A Pepe Domingo le quedan muchas palabras

Pepe Domingo Castaño forma parte de los pilares del medio más apasionante y fiable. Y como todo sueño que se persigue cuesta sacrificios, dolor, desengaños y lucha porque el camino hasta “cazar” ese sueño tiene que haber constancia, perseverancia y confianza en uno mismo y en su objetivo. De eso trata “Hasta que se me acaben las palabras”, el libro del gallego de Lestrove -Padrón- pueblo cantado por Rosalía de Castro, porque hasta casi la mitad de las 565 páginas va narrando ese duro camino que le llevará a cumplir su sueño. Esas páginas son prologadas por Julio Iglesias, quien muestra su testimonio de amistad y complicidad con el autor.

Pepe Domingo con el autor del blog

Pepe no se deja nada en el camino de sus memorias, los tiempos duros y sacrificados de su padre, la comprensión callada de su madre, el colegio, los profesores, la mezcla entre necesidad del aprendizaje y las dudas religiosas que le llevarán a los dominicos. Precisamente es en la Orden fundada por Diego de Guzmán cuando de la mano del padre Iparraguirre interviene en montaje de su primera emisora Radio Cauriense de Corias. Los cinco años pasados dentro del convento le marcan de forma definitiva y, como me decía el mismo recientemente cuando comentamos aspectos del libro me confirmara que esos años le sirvieron para formarse como persona, ser humano, resaltando valores como la educación, el respeto y la urbanidad. 


Pepe no se deja casi nada en el tintero; su primera prueba en Radio Galicia de Santiago, la complicidad de María Teresa Navaza, su  primer viaje a Madrid para entrar en Los 40 Principales que le costará un serio disgusto con el director de la emisora compostelana a pesar de la comprensión de Ramón Varela, director general de la Ser, sus meses de hambre y frio en la capital acompañado por sus amigos Sixto y Javier en una pensión que apenas pueden pagar, hasta la oportunidad de la televisión. Y a partir de ahí el lento pero firme camino a la cima; de nuevo la Ser, el programa diario de “Cita a las tres con tres” en Radio Madrid con Jesús Alarcos y Arturo Rodríguez, donde empezó a aportar una de sus novedades radiofónicas mas personales, cantar la publicidad, y El Gran Musical en directo desde la discoteca casete de la calle Hilarión Eslava en el madrileño barrio de Argüelles. Su forma de hacer radio, la pasión por la música y la publicidad “cantándolo todo” cuenta como le llega la oportunidad de grabar y surge la “Neniña” que le llevaría a encabezar Los 40 y las listas de ventas, el club de fans y el éxito en Hispanoamérica, principalmente México. 


Cuenta la petición de Tomás Martín Blanco para formar parte del equipo que iba a refundar las mañanas de la Ser con Joaquín Prat e Iñaki Gabilondo en “Onda Media, Aquí la Ser”, un programa necesario para competir con las nuevas cadenas de FM y el poderío de Luis del Olmo, pero Pepe no se encuentra cómodo y surge la oportunidad de entrar a formar parte del equipo de Carrusel Deportivo. Y ahí su vida profesional dio un nuevo giro. Toda la fuerza publicitaria que llevaba dentro creció de tal manera que pasó a formar parte de las señas de identidad de una nueva forma de hacer radio involucrando deporte, publicidad y música (“¡Pepe, un purito!” o Talonario Bancotel, son un ejemplo). Y ya todo cambió. Pasó a integrarse en la formación de El larguero con de la Morena hasta que el hilo de complicidad se rompió -o lo rompieron- y a Pepe no le duelen prendas y lo cuenta sin dejar nada. Esa es una de las riquezas de “Hasta que se me acaben las palabras”; Pepe cuenta lo que siente, lo que ve, como le afecta y lo que le lleva a tomar las decisiones profesionales, pero siempre bajo el eje de lo personal. Tiene que estar a gusto y ser cómplice de lo que hace con quien lo hace hasta entregarse en cuerpo y alma de ahí que…


Cuando llega la ruptura con la Ser sufre, y sufre de tal manera que además de su análisis les pide a Paco González y Manolo Lama que sean ellos quienes narren lo acontecido. Quedan señalados Daniel Anido, Raúl Rodríguez y Augusto Delkáder. El primero acabará pocos meses después en un destierro dorado en Florida durante diez años y el segundo no termina ese año en la Ser. Delkáder se mostró inflexible ante las peticiones y gestiones de Lama y finalmente la tragedia para la SER se consumó. 


Hoy Paco, Pepe y Manolo siguen haciendo lo que más les gusta, pero en la COPE. Los datos de audiencia, que en la radio son lentos les ha ido aupando hasta liderar el fin de semana del deporte y algunos de los miembros del equipo que se marchó con ellos como Joseba Larrañaga y Juanma Castaño se han hecho con el dominio del deporte en Movistar+. Con todo se nota el dolor y la amargura de la incomprensión que palpita en las “palabras” de Pepe porque, y estoy de acuerdo con él, una relación de amor y pasión tan intensos de 37 años no puede romperse como se rompió. Y es mayor la responsabilidad de quién más poder tiene en una ruptura tan dura. 


A pesar de todo Pepe confiesa que ha encontrado en su nueva etapa el calor y cariño necesario para seguir adelante. Siempre con su eterno amor a Tere, su compañera y novia eterna. A ella le dedica el libro, pero también a todos los que le han ayudado a buscar la felicidad, que consiste, según el autor, en tener “buena salud y mala memoria”. 


El camino de Pepe Domingo de Padrón a la música, la publicidad y al deporte se ha realizado por el camino de la palabra a través de las ondas de la radio, el medio que más llega al alma con pasión y emoción, de ahí la credibilidad y confianza. Su fuerza y pasión por la radio le hicieron regatear a un infarto. Por eso creo -estoy convencido- que a Pepe Domingo Castaño Solar aún le quedan muchas, muchas palabras.  



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