Nunca... (159) 3 días de Abril
A
lo largo de Marzo, Fernando Valles y Alejandro Tejerina fueron preparando los
importes del rappel que correspondían a cada agencia de publicidad local por
sus campañas del año anterior. A continuación establecíamos el calendario de
citas con el responsable de cada una de ellas para entregarles el cheque
correspondiente en una comida en la que además de repasar el ejercicio anterior
analizábamos las expectativas del nuevo año y comentábamos las nuevas
operaciones de la radio. Las
conversaciones con Germán Iglesias (GIS Publicidad), Antonio Sanz (SM2), y el resto de responsables de Safe,
KBK, Radio Press y en general con todas y cada una, fueron plenamente
fructíferas. Se abría ante nosotros un año que se presentaba con resultados
espectaculares como ya íbamos comprobando en los primeros meses. La reunión mas
conflictiva y enigmática se produjo con Javier Rojo (JRR Publicidad). Su
agencia se encargaba de hacernos llegar a diario o semanalmente, según la
campaña, las cuñas de El Corte Inglés, en otras ocasiones ese material nos
llegaba a través de la central de compras con la que trabajaba la cadena.
Durante la comida había insistido en una petición recurrente durante el último
año; nos pedía parte del porcentaje de las campañas de los grandes almacenes.
Constantemente le hicimos ver que no le correspondía tal comisión y menos
aplicar a sus ventas de otros clientes la facturación correspondiente de El
Corte Inglés para su escala de rappel. Respaldado en nuestra postura por la
Cadena volvimos a insistir en nuestra posición.
El agente que sabía “algo”
Al salir de la reunión, molesto por no obtener lo que solicitaba me soltó una frase enigmática que resultaría profética: “Todo cambiará aunque no serás tu quien lo lleve a cabo”, a lo que le respondí que eso solo lo sabe y decide el director general de la SER... Me respondió un lacónico “ya veremos… ¡Tu crees?”.
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Fiesta de Castilla y León en la campa de Villalar |
3 días
El 25 de abril de 1990 a las 11 de la mañana entré en el despacho de Silvio. Tras los comentarios de rigor no se anduvo con rodeos –no le gustaba- y me soltó la bomba: “Creemos que tu estancia en Valladolid ha terminado y ha llegado el momento de dar otro paso en tu carrera. Tenemos una situación muy complicada en Albacete y necesitamos que vayas allí”. Enmudecí.
A
mediados de la década de los 80 la Ser consiguió una concesión en Elche, lo cual
creaba una situación delicada con el asociado local Juan Garrigós. Tras una
serie de conversaciones y propuestas se llegó a un acuerdo de gestión de modo que la nueva emisora, Ser Elche
pasaba a ser gestionada por Garrigós. El hombre destinado en principio a dirigirla, Pedro Sánchez era nombrado
responsable de Radio Albacete, pero se negó en redondo. Silvio
se había trabajado un auténtico puzzle. A Manuel Herrera, director de Radio
Albacete y Ser Daimiel, le acababan de nombrar director de Ser Toledo y del circuito regional de Ser
Castilla-La Mancha. llevaba nueve meses de director de Albacete en
carretera a bordo de su Honda Civic blanco primero y, después del Prelude rojo,
recorriendo la región cerrando acuerdos con los directores de Ser Ciudad Real,
montando la emisora de Toledo de reciente creación y dirigiendo Radio Albacete;
una auténtica locura, mientras se intentaba convencer a Pedro Sánchez. De esa forma la gestión de Silvio quedaba en entredicho.
