes cuando estaba al frente Hablar por hablar- o con cualquiera que pasara por ahí. Se había llegado a confundir la libertad con el “aquí vale todo, esto es carrusel”; entre el desenfado y el humor, y la ordinariez y la falta de educación, hay algo que se llama inteligencia y ese nunca ha estado muy presente en la dirección del programa.

El detonante ha sido el mundial, pero ya echó su director dos pulsos a la empresa; el primero fue el pasado verano por como gestionó su posible desembarco en la Cope, y en febrero de esta año el productor del programa fue la única víctima del desmadre, que por quinto año consecutivo se produjo en la noche de la Superbowl.

A los defensores de su director les diré que tan justo y honesto es defenderle como decir que desde el pasado miércoles las ondas del deporte se respiran mas limpias, y que ni Vicente Marco, Boby Deglané y Juan de Toro, fundadores de Carrusel Deportivo, hasta Antonio Martín Valbuena, penúltimo director del programa, pasando por Joaquín Durán o el mismo Ramón Gabilondo podrían reconocer en la actualidad el programa que dirigieron cada uno de ellos en algún momento.

¡Ah! y no todo vale para rejuvenecer la audiencia y tener 2 millones de oyentes, porque en la ordinariez y la falta de respeto no está la diversión para una audiencia inteligente.

Garzón

Sobre el caso de Garzón y como ha sido apartado de la Audiencia Nacional por intentar devolver la dignidad a personas vilmente asesinadas en una guerra golpista, y a pesar de que se diga que vivimos en un país garantista, es una vergüenza que esas garantías y las leyes que se aplican permitan ciertos abusos. ¿De verdad que llegó la libertad a las mentes de los administradores de la justicia en nuestro país? Y si hay leyes que permiten actuar de cierta forma ya va siendo hora de que sus señorías diputados y senadores las deroguen, y pongan en manos de los jueces herramientas –es decir leyes- que no insulten a la inteligencia ni a la decencia democrática.

La SER

En el caso de los ataques a la Ser que he vivido en los últimos diez años, al margen de las buenas o malas decisiones tomadas internamente, quiero adelantar, y será muy largo de explicar en otro momento, que desde mi punto de vista todo tiene un origen político que arranca la noche en que Aznar, Ruíz-Gallardón y Arenas mostraron ante la opinión pública que no supieron aceptar la derrota de las elecciones de 1993. Aquel hecho es el origen, de lo que durante esa legislatura y las dos siguientes de Aznar ya como presidente del gobierno, de la campaña de acoso y derribo, primero intentándolo con el Grupo Prisa y posteriormente con cada una de las empresas que lo formaban. Recordemos los casos Sogecable que se convertiría en el caso Liaño tras un daño imposible de evaluar, de los simulcript, los multicript, las concesiones de emisoras y el montaje de una plataforma de televisión.

Pero de eso hablaré en otro momento; simplemente adelanto que lo que yo he visto y he vivido interiormente en la SER bajo la dirección de Jesús Polanco y sus colaboradores –no todos leales- fue algo que ni siquiera se puede imaginar en un guión de cine sobre cómo desde el poder político, en colaboración con algunos jueces, se intenta machacar, acribillar y eliminar a un medio y a un grupo de comunicación, y lo peor con el apoyo de otros medios que no dudaron en ponerse del lado del poder frente a sus compañeros.

En varias ocasiones le pidió Jesús Polanco a Cebrián que escribiera la historia, no ya del grupo, sino de la llegada de El País a la Ser y de la guerra a la que nos obligó el poder a ir en legítima defensa, entre otras para proteger la verdad, la decencia y actuar contra la envidia, además de defender unos cuantos miles de puestos de trabajo. Espero que llegue el momento en que Cebrián se pueda sentar un “rato” y escribir todo lo que pasó. Sería un gran favor para la democracia, para la vergüenza de muchos y para la dignidad de la profesión.