Pepe Domingo Castaño, ese punto fijo de línea temporal

Pues sí Pepe, sí se te acabaron las palabras, y fue como casi adivinaste; de repente. Disfrutaste de lo que la vida te había dado por tu creatividad, esfuerzo y lucha. Y a mí también me has dejado sin qué decir… Tantos momentos compartidos, tantos sueños realizados… Tanto agradecimiento hay en mi que yo sí que no tengo palabras…


Y cuando estaba en ello recordando momentos, buscando palabras y repasando las de nuestra amada Mari Trini, “hay palabras que cubren todo el abecedario, Palabras que aprendemos desde niños, Palabras que separan nuestros mundos, Pero nos quedan algunas palabras Palabras de amor…” Me ha llegado una frase, un pensamiento de un amigo en una conversación con mi hija Elena, y ha hecho que cancelara la búsqueda en mi mente de recuerdos: “Para ti, para tu hermana, tu madre y tu padre, Pepe Domingo es un punto fijo en la linea del tiempo para que tu existencia sea real”. ¡Ostras! Me he dicho. Es verdad. Si no me hubieras  llevado a la radio, no me habría casado ni tenido a mis hijas Celia y Elena.


Pues además de una vida profesional, Pepe, también te debo mi vida personal. Y ya ves, lo que se iba a ser un panegírico, un obituario, se ha convertido en un reconocimiento aún mayor de inmenso agradecimiento. Gracias Pepe por convertirte en uno de mis puntos fijos de línea temporal. Ya ves a pesar de todo aún nos quedan palabras de amor y palabras de honor.


Ya no tiene sentido volver a hablar de la mili, tu recomendación y llamada, los años compartidos en El Gran Musical y Los 40 Principales, tu Neniña de pantalón vaquero y camisa de cuadros, las mañanas con Iñaki, la programación local en Madrid y el salto a Carrusel Deportivo bruscamente e injustamente roto por negligencias directivas e incomprensiones tras 37 años de entrega apasionada a la casa de tus sueños. Pero ese acontecimiento se convirtió en tu punto fijo de linea temporal porque a raíz de ello conociste a la nueva gente de COPE que amaste como siempre hacías con quien se te entregaba.


Eras el último profesional, radiofonista que ponía color a la radio siguiendo el camino de los Deglané, de Toro y Prat (padre). Explico para los actuales seudoperiodistas de una radio gris y sin color: se trata de Boby Deglané, Juan de Toro y Joaquín Prat (padre, insisto). Efectivamente en esa radio actual, gris, triste, de trincheras seudopolíticas que ha abandonado el espectáculo era lógico que se te acabaran las palabras. Ahora disfruta allá arriba. Imagino que habrás entrado en la Gloria, en el Olimpo de los inmortales gritando aquello de “¡Hola hola!”.


Hasta siempre padrino, mi punto fijo de línea temporal, mío y de millones y millones de amigos y oyentes. La radio se ha quedado sin color. 


Aquí te dejo mi última conversación con Pepe Domingo Castaño.  


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