Luis Rodríguez Olivares, la radio informativa

Para comenzar el nuevo año y pasadas las fiestas y celebraciones, recibimos en el Estudio 8 a Luis Rodríguez Olivares, una auténtica leyenda viva de la radio y el periodismo, un radiofonista a fin de cuentas. Se trata de un jienense de Benatae, crecido personal y profesionalmente en Madrid y alteano de corazón y ejercicio.


Ha dejado su huella y sello en la revista Ondas, Hora 25 -cofundador con Martín Ferrand y José Mª García-en Enero de 1972. Próximo a D. Antonio Calderón, creador de la radio informativa y moderna. En la Ser permaneció 20 años donde dirigió Matinal Ser, Hora 14, el extinto Hora 20 y Hora 25. De ahí saltó a Onda Madrid y, posteriormente de la mano de Javier González Ferrari a los informativos del fin de semana de RNE hasta la Guerra de Irak. Sale de la radio pública y escribe con Juana Ginzo -su pareja de toda la vida- "Mis días de radio" (Temas de hoy, 2004). Regresa a RNE de la mano de Pedro Piqueras, y finalmente se retira definitivamente. Pero le quedaba algo pendiente que le rondaba en la cabeza; un guión legendario del que todo el mundo hablaba pero que nadie había conocido y solo los que lo habían grabado o escuchado, recordaban. Se trataba de Pasos, un trabajo de Antonio Calderón. El tiempo y la casualidad hizo que cayera en sus manos y finalmente ese guión, su trascendencia y significado veían la luz el pasado año bajo el título "Pasos, 1946" (Exlibric-2022). 

Con Rodríguez Olivares hablamos de su trayectoria, de ese tiempo, de Juana Ginzo, de Antonio Calderón y de Robert Stieve Steiner, otro histórico y legendario de la radio americana y española, en este podcast...



Manolo Martín Ferrand (segundo por la derecha) en Hora 25
 con Luis R. Olivares en el centro de la imagen


Desde el mirador de Altea al que me referí al cerrar Testigo de radio (Exlibric-2021) y paseando por las calles de la localidad alicantina me despido de Luis R. Olivares reviviendo la radio y sus avatares con momentos extraordinarios, duros, agrestes, intrincados, blancos, limpios, formidables, como las vistas desde ese mirador que nos une a Luis y a mí. 


Con Luis R. Olivares en Altea




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