Carta a Carles Francino
Querido Carles:
Permíteme que utilice el blog para enviarte un beso, como a ti te gusta y un fuerte abrazo de oso solidario de compañero y amigo. Hoy has traspasado el umbral de las ondas para entrar en los corazones de una audiencia que ha sentido como propio tu dolor en esos 47 días tremendamente jodidos. No me puedo ni imaginar lo que habéis pasado tu, Gema, tus hijos y resto de familia.
Tus palabras de hoy al inicio de La Ventana han sido tan sinceras, duras y emocionantes que nos han hecho vibrar a la audiencia por su honestidad, incluso con las expresiones mas quevedianas con tus exabruptos tan naturales que incluso si no los hubieras utilizado hubieran tenido menos trascendencia, porque en ocasiones hay que soltar un coño, una hostia y un joder que para eso forman parte de nuestro rico lenguaje. Incluso con la confianza que se produce entre el transmisor y el receptor en la radio actual, sin tus exclamaciones no habría sonado igual tu reflexión.
Pero volviendo al momento que has compartido tu corazón con nosotros, me has recordado otro momento duro, y a la misma hora del día cuando Gemma Nierga no pudo hablar tras el asesinato de Ernest Lluch. Recuerdo una noche muy lejana, cuando realizaba el programa nocturno De la noche a la mañana que visualicé en cada punto del micro a miles de oyentes y enmudecí, pero una fuerza interna me impulsó a seguir. Entiendo que esa fuerza te ha llenado para compartir con la audiencia los momentos tan duros que has debido sufrir, pero esa audiencia te quiere tanto, te siente tan cerca, que te han acompañado con su energía, oraciones de los creyentes, e infinitos deseos de recuperación que te han traído de nuevo a nuestra presencia en las ondas.
No puedo, seguro que no podemos imaginar lo que has pasado, lo que has sufrido. Creo que únicamente los que han pasado por tu trance pueden saberlo, imaginarlo. Por eso entiendo además tu grito ante tanta estupidez callejera, política y mediática ante los efectos de la pandemia. Estoy contigo cuando clamas al cielo ante los gritos de disfrute en la calle mientras los sanitarios, a los que no hace mucho tiempo aplaudíamos se indignan ante tanta inconsciente algarabía.
Carles, a partir de hoy empieza para ti “tu nueva normalidad”. Bienvenido a nuestros corazones en los que hoy has entrado mas fuerte que nunca, hemos cerrado la puerta y tirado la llave. Ya nunca podrás salir de ellos.
Sabes cuanto se te quiere y te despido como a ti te gusta:
Un beso muy grande, guapo, y abrazo de oso
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