me pedía que fuera a Albacete
como “su apaga-fuegos”, papel que ya había desempeñado en Móstoles y Valladolid, y con la segunda me regalaba los oídos diciendo la gran
gestión realizada en Castilla y León, pero que sentadas las bases era el
momento del gran crecimiento de la emisora. No le servía –o era un ejemplo de
lo que me quería trasladar- que la emisora vallisoletana con un presupuesto de
beneficios en 1989 de 12 millones de pesetas hubiera generado mas de 17 y que
hubiéramos superado ampliamente los ingresos sobre el ejercicio anterior y sobre el
presupuesto estableciendo un récord histórico. Una vez despejado el campo y hecho el tránsito por el desierto
llegaba el momento de empezar a recoger la simiente y, utilizando el símil biblico de Yahvé con Moisés -todo muy opusiano- me dijo que ya no vería la tierra prometida. Lo
haría otro, Adolfo Arjona procedente de Málaga, que duraría menos de un año al
frente.
Al
margen de los datos profesionales a mi favor –reconocidos publica y
notoriamente-, durante esos tres días de Abril de 1990, en reuniones con el
propio Silvio, con el director general Eugenio Galdón y hasta con el propio
Delkáder que se unió a alguna de ellas, hablé incluso de los problemas
personales que el traslado iban a suponer. Mi hija Elena necesitaba desde su nacimiento un seguimiento y control médico continuo y entre Madrid y Valladolid lo habíamos conseguido. Las respuestas de Silvio siempre fueron en el mismo tono de
indiferencia, pero nunca llegaron al menosprecio que mostraría meses
después. Después de tres días de
propuestas y contrapropuestas, el viernes 27 de abril por la tarde en el
despacho de Silvio, con Galdón, Javier Agustí y Juan Casal, director
financiero, y Augusto Delkáder, que no entendía la decisión,
se comprometió a bajar conmigo a la capital manchega el día que fuera a tomar
posesión en un gesto de apoyo y solidaridad, ofreciéndose a ayudarme en todo lo
que pudiera necesitar.
Cuando Tomás Martín Blanco se enteró de la noticia por Mari Carmen Losada me llamó para saber cómo me encontraba. Tras “nombrarle” Adjunto al Director General le habilitaron despachito aprovechando una parte de la sala de espera de dirección general al frente del departamento de comunicación. Se sorprendió porque él tampoco entendía nada. Me preguntó por Paloma y la decisión que íbamos a tomar, pero le dije que seguíamos en estado de shock. Nos dimos cuenta que no importaba que hicieras bien o mal tu trabajo… Poco tiempo después se desharían de él. Galdón y Silvio empezaban a pensar que la Ser era su cortijo y su trampolín dentro del Grupo, pronto se darían cuenta de la realidad.
Antes
de regresar a Valladolid quedé a comer con Jorge Planas para escuchar sus
consejos. El me confesó los planes de futuro que tenía previsto para mi si él
hubiera seguido en la Ser y pasaban por el regreso al área de las cadenas musicales,
pero pensar en ello era frustrante. Quedó en hablar con Silvio –su íntimo
amigo- para averiguar los motivos de mi traslado y decirme algo. Finalmente
tampoco él supo explicarme algo convincente mas allá del lío que su sucesor había
generado en Elche.
Tardaría
mas de un año para conocer, y entender el trasfondo de la decisión, no de
nombrar un director en Albacete, sino la de salir yo de Valladolid. En varias
ocasiones le pregunté a Silvio: ¿Qué había sido lo primero que se planteó, mi
salida de Valladolid, el nombramiento como director de Albacete o el de mi
sucesor?. Nunca lo dejó claro, era una pregunta que le molestaba profundamente. La cuestión no era ir a Albacete,
si no la ausencia de la verdad, la sinceridad y la falta de
confianza demostrada.
Fue
un aviso al resto de directores: ya no importaba la calidad de la gestión, se
abría un manto oscurantista en el que se desconocía lo que importaba, no solo
en las emisoras. Muy pronto lo iba a experimentar en sus huesos el propio José
Ramón de la Morena. Estaba
claro que “el agente”, que resultó ser íntimo de la familia Aznar, sabía mucho
más, demasiado.
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