Rosalía, Joaquín Luqui y yo
El lanzamiento del nuevo disco de Rosalía me ha traído a la memoria las grandes campañas de marketing y promoción de hace tanto tiempo. Realmente desde mi retiro musical lo veo todo con diferente perspectiva pero, la producción y el trabajo realizado, tanto musicalmente como las colaboraciones, me han resultado familiares en el fondo y la forma. Por supuesto que actualmente hay muchos mas medios y complejos que aquellos años escondidos en el recuerdo, pero han surgido ante el actual despliegue.
No se trata aquí de hacer un estudio ni análisis crítico de la obra del artista precisamente por mi alejamiento de la industria, pero tengo que reconocer que el despliegue realizado no solo no desmerece la obra, creo realmente que esta es muy superior incluso a la campaña realizada por tierra, mar y aire como se suele decir.
Recordando al eterno Joaquín Luqui imaginaba como habría sido nuestra relación con ella, las conversaciones con la artista, y las nuestras en privado sentado en su mesa a la espera de realizar nuestros respectivos espacios. El se centraría en Berghain o en La Perla, quizás en Reliquia, o principalmente en Dios es un Stalker. Yo me encargaría ese primer día en recorrer cada uno de los temas de Lux debido a mi cometido en el programa. Y cuando llegara el día de la entrevista tendríamos mas de una hora para que ella misma lo analizara en profundidad, que así era como me gustaba tratar la obra concepto del músico.
Pero aquello ya pasó. Realmente ha sido una casualidad que tras la proyección mundial del lanzamiento de la semana pasada y todo lo dicho y escrito en prensa, radio, televisión y redes sociales, ayer por la tarde decidí entregarme a fondo a recorrer Lux y debo decir que quise escucharlo tranquilamente tema a tema, canción a canción y por orden de edición como ella pedía y entiendo porque de esa manera cobra mas sentido su obra. Reconozco que mas allá de sorprenderme y emocionarme en algunos momentos la obra me ha seducido hasta sentirme embriagado por su colorido, producción y mensaje global.
Seguí con interés su participación en La Revuelta y me agradó su naturalidad, algo que se nota en momentos en los que el artista no tiene que vender su trabajo sino cuando le surgen las expresiones cotidianas. No se trata aquí de hacer tampoco una crítica del programa de David Broncano, pero debo reconocer que el presentador y director del programa estuvo a una gran altura sabiendo adaptarse en cada momento a la invitada.
Iba a terminar este comentario refiriéndome a las diferentes opiniones o críticas publicadas, pero como decía al principio, desde mi atalaya de la distancia solo quiero disfrutar de las obras de los artistas que me sorprenden y emocionan e imaginar como habrían sido las conversaciones con mi inmortal hermano sobre esta obra maestra de una chavala catalana de 33 años que con cuatro obras es tan grande que el mundo la aplaude y admira. Y desde Lux yo también.

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