Un día de primavera en El Retiro
Desde hace unos años cuando llega el verano me planteo comentar los instantes brillantes de cada día. Esos momentos que produce la alegría del sol, la luz, el calor, el alivio de ropa, el baile de la hojas de los álamos, plátanos, acacias o frutales que rodean la plaza de mi pueblo. Hay que vivir, disfrutar de cada uno de ellos y compartirlo con amigos y enemigos porque ya sabes mi máxima “Si compartes tu felicidad los amigos se alegran y los enemigos, sufren”.
Ahora llegan esos días que te regala la naturaleza; luz radiante, cielo azul irreproducible, ni una sola nube, temperatura perfecta, no suena ningún motor que rompa la armonía. Solo se escuchan los sonidos de las conversaciones de los viandantes, de los vecinos con los niños jugando en la plaza o en los parques o los pájaros de mi rincón. Esos instantes hay que saber disfrutarlos y sentirlos.
Cualquiera de esos días es bueno para ir por la mañana, a las 11 ó 12 del mediodía al Parque del Retiro, subirte a una barca y surcar las aguas del estanque, amarrar unos instantes bajo un sauce o dejar la barca detenida en medio del estanque para que el liviano vaivén de las ondas que producen otras embarcaciones te mezan suavemente mientras recostado dejas sentir el abrazo de los rayos de sol.
Una hora después hay que ir a uno de los quioscos de refrescos para tomar una jarra de cerveza y seguir respirando y disfrutando de cada segundo de esos instantes que deja la naturaleza en ese rincón privilegiado de Madrid mientras te adentras en el mundo de la lectura viviendo historias perdidas, imposibles, reales o ficticias, tragedias, momentos de amor, meditar con ensayos o viajar en el túnel del tiempo hasta otras épocas y ser testigo de la historia de acontecimientos que marcaron nuestro presente.
Y ahora es un buen momento con motivo de la Feria del Libro y a tí amigo lector que en las próximas semanas vas a venir a Madrid por cualquier motivo te recomiendo que dejes unas horas libres para este placer de los sentidos.
Acabo de terminar de leer la biografía de Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba –el Gran Duque-, de Manuel Fernández Álvarez, y todavía me sigo preguntando cómo es posible que en los colegios e institutos de este país se haya hurtado, sino olvidado, la posibilidad de conocer la historia de nuestro país. Al margen de intereses políticos, de nacionalidades o nacionalismos, lo que somos hoy ha surgido de acontecimientos del pasado, no ha surgido de la nada. La actual unión de los pueblos ibéricos que conocemos como España no es solo la historia de cada una de sus comunidades aisladas, también lo es del conjunto y, por cierto una de las mas damnificadas y víctimas de nuestra historia siempre ha sido Castilla (*).
Dejo esta frase y reflexión ahí para invitar y provocar, en quienes lean estas líneas, el interés para que se adentren un poco mas allá de los límites de su País, Comunidad, Nacionalidad o Nación y levantando lo vista mire y analice con mas libertad y detenimiento lo que somos, de dónde venimos y adónde vamos.
Sin dejar el Parque del Retiro y la Feria del libro es un buen momento para acercarse a la historia y a sus investigadores y no dejes pasar la ocasión para aprender mas del recientemente fallecido Manuel Fernández Álvarez o del ya legendario Gregorio Marañón para que conozcas mejor ese pasado, pero ten cuidado porque hay mucho “llenador de páginas”, que no escritores, y menos historiadores, que disfrazándose de tales con intereses muy oscuros –o realmente claros-, manipulan, tergiversan o cambian los acontecimientos desde su interpretación interesada.
(*) Me refiero a la Castilla que comprendía las actuales Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura.
